¿Política o politiqueo?
- Es un hecho que la mayoría de jóvenes son indiferentes a la política cuando no escépticos o detractores de todo cuanto tenga que ver con ella.
- Esto es peligroso porque favorece la antipolítica, o sea, las dictaduras.
Pero tiene un lado positivo, porque la actitud mayoritaria de la juventud revela que la política le sirve para mejorar su vida tanto como la antipolítica. O sea: nada.
Y eso tiene algo de protesta y denuncia implícita, inconsciente, pero real, respecto a cómo está organizada la vida pública, donde se confunde la política con el politiqueo, que es el comadreo sobre la política,donde las televisiones y la prensa escrita hacen un papel vergonzoso.
No obstante, lo natural debería ser el interesarse por el gobierno de los asuntos públicos, porque estos, para bien o para mal, nos conciernen a todos, jóvenes incluidos.
¿Y cuáles son los asuntos públicos?
Aquí encontramos variantes, según quienes administran los intereses colectivos. Si quienes lo hacen- los gobiernos administradores- tienen como meta el servir a los administrados- los pueblos, los ciudadanos- tendrán como prioridad la defensa de la justicia distributiva y todo aquello que contribuya al bienestar colectivo. En este caso los recursos de la nación se distribuirán de tal modo que no exista nadie sin trabajo, sin hogar, sin comida, sin educación o sin derechos sanitarios. Esto está bien, esta es la política de verdad, lo que tendría que ser, pero… nunca pasa.
En la verdadera política, los gobiernos están para servir, no para ser servidos, y trabajan a favor de los que menos poseen… pero nunca pasa.
Así que es fácil entender a los jóvenes sin trabajo, sin futuro laboral ni de pensiones, explotados en empleos precarios y sin derecho a protestar si no quieren verse arrojados de su trabajo si lo tienen y por malo que sea y aunque hagan horas extras que nunca se les pagan.
Es fácil entender el descrédito de la política en los jóvenes que no pueden hacer planes de vida en pareja, disponer de una vivienda, tener hijos, o hasta dinero de bolsillo para ir al cine porque todos en la familia vive de la exigua pensión del abuelo, que encima está igual de congelada que la conciencia de los políticos que debieran acabar con ese estado de cosas.
De modo que es fácil de entender que los jóvenes no tengan interés por la política. Y no solo ellos, sino todos los que tienen que sufrir esta clase de gobiernos contra natura.
¿Servir, o ser servidos? Esta es la cuestión (política)
A poco que pensemos, caemos en la cuenta de que no es lo mismo gobernar para servir que gobernar para ser servidos por aquellos a quienes precisamente deberían favorecer; que no es lo mismo volcar los recursos para los más necesitados que ver cómo vuelan hacia aquellos que gozan de privilegios y una inmejorable salud económica y social, que es lo que hacen estos políticos que no sirven, sino que se sirven de quienes creen en ellos para escalar puestos en la sociedad, obtener poder y reconocimiento y llenar sus bolsillos con salarios impensables para sus propios seguidores.
Empresas, bancos, grandes fortunas, multinacionales y un largo etc. también gozan de beneficios de los que carece el ciudadano común, al que nunca se le rescata por los gobiernos–como sucede con aquellos- si tiene una crisis, está parado, enfermo y solo, o no llega a fin de mes mientras tiene que seguir pagando impuestos, aunque sea jubilado.
Los protegidos por los gobiernos- los ricos- tienen impuestos bajos, evaden capitales sin declarar, llevan doble contabilidad marrullera, y no devuelven las ayudas que reciben de nuestros impuestos – cuando superan las crisis por las que las recibieron. A la vez presionan a los políticos para privatizar a su favor los bienes públicos, les pagan sus campañas para que accedan al poder y les beneficien a ellos; les corrompen para obtener favores en sus negocios, les aseguran ingresos millonarios tras las puertas giratorias y muchas cosas más que todos sabemos.
Pero esto no es política, es politiqueo. Pero esta vez no de comadres, sino de compadres.
La política es al politiqueo
como el amor a la prostitución
Lo uno se opone a lo otro tan esencialmente como el agua al aceite. Sin embargo el politiqueo es lo que se ofrece.
Hagan una visita, si están de humor, a esas tertulias televisivas y comprobarán hasta qué punto la política se ha degradado y puesta al servicio de fuerzas ajenas a los ciudadanos y alejadas de sus intereses y que manejan con el mismo poder a los tertulianos que a los políticos invitados.
Unos y otros se enzarzan en discusiones sobre trapos sucios, malentendidos, calumnias, zancadillas para coger al otro en falta y desacreditarlo, triquiñuelas para hacer ver lo blanco negro, y muchos otros dislates. Politiqueo.
Y cuando los jóvenes ven esto, apagan el televisor. Y hacen bien.