Sociopolítica

¿MERECE YA VIAJAR EN AVIÁ“N?

Por necesidad, por obligación hay que “tragar” con todo lo que ya representa este incómodo modo de viajar; pero todo aquel  que pueda ya librarse de todo ello, es mejor que se lo piense antes de decidirse a viajar en un tan ya indeseable medio y donde el indefenso usuario ya es más un trasto o mueble inservible que un ser humano.

He conocido todas las etapas de viajar en avión; primero y hace ya casi cincuenta años, el volar en aeroplanos de hélice y a lo largo de los años, hasta cruzar el Atlántico en un gran y moderno avión, pero que por motivos que ni sé explicar, en el regreso necesitamos quince o más horas, por cuanto las exigencias de aquel vuelo y su gran carga de turistas, se convirtió en una especie de autobús del aire con paradas y escalas inexplicables y que sería largo relatar.

En 1987 y regresando de París a Málaga, ya los inconvenientes y controles, nos hicieron tardar más tiempo desde París al aeropuerto que desde este a Málaga; y ello ya es una constante, que luego se ha ido agravando cada vez más, puesto que hoy y tras sortear “múltiples” imprevistos, cuando llegas a “la boca de entrada”, y tras recorrer el enorme laberinto que ya son las modernas terminales… te consideran como si fueses un delincuente o apestado y te hacen mostrar, hasta “las profundidades de tu garganta”, no vayas a llevar allí un minúsculo pero potente explosivo y tengas intención de volar el aparato… “volándote de paso los propios sesos”. Quizá si hubieran ahorcado al pie del avión a los primeros que cogieron con intención de atentar contra un vuelo, los siguientes se lo hubieran pensado… pero.

Ni se te ocurra llevar un inofensivo corta uñas, tampoco una botella de agua; menos una de perfume o licor; ya y me lo acaba de decir una de mis hijas que piensan volar de Madrid a Praga; han de llevar unas bolsas transparentes y les dan una lista de lo que pueden contener las mismas, amén del tipo de maleta que han de usar y el tamaño de las mismas; para luego y como ya  ocurre en esos viajes “turistas”, ir apretujados cual ganado vacuno en vagones ferroviarios que los trasladan hacia el matadero.

Precisamente y hace ya trece años (1997) viajando desde Praga a Madrid, en aquel viaje, se nos obligó a comer a las once de la mañana, cosa inexplicable cuando sólo dos horas antes estábamos desayunando; pero es claro el avión para ganar tiempo y no entretenerse en el aeropuerto de  Madrid, se nos castigó con aquella comida inexplicable pero obligada. Hoy es que  ni te dan de comer, tienes que llevar hasta bocadillos y luego comprar en el carrito,  lo que te venden “las camareras”. Ya se habla hasta que hay que pagar para ir al urinario y no sabemos si con tarifa diferente vayas a orinar o a defecar.

Empecé a ver los cambios, cuando en 1979 y volando desde Frankfurt a Berlín en 1979; tuvimos que hacer trasbordo y pasar de una compañía a otra autorizada, puesto que los vuelos a Berlín, entonces; lo monopolizaban una norteamericana y otra inglesa, creo recordar. Pues bien nos tocó la de USA y ya entonces, hubo que elegir entre la banda de la zona de fumadores y la de no fumadores; hoy es que no te dejan fumar y si tratas de encender un pitillo… “igual te tiran al vacío o te meten en la cárcel”.

Yo y que volando desde Madrid a Palma de Mallorca, en igual tipo de aviones, solía encender un buen  cigarro puro y fumarlo en el trayecto; sin que nadie se molestara,  puesto que el humo era aspirado perfectamente por los aspiradores que todos los asientos llevaban encima de los mismos y donde igualmente, docenas de fumadores fumaban y no molestaban a nadie, precisamente por esa  potentísima aspiración de humos. Viaje inolvidable para mi,  puesto que saliendo de un Madrid frío y tormentoso, fue un placer llegar al techo de vuelo en breves minutos… y flotar encima de una inmensidad de nubes blanquísimas  y con un sol nítido y como sólo se aprecia allí, lo que dio lugar a un relato que escribí sobre la marcha y que figura en uno de mis libros editados. Recuerdo igualmente de un viaje placentero y como corresponde a una época avanzada y que permite múltiples comodidades hoy destrozadas por los indeseables.

Yo (mi esposa igualmente) que  he disfrutado de las atenciones de unas buenísimas azafatas y de  unas comidas en vuelo, que me maravillaron por su preparación, destacando alguna servida en la compañía oficial de la entonces República Federal de Alemania… y tantas y tan gratas cosas más, cuando viajar en avión era un placer… ¿pensar en viajar ahora?

Nunca digas “de éste agua no he de beber”… pero desde luego que me repele ya el ir a tomar un avión y sea donde sea; puesto que la aventura a sufrir  hoy se puede evitar de muchas formas y  posiblemente la mejor de ellas sea… NO VIAJAR EN AVIÁN. Mejor ir en ferrocarril, autocar o automóvil… y si ello no es posible; mejor no ir y quedarse en casa disfrutando del entorno o del de las cercanías humanamente alcanzables. Lo otro para “los necesitados o inconscientes”.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.