La comunidad Suruí, que cuenta con alrededor de 1.300 miembros, tuvo contacto con otras civilizaciones por primera vez en 1968. En la última década, y con ayuda de defensores ambientales, ha llevado adelante una elaborada campaña para probarle al mundo que están ayudando a preservar su territorio de 248.000 hectáreas de bosques.
Hace cuatro años establecieron el Proyecto de Carbono del Bosque Suruí, orientado a vender créditos de carbono bajo el llamado mecanismo REDD+ (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de Bosques, por su sigla en inglés).
A fines de 2008, su derecho a negociar créditos de carbono en el mercado global fue reconocido legalmente, y esta semana (9 de abril) el proyecto fue certificado formalmente bajo el Estándar Voluntario de Carbono (VCS, en inglés) y el Estándar de Clima, Comunidad y Biodiversidad (CCB).
“El VCS garantiza que los grupos indígenas sigan una estricta metodología para evaluar la reducción de emisiones”, dijo a SciDev.Net Mariano Cenamo, subsecretario ejecutivo del Instituto para la Conservación y el Desarrollo Sostenible del Amazonas (IDESAM), la organización no gubernamental (ONG) que ayudó a los suruí a diseñar el proyecto.
Agregó que la certificación CCB asegurará que el proyecto se lleve a cabo de una forma que minimice el cambio climático, apoye el desarrollo sostenible y conserve la biodiversidad.
Según Cenamo, el proyecto podría generar hasta US$ 61 millones para la comunidad en los próximos 25 años.
“Ya estamos negociando con algunos inversionistas”, dijo, agregando que los fondos que se reúnan podrían emplearse para impulsar actividades económicamente sostenibles, tales como el turismo.
Forest Trends, una ONG ambiental que presentó a los suruí el concepto de créditos de carbono, dijo esta semana que documentos del Proyecto Carbono validados por el VCS revelan que las acciones de los suruí ya han evitado la emisión de más de 200.000 toneladas de dióxido de carbono desde la Amazonía.
Observadores señalan que el éxito del proyecto ha sido visto con entusiasmo por otras comunidades indígenas en Brasil.
“Todos los documentos del proceso están disponibles para cualquier interesado en el tema y pueden ayudar a otros grupos indígenas a explorar estrategias similares”, dijo Cenamo a SciDev.Net.
“El gobierno brasileño [también] puede aprender lecciones de este proyecto cuando diseñe políticas para el sector [forestal]”.
Marcos Amend, director ejecutivo de Conservation Strategy Fund Brasil, uno de los socios del proyecto, dijo: “Este es un proyecto muy interesante, pues está encabezado por indígenas y es parte de un plan a 50 años bien organizado y estructurado para el manejo del territorio indígena”.
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Luisa Massarani
SciDev.Net