Sociopolítica

«Yo defendería la ley»: Thomas Moore contra la Libertad Bastarda

Por azares de su vida privada, Thomas Moore (1779-1852), «El bardo de Enrin», considerado el Poeta nacional irlandés, es autor que me motiva a meditar mucho sobre lo que es vivir en contradicción con el propio espíritu y las opiniones de su época. Eminentemente romántico y liberal, educado en diferentes campos: música, teología, filosofía, derecho, idiomas y psicología, se equipa intelectualmente para ser una voz crítica y vanguardista, frente a las corrientes de su tiempo. Ama su pueblo, oprimido por Inglaterra y, sin duda, para Irlanda escribe lo más sentido y personal de su obra, aunque los mismos irlandeses sean quienes, en su tiempo, más le fustigaran.

En la foto, Thomas Moore de quien Edgar Allan Poe dijo que fuera «el más popular poeta viviente» y uno de los más exitoso de los poetas del periodo romántico. Sus poemas fueron elogiados por el crítico alemán Friedrich von Schlegel (1772-1829). En Inglaterra, considerado tan importante como Lord Byron y Sir Walter Scott. Fuente:http://media-2.web.britannica.com

Sus baladas populares son parte del acervo incluído en las Melodías irlandesas: (1807, 1834) entre ellas, «The Harp That Once Through Tara’s Halls», «The Minstrel Boy», «Believe Me If All Those Endearing Young Charms», «The Meeting of the Waters», «La última rosa de verano» y muchas otras.

Su liberalismo es sincero, aunque no tentado con el republicanismo o democratismo radical. Es cauteloso y ante los temas políticos y religiosos tiene presente los peligros del jacobinismo y el papismo. Thomas Davis en 1844 le criticaría que no sea suficientemente apasionado como nacionalista. Otros irán más lejos, llamándole un patriota falso. Se lamentaría, con respecto a Moore, que inclusive su música se volviese el privilegio que unas élites disfrutan, a sazón de bohemias privadas, donde sus contertulios son mayormente reformistas de la aristocracia Whig.

De sus diarios y epístolas, se desprenden las sátiras que hizo del pueblo estadounidense exterminador y maltratador de los indígenas nativos y los esclavos negros. «Bastard Freedom waves Her fustian flag in mockery over slaves», es frase vehemente. El editor de The Edinburgh Review, Francic Jeffrey, reprueba el tono moral de sus sátiras y esa acusación frontal de que la Norteamérica USA es tirana y, sin embargo, se jacta ante Dios, de haber edificado una democracia y perfecta libertad. «Yet dare to boast of perfect liberty». Con sátira se construye su libro The Two Penny Post Bag que ataca al Príncipe regente de Inglaterra y la Santa Alianza de 1815, el acuerdo post-napoleónico.

De Moore se objetó su estilo de vida burgués, sus gustos caros, tendencias al derroche y la farandulería. ¿Influencia de Byron? Es un cantante, por añadidura. Gusta lucir su voz, su habilidades como actor, músico y compositor y su amor por el teatro. Se casó con una actriz (Elizabeth ‘Bessy’ Dyke, en 1811) y, a pesar de las grandes sumas que ganaba escribiendo, pronto contrajo numerosas deudas.

Como repudia el esnobismo, lo mismo que las ciegas obediencias, burla ambas cosas en el poema ‘Epitaph on a Tuft-Hunter’. Acusa las «vulgares compañías» y las pleitesías a la mediocridad. Nos recuerda que «La gloria es efímera, pero la oscuridad es para siempre». Valora la humildad, «dulce raíz», de la que proceden todas las virtudes celestiales.

Toda esta suma de cosas, su vida social en Londres, no se esperaría de quien en su juventud fue monje y de a quien se le quiere un rebelde, vocero del separatismo irlandés. La época en que vive le requiere secretos, pequeñas o grandes mentiras, según se quiera ver. «Por varios meses, Moore mantuvo su matrimonio en secreto» para no enojar a sus padres en Dublin. Se casaba con una actriz, protestante y de 14 años de edad, a quien se llevó a vivir primero a Kegworth, luego a Derbyshire. Como ciudadano, se le piden compromisos.

Puede que Moore haya sido tan negligente en sus finanzas que arriesgó un nombramiento gubernamental como registrador del Almirantazgo Británico en Bermudas. Un desfalco de 6,000 libras, cometido por el hombre que había contratado para que lo representara en las Bermudas, ocurrió en sus propias narices. Mancharía su reputación, aunque Moore fue honesto, dio la cara y pagará la deuda, no sin antes, en 1819, verse obligado a abandonar Gran Bretaña, en compañía de John Russell, primer Conde de Russell.

De la crítica a la vida personal y presuntos defectos morales, si alguno, de Moore, no se salva ni por asociación a ciertos amigos. Uno fue el escandaloso Lord Byron, del cual Moore fue albacea literario. Y fue amigo de P. B. Shelley, autor de «La necesidad del ateísmo» (1811). Que él siendo católico se casara con una mujer protestante se le juzgó como improcedente para un irlandés nacionalista.

Mas la verdadera ideología de Moore corresponde a consignar un orden humanístico que no tiene estas sendas unívocas y sectarias. Una frase suya, «Yo defendería la ley, aunque no fuera más que para protegerme de mi mismo», es indicadora de que, después de todo, es un hombre mesurado. La ley ofrece un orden que, si bien coacciona o impone límites y temperancias, a la larga, proteje a uno mismo de excesos. ¿Será el suyo el despilfarro? La defensa de cierta legitimidad controlativa debe ser, en cuanto tal, un estado de humildad y comprensión, no condicionado por voluntades colectivas. Si obedece y defiende la ley, es porque comprende que, como seres finitos e imperfectos, podemos ser las víctimas de nosotros mismos y la ley es la que ofrece unas mínimas garantías de justicia para otros grupos. El defenderá la ley frente a libertades bastardas, una frase que inquieta.

Moore tampoco es un llorón o quejica. Sabe que cuando somos dañados con afrentas, la tendecia es que nos volvamos resentidos. «Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo». El es agradecido. Lo que escribe sobre el polvo del olvido son los males con que se le hiere. El cree en la amistad. En una que es como el amor, cálida, y en un amor, que como la amistad, estabiliza. «A friendship that like love is warm; A love like friendship, steady».

Por fidelidad a Byron, que le confió unas memorias, con un «contenido peligrosamente poco honesto», Moore editó y publicó una biografía que titulara Letters and Journals of Lord Byron, with Notices of his Life (1830. La decisión de hacerlo así fue polémica. ¿En verdad habría querido no echarlo de cabeza? y. en fin, trajo reproches a Moore.

Thomas Moore está interesado en procesos más sutiles relacionados a cambios verdaderos y, en el lugar en que estos cambios se originan, es el corazón y la imaginación. «True change takes place in the imagination», dirá. En el corazón, porque es una persona autocrítica y teme a sus propias pasiones y desvíos. No es hombre que quiera hacer daño y perecer en los empeños de hacerlo. «Those who plot the destruction of others often perish in the attempt» («Quienes urden la destrucción de otros a menudo perecen en el intento», afirma). Cree, sobre todo, en una racionalidad bien fundada, así como en la amistad que trasciende fronteras, etnias y condiciones sociales.

Es conocido un episodio con el censor de sus poemas satíricos (Francic Jeffrey) y a quien Moore retó a un duelo a pistola. En el proceso de preparar las pistolas, se vuelven amigos. Thomas Moore debió tener una personalidad histriónica (de hecho, fue actor y cantante) al servicio de una sensibilidad y simpatía sincerante, conciliadora, aunque ciertamente fue persona de carácter y convicciones.

El elitismo con que le acusan sus detractores tiene que ver con afinidades en el proceso de cognición y de inteligencia. «Wisdom and deep intelligence require an honest appreciation of mystery», diría Thomas Moore. Su largo poema The Summer Fete lo inspira el paisaje inglés, en especial sus frecuentes visitas a Boyle Farm en Thames Ditton, Surrey, como invitado de Lord Henry Fitzgerald y su esposa. La naturaleza puede ser bella en cualquier lugar sin que se signifique menosprecio por su Irlanda. Sus viajes a Canadá y los EE.UU. le inspiraron versos y panegírico a las históricas Cataratas Cohoes Falls o Falls of the Mohawk River

Vigila su corazón, porque, ha sufrido. La tragedia le toca de cerca. Cinco de sus hijos, todos, murieron prematuramente y un ataque al corazón lo dejó incapacitado «para interpretaciones, la actividad en la que era más famoso». Hay detalles de su espíritu religioso en su libro Viaje de un irlandés en busca de religión, y recuerda que para estudiar en el Trinity College tuvo, siendo católico, que registrarse como protestante. Misterios religiosos profundos, relacionados al erotismo, hay en sus libros «Los Amores de los ángeles» (1823) y «Sacred Songs» (1816-1824). Se puede estudiar con Moore, quizás no unas nociones de la esperanza de reencarnación, pero una visión panteísta de la eternidad: «From my rotting body, flowers shall grow and I am in them and that is eternity».

Como se discute en el libro «Romanticismo y modernidad: Ideas fundamentales del Siglo XIX» (Tomo II) (Editorial Universidad de Puerto Rico, 1989) de Esteban Tollinchi, es posible ubicar a Moore a una religiosidad romántica más afín al pietismo que a un catolicismo ortodoxo. Si bien juzga la iglesia como un modelo de orden y disciplina, «una institución ejemplar por la antiguedad de su enseñanza, por la seguridad y claridad de sus dogmas, por su riguroso sentido de la moral, por su naturaleza supranacional y ecuménica», en su libro Viaje de un irlandés en busca de religión, parece que se aboca a la búsqueda de un nuevo catolicismo. El papismo no le agrada, pero él no es protestante. Más bien, al decir de Tollinchi, estará entre los artistas que buscan la iglesia, en cuanto ésta representaría «un poder, el misticismo, el simbolismo». «El interés que suscita la Iglesia por su primacía en la tierra, el esteticismo en todas sus
formas», será en razón de que «la fascinación histórica y estetizante (ha) pesado mucho más en los artistas que se sintieron atraídos por el catolicismo», al menos hacia un nuevo catolicismo «intoxicado con la historia y fascinado con los sentidos y la imaginación». El debate tan poco dialógico y tan altamente infructuoso, a más de intensificado por guerras, en que han caído el protestantismo y el religionismo católico en Inglaterra y otros países de Europa, lo inclinarán más hacia un lado humanístico y artístico, lo que hizo que colgara los hábitos monjiles. Moore es sensible a mitologías persas e hinduístas y en su poema Corn and Catholics, dice sentirse indigestado de los extremismos religiosos. Se burla igualmente de católicos y protestantes. Este poema es el que me gustaría comentar más adelante.

Por otro lado, Moore es un romántico; pero advierte que no cree en el amor romántico: «Romantic love is an illusion. Most of us discover this truth at the end of a love affair or else when the sweet emotions of love lead us into marriage and then turn down their flames». Se ejemplica este desencanto con su mujer Elizabeth, a quien no pudo amarla después que ella contrajo una enfermedad en la piel. En un poema, lo confiesa:.

Let thy loveliness fade as it will,
And around the dear ruin each wish of my heart
Would entwine itself verdant still.

(‘Believe Me, If All Those Endearing Young Charms’)

Mas su conceptualización del amor matrimonio es síntesis de ley y de misterios de afinidad de almas: «Marriage is an Athenic weaving together of families, of two souls with their individual fates and destinies, of time and eternity, everyday life married to the timeless mysteries of the soul». Para el matrimonio, hay que tener el mismo tino que se tiene para hallar la propia vocación y trabajo, porque ambos con compromisos con la dicha. Me gusta cuando Moore dice: «Finding the right work is like discovering your own soul in the world». [Hallar el empleo correcto es como descubrir el alma propia en el mundo].

Para muchas de sus más aclamadas y traducidas obras poéticas, e.g., en verso y prosa, Lalla Rookh; An Oriental Romance (1817), el escritor y poeta aprovecha la multiculturalidad y motivos de la vida cortesana de la India. Sus elementos son una princesa, el Rey de Bucharia, un poeta, un profeta, la hermosa Zelica y el crimen pasional, por el amado Azim. En otros textos, acude a la mitología persa. Esta diversidad de ambientes y personajes evocan el alma misma de Moore que, en su búsqueda de amor y sentido, viaja y observa. Estudia lo mismo la filosofía que las religiones, la música que el derecho.

El aspecto satírico de Moore da las mejores claves para entender sus posiciones ante la Iglesia y el Estado, la política y la sociedad. Me gustaría dar, como ejemplo, esta muestra de su poema Corn and Catholics.

« What! still those two infernal questions,
That with our meals our slumbers mix —
That spoil our tempers and digestions —
Eternal Corn and Catholics!

Gods! were there ever two such bores?
Nothing else talk’d of night or morn —
Nothing in doors, or out of doors,
But endless Catholics and Corn!

Never was such a brace of pests —
While Ministers, still worse than either,
Skill’d but in feathering their nests,
Plague us with both, and settle neither.

So addled in my cranium meet
Popery and Corn, that oft I doubt,
Whether this year, ‘twas bonded Wheat
Or bonded Papists, they let out.

Here, landlords, here, polemics nail you,
Arm’d with all rubbish they can rake up;
Prices and Texts at once assail you —
From Daniel these, and those from Jacob.

And when you sleep, with head still torn
Between the two, their shapes you mix,
Till sometimes Catholics seem Corn —
Then Corn again seems Catholics.

Now, Dantzic wheat before you floats —
Now, Jesuits from California —
Now, Ceres, link’d with Titus Oats,
Comes dancing through the «Porta Cornea.»

Oft, too, the Corn grows animate,
And a whole crop of heads appears,
Like Papists, bearding Church and State —
Themselves, together by the ears!

In short, these torments never cease;
And oft I wish myself transferr’d off
To some far, lonely land of peace,
Where Corn or Papists ne’er were heard of.

Yes, waft me, Parry, to the Pole,
For — if my fate is to be chosen
‘Twixt bores and icebergs — on my soul,
I’d rather, of the two, be frozen!

[Thomas Moore]

2. ¿Qué está expuesto en esta sátira? Este es poema que reflexiona sobre la ruptura entre la Reforma y el Humanismo. El tono satírico lo acerca a Erasmo de Rotterdam y en repudio a la situación intelectualista de la escolástica. Se ateve a utilizar un término que puso de moda su paisano Jonathan Swift (1667-1745), autor de «Los viajes de Gulliver», en una obra satírica «Una modesta propuesta»: papismo. El término alude peyorativamente a la «crasa manifestación de idolatría que cuanto más estrechamente la nación abraza, más se distancia de las leyes divinas». Como invención inglesa, papismo son las prácticas de la Iglesia Católica Romana, prácticas que solía condenar William Blake. El papismo alude a Roma como enemiga mayor de la Biblia y usurpadora de la soberanía de Dios.

El uso de la palabra «papismo» se ha restringido después del siglo XIX, pero todavía es usada por algunos políticos de Irlanda del Norte, como Ian Paisley. En Inglaterra, bajo el «Act of Settlement» (Ley de establecimiento) de 1701, todavía en vigor, nadie que profese la religión papista (católica) o que se case con un papista accederá al trono del Reino Unido. Moore fue víctima del término (aún cuando se casó con una chica protestante); de ahí que, en su deseo de revalorizar su situación de trascendencia y libertad individual, se plantée el término papista en el poema, al rememorar que en su época, de noche y de día, dentro y fuera de las casas, no se hablaría de otra cosa.

Gods! were there ever two such bores?
Nothing else talk’d of night or morn —
Nothing in doors, or out of doors,
But endless Catholics and Corn!

Como católico, cercano al erasmismo, afirma su derecho al libre albedrío más que su concordancia incondicional a las servidumbres del arbitrio humano. En el texto es claro qe le molesta la injusticia perceptible de los gobiernos imperantes y las desigualdades económicas. Posiblemente, la Una modesta propuesta ronda en estas líneas que aluden al producto del maíz, el trigo y otros productos irlandeses, que se venden a los terratenientes ingleses para engordar sus mercados, sin justa retribución para Irlanda. El comercio, el papismo, el jesuitismo en California y las disquisiciones sobre la separación del Estado y la Iglesia, las invocaciones a profetas como Daniel y Jacob, precios y textos bíblicos o teológicos, hastía a Moore, hasta estropear «nuestros genios y digestiones».

So addled in my cranium meet
Popery and Corn, that oft I doubt,
Whether this year, ‘twas bonded Wheat
Or bonded Papists, they let out.

Here, landlords, here, polemics nail you,
Arm’d with all rubbish they can rake up;
Prices and Texts at once assail you —
From Daniel these, and those from Jacob

El poema da una pintura de los grandes intereses en pugna: Papistas atados y propietarios («Arm’d with all rubbish they can rake up»), armados con toda palabrería y polémica contraproducente. En medio de ese cuento de nunca acabar, está Moore en búsqueda de una relación personal, intuitiva y sentimental con Dios, rehuyendo la iglesia intelectualizante y la doctrina amedrentadora de la predestinación y las críticas de anglicanos que suelen ser extremadamente rígidos en materias de costumbre. La búsquede del viajero irlandés no lo llevará a la fuente o pozo que ha cavado Lutero cuyo protestantismo menosprecia «todas las formas de piedad» al rechazar las buenas obras como camino de salvación, siendo que, a su juicio, los protestantes, sean luteranos o calvinistas, niegan al hombre la capacidad moral para la vida realmente virtuosa, a menos que sean elegidos por la «gracia irresistible» de Dios para salvación, independientemente de su
voluntad y vocación para el mal.

La última estrofa de esta sátira es un comentario sobre la predestinación en la cual, como católico, Moore no cree.

Yes, waft me, Parry, to the Pole,
For — if my fate is to be chosen
‘Twixt bores and icebergs — on my soul,
I’d rather, of the two, be frozen!

Puede que su burla al papismo sea una crítica solapada al privilegio de la infalibilidad, a nombre de Cristo, que la Iglesia Católica Romana da a los papas’ pero, pero no a «una institución ejemplar por la antiguedad de su enseñanza, por la seguridad y claridad de sus dogmas, por su riguroso sentido de la moral, por su naturaleza supranacional y ecuménica». Más que en predestinación, en su libro «Soul Mates: Honoring the Mysteries of Love and Relationship», Thomas Moore, describirá la posibilidad de que exista «someone to whom we feel profoundly connected», no por esfuerzos intencionales de comunicación, sino por gracia divina. «Esta clase de relación es tan importante para el alma que muchos han dicho que no hay cosa más preciosa en la vida».

Mas, como en uno de los poemas «Come Send Round the Wine» de «Melodías irlandesas», Thomas Moore describe su alma como una «niña-hereje» ante la que no buscará «un beso más ortodoxo», sin que traiciones los valores en que realmente cree: la Verdad, el Valore y el Amor. Si el servicio a la humanidad debe tener estos fundamentos, ¿por qué preguntar si los credos concuerdan o si deben arrodillarse ante el mismo altar? Hacerlo es la muerte del corazón y abrazar la libertad bastarda.

Shall I ask the brave soldier, who fights by my side
In the cause of mankind, if our creeds agree?
Shall I give up the friend I have valued and tried,
If he kneel not before the same altar with me?
From the heretic girl of my soul should I fly,
To seek somewhere else a more orthodox kiss?
No! perish the hearts, and the laws that try
Truth, valour, or love, by a standard like this!

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.