Recordarán que hace relativamente poco tiempo, fueron apareciendo en todos los medios y con profusión, un José María Ruiz Mateos, eufórico al no va más y presentando que había triunfado la razón sobre el expolio que hicieron no sólo al señor Ruiz Mateos, sino igualmente a cientos de miles de accionistas españoles, cuyas acciones duermen olvidadas en los cajones o archivos, si es que no fueron tiradas a la basura ante aquel gran latrocinio efectuado por los del PSOE comandados por Felipe González Márquez y Alfonso Guerra González y del que se beneficiaron, los que apostados como buitres… «fueron lanzados contra el inmenso cadáver empresarial y se lo comieron sin romperse el pico».
El citado señor Ruiz Mateos había ganado la batalla al Estado (supongo que en nombre de todos los accionistas de la expoliada RUMASA) y éste les tenía que indemnizar una cantidad de millones fabulosa. Felicitación sincera a tan gran luchador y que tuvo ese valor enorme de enfrentarse… «sólo ante el peligro».
Pero aquello fue cortado por un silencio sepulcral y ni el demandante ni el demandado, han dicho ni pío y por lo visto ese asunto o ha sido enterrado o lo quieren enterrar, o peor aún, «hay un inmenso gato o tigre enterrado que desconocemos».
Puesto que si hubo sentencias (que las hubo) el sentenciado tiene que pagar los daños y perjuicios, aunque estos y como siempre, los pagaremos los indefensos contribuyentes a un Estado malísimamente administrado en los últimos lustros (ya muchos) y que nos han llevado a la ruina actual.
Entonces las preguntas a realizar son sencillas.
¿Quién se benefició o sigue beneficiándose de tan fabulosas cuantías? Pues reitero; se publicaban cifras enormes de dinero a cobrar… ¿Quién las cobró o está cobrando o se las están compensando por sistemas fiscales? Los accionistas que yo sepa, no han cobrado ni un céntimo; en todo esto que hoy recuerdo sólo sonaba José María Ruiz Mateos, que por cierto y por arte de milagro (recuerden que cuando ocurrió el expolio, este individuo dijo poseer sólo unos cientos de miles de pesetas y que lo habían dejado «en cueros») ya tiene otra potente RUMASA, pero ahora… ésta es sólo de su propiedad y de su familia, pues no se sabe el que participen otros socios que los del clan familiar… Es pues maravilloso como este mago de las empresas en baja (compraba todo lo que parecía estar en baja) sabe resucitar y hacer… «la multiplicación de los panes y los peces» de que nos habla la Biblia.
Sería bueno que algún equipo de buenos y auténticos periodistas de investigación, nos dieran un informe de qué ocurre con este «gran negocio», de unas indemnizaciones fabulosas y que no han llegado a los accionistas de aquella enorme RUMASA, que fue expoliada de forma que nadie supo explicar el por qué de ello.