El juego de intereses económicos marcan la expectativa entre la vida y la barbarie. Seguir dentro del senil juego capitalista, nos asegura la destrucción del planeta. Ya no hay originalidad en el planteo de negocios por parte de la dictadura del capital: las mismas recetas leoninas en cualquier parte del globo terrestre.
Cláusulas secretas, Chevron y tribunales «imparciales»
En el dossier publicado por los ambientalistas europeos en marzo del 2014, bajo el título de «Fracking: un pozo sin fondo«, advierten sobre un acuerdo entre EEUU y la EU, en la utilización de extracción del gas esquisto bajo el método de fractura hidráulica de gran volumen (fracking).
El mencionado informe, hace varias denuncias. En principio, sostiene que «las conversaciones, entre la UE y EEUU, amenazan con mermar o erosionar salvaguardias acordadas democráticamente y establecidas para proteger el medio ambiente y las personas en beneficio de las ganancias de las grandes empresas«.
A continuación, denuncian enfáticamente que «las negociaciones favorecerán muy probablemente la protección de las inversiones corporativas por encima de la protección de la ciudadanía y el ambiente, y permitirán que las compañías exijan una indemnización cuando las decisiones de un Gobierno afecten a sus ganancias».
El tratado entre la UE y EEUU, llamado La Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP en inglés) abarca un gran abanico de temas y sectores, entre los cuales se tratan sobre la seguridad alimentaria, los productos transgénicos, los productos químicos tóxicos, los combustibles altamente contaminantes y la protección de datos.
Visto estos puntos nodulares, los Argentinos podemos acercarnos a dilucidar el acuerdo firmado «con cláusula secreta», por parte del Gobierno de Cristina de Kirchner con Chevron, sobre el negocio de «Vaca Muerta».
«El acuerdo de la TTIP amenaza con otorgar más derechos a las empresas, a través de una cláusula que contempla la denominada ‘solución de controversias entre inversores y Estados’ (ISDS en inglés; también conocida en español como ‘solución de diferencias entre inversores y Estados’). En caso de que se incorpore en el acuerdo, permitirá a las corporaciones reclamar una indemnización por daños y perjuicios ante tribunales que funcionan a puerta cerrada o ‘paneles arbitrales’ si consideran que sus ganancias se han visto negativamente afectadas por cualquier cambio en las normas o políticas de un país. Esto representa una amenaza para las leyes acordadas de forma democrática y concebidas para proteger a las comunidades y el ambiente».
¿No te suenan parecido estas cláusulas, a aquellas, sobre los controvertidos bonos «defoulteados» Argentinos reclamados por los «fondos Buitres» y dirimido el pleito bajo un tribunal extra-nacional?
A continuación, el mismo informe vuelve a alertar sobre el tratamiento:
«Las compañías que denuncien que sus inversiones – incluidas las expectativas de beneficios futuros– se han visto afectadas debido a un cambio de las políticas del Gobierno tendrían derecho a reclamar una indemnización a través de tribunales internacionales privados. Cualquier compañía estadounidense (o con una filial en los EE.UU.) que invierta en Europa podría recurrir a estos importantes derechos reservados a los inversores para exigir que se las compense por futuras prohibiciones del fracking u otro tipo de normas en torno a esta práctica. Estos tribunales no forman parte del sistema judicial convencional, sino que se establecen de forma específica para dirimir casos de inversión. Los árbitros suelen mostrar una marcada preferencia por los inversores y carecen de conocimientos especializados sobre nuestro clima o el fracking. Las empresas ya están usando acuerdos de inversión existentes para reclamar daños y perjuicios a los Gobiernos, y al final son los contribuyentes los que acaban pagando la factura».
Los medios de comunicación europeos y de otros continentes contra las manifestaciones de los opositores al «Fracking», dan muestra irrefutable de su parcialidad en suministrar información objetiva.
Es cierto que Europa ha dependido en gran medida del suministro de gas por parte de Rusia durante años. La situación de la provisión de gas en Ucrania, por ejemplo, se ha visto agravado en los años 2006 y 2009. En la actualidad, la crisis Ucraniana y su actual estado de crisis separatista hacia la Federación Rusa, se ha complicado aun más.
Rusia con su principal empresa de gas, Gazprom, también ha establecido un fuerte grupo de presión para proteger sus intereses en Europa, incluyendo el empleo de ex canciller alemán Gerhard Schroeder. Rusia ha impulsado importantes proyectos para expandir la entrega de gas natural a Europa, incluyendo Nord Stream y gasoductos South Stream. La construcción de este último fue archivado recientemente en Bulgaria después de la presión de la UE.
Según Krassen Stanchev, economista búlgaro y director del Instituto de Economía de Mercado, la influencia de Rusia y Gazprom en Bulgaria surgió durante los debates parlamentarios sobre un proyecto de ley para prohibir la exploración de gas de esquisto, que fue aprobada en 2012.
Claudia Kemfert, del Instituto Alemán de Investigación Económica en Berlín, sostiene que los intereses geopolíticos de Estados Unidos se centran sobre la reducción de la dependencia de Europa respecto a Rusia. A propósito de ello, agregó que «las compañías de energía de Estados Unidos tienen la intención de competir en el mercado europeo para convertirse en actores dominantes; sobre todo, en competencia con las empresas rusas».
Según Kemfer, antes de la crisis en Ucrania, la exploración de gas de esquisto estuvo en la agenda de funcionarios estadounidenses, motivo por el cual visitaron Bucarest, Varsovia y Sofía.
«Hablamos de gas de esquisto con el vicepresidente de EE.UU, Joe Biden. Está bastante claro que los EE.UU está alentando tales explotación «, comentó el rumano PM Victor Ponta, después de la visita de Biden a Bucarest en mayo. También estudiaron la independencia energética y el gas de esquisto durante dos visitas del presidente de EE.UU, Barack Obama, a Polonia en 2011 y 2014, y de Hilary Clinton, en su viaje a Bulgaria en 2012, afirmó.
Bulgaria, Rumania y Polonia: La lucha desigual contra los medios masivo de difusión, Chevron y los funcionarios de gobierno
Rumania, Polonia y Bulgaria son los principales países en donde el debate se hace más intenso sobre la fractura hidráulica. Los activistas, ven un peligro real; llevando sus manifestaciones en forma visible y produciendo enfrentamientos y denuncias contra los grupos económicos interesados en la actividad y sus funcionarios de gobierno afines a estos capitales.
El 13 de Octubre del 2013, los habitantes de la localidad de rumana de Pungesti, salieron masivamente a parar los camiones y a los operarios de la firma Chevron, ni bien los vieron llegar al lugar. Al día siguiente, los mismos pobladores se acercaron al yacimiento en donde tenían programado el comienzo de las obras de perforación, y con férrea decisión lograron paralizar la actividad.
Desde entonces, el pueblo entero se ha movilizado para protestar resistiendo a Chevron y sus actividades (fracking), por tal motivo, la empresa a decidido iniciar una demanda legal.
Los activistas de Rumania, se hacen presente en la localidad conformando un campamento de «vigilia» permanente con visibles muestras de su disconformidad hacia la fractura hidráulica en la zona.
La residente de Pungesti, Ana María Munteanu, madre de tres hijos y 34 años de edad expresó: «No tenemos nada personal en contra de Chevron, simplemente no queremos fracking». Tanto ella como su marido están actualmente desempleados. «Estamos en contra de la fractura hidráulica, ya que envenena nuestra tierra. Nosotros no tenemos nada, no hay puestos de trabajo. Nosotros mismos nos alimentamos de la cría de ganado y trabajamos nuestra tierra«. Ana Maria, dice que han sido acusados, ella y su marido, de haber recibido sobornos por parte de las compañías rusas para participar en las manifestaciones. Ella sostiene que la falsa acusación ha partido desde las autoridades locales, por estar interesados en las regalías de la perforación del gas de esquisto.
Uno de los activista de Pungesti, Constantin Paslaru, en declaraciones a la agencia Al Jazeera afirmó :»En lo que se refiere al movimiento de protesta Pungesti, que presido, puedo asegurar que no hemos recibido financiación cuestionable ni ilegal, y nunca hemos sido contactados por ningún representante de ninguna empresa o grupo de intereses activos Rusos en Rumania». Acusó, sin dar nombres, a personas que representan instituciones mundiales y europeas interesadas en desprestigiar el movimiento bajo acusaciones «infundas e irresponsables«.
Recientemente, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, denunció a Rusia de estimular a las organizaciones ambientales a manifestarse contra la extracción de gas de esquisto, en el afán de que Europa siga dependiendo de sus exportaciones gasíferas.
Bulgaria no ha permitido ninguna exploración para determinar las reservas reales de gas de esquisto. Borislav Sandov, dirigente búlgaro del partido Zelenite (partido verde) e impulsor de la campaña anti-fracking, expresó en conferencia de prensa que «siempre estábamos buscando un debate abierto, que es lo que se debe hacer, para explicar por qué la prohibición [del fracking] en Bulgaria». También se refirió a las acusaciones sobre la recepción de aportes económicos rusos, enfatizando que «las acusaciones de que la campaña fue ‘pago’ nunca fueron probadas. Son sólo calumnias en el espacio público, con el objetivo de empañar la reputación de las personas que participan en esta campaña».
Sandov, también se refirió a los dichos del secretario general de la OTAN: «Si pudiera responderle al señor Rasmussen, en nombre de la campaña búlgara, le diría que lo suyo es un verdadero insulto que debemos soportar siendo nosotros las víctimas de esta guerra de comunicaciones entre ellos (la OTAN y Rusia)«. Inmediatamente agregó que, «cuando estuvimos en campaña contra el gasoducto South Stream, nos dijeron que estábamos comprados por Obama y la OTAN; ahora, que luchamos contra el gas de esquisto, se nos dice lo contrario».
Por su parte, los ecologistas desafiaron a Anders Fogh Rasmussen, a aportar pruebas sobre sus dichos vertidos contra los activistas o en caso contrario le exigen una retractación pública.
Al igual que los rumanos, los activistas búlgaros sostienen que la contaminación por fracking podría llegar en la región a niveles desastrosos.
El área que Chevron planea explorar en busca de gas de esquisto incluye parte de la región de Dobrudzha, al noroeste del país búlgaro, lugar donde se desarrolla como principal productor de grano para el país. La región de Dobrudzha, no tiene superficie de agua dulce; solo acuífero. Según Sandov, el fracking dejaría el agua subterránea con alto riesgo de contaminación, lo que afectaría a la agricultura y la salud de las personas.
Actualmente, el Partido Zelenite está coordinando con las organizaciones ambientales en el lado rumano. El acuífero Dobrudzha es compartida entre Bulgaria y Rumania, siendo uno de los sitios marcados para la exploración de gas de esquisto por Chevron, el lado rumano de la región.
En Polonia, el gobierno logró convencer al pueblo sobre los méritos de la perforación de gas de esquisto, sosteniendo como eje las posibilidades de ingresos que se destinarían hacia los servicios sociales. Lech Kowalski, un cineasta estadounidense de origen polaco, denunció a través de una agencia internacional, a los medios de comunicación nacionales la difusión de la idea y de la insistencia comunicacional en donde afirmaban que «Polonia tenía 300 años de valor de gas de esquisto, logrando generarle a la población una exagerada euforia». La campaña contra del fracking en Polonia, comenzó luego de que Chevron se enfrentara con los agricultores locales en la aldea de Zurawlow.
Kowalski, quien logró filmar la refriega entre los agricultores y los sicario de Chevron, explicó luego, que aquellos lograron bloquear los vehículos de la firma y a los trabajadores llegados recientemente al sitio de perforación. Desde entonces, se sigue sosteniendo una constante confrontación entre los pobladores y la empresa, intensificándose a través de protestas y acciones legales.
Desde el bloqueo realizado en Zurawlow, las denuncias realizada desde los medios de comunicación apuntan a fustigar a los agricultores de estar sirviendo a los intereses de Gazprom y Rusia – artera intensión de aprovechar el sentimiento general «anti ruso» que impera el el ideario polaco-. Paralelamente, la investigación del Instituto Geológico Polaco, redujo las predicciones sobre las verdaderas reservas de gas en el país en un 90 por ciento; varios obstáculos técnicos y financieros han impedido la explotación masiva.
Siguen las tensiones en torno a la resistencia en Zurawlow.
Mientras las relaciones entre Occidente y Rusia se sigan empeorando, el futuro de los movimientos anti-fracking en Europa del Este, seguirá siendo incierto, afirma la agencia Al Jazeera.
Lo que se desprende aquí, no es la «relación occidente y Rusia» la que instala en virtual peligro sobre la vida y la destrucción ecológica; es el juego de intereses económicos los que marcan la expectativa entre la subsistencia y la barbarie de la civilización. Seguir dentro del senil juego capitalista, nos asegura la destrucción del planeta. Dependerá de nosotros, como trabajadores y sujeto de cambio, patear el tablero y construir sobre una nueva relación social que asegure nuestro futuro humano y ecológico.