No fui a la manifestación del sábado en Madrid. Nunca voy a manifestaciones. El hombre, en ella, se torna masa. La última en la que intervine fue la del no a la guerra, y salí escaldado. Aquello no era pacifismo, sino griterío belicista orquestado por los de costumbre. Estaba yo, además, ese día en mi rincón de Fray Luis, lejos de una ciudad que me es ajena.
Comulgo, sin embargo, con el motivo de la manifestación antiabortista y apoyo cuanto en ella se ha pedido.
Antiabortista, digo. Mi enmienda es a la totalidad del crimen y no sólo a la ley que se nos viene encima, tan mala como la que ya tenemos.
Rectifico. Tan mala, no. Mucho peor. Este gobierno no pierde oportunidad de meter la pata, y la oposición, tampoco.
Mi postura no es de ahora. Llevo décadas oponiéndome al aborto, que me parece un acto de terrorismo, como lo es todo aquello que repercute sobre un inocente, aunque no defiendo la aplicación de medidas penales contra quienes lo perpetran.
¿Quién dice que en España no existe la pena capital? El aborto lo es, por ejecución sumaria en la que no se escucha al acusado.
A comienzos de los noventa me entreviste con Aznar, que ya había empuñado el timón del PP, y le pregunté por lo que haría su partido, caso de que llegara a gobernar, en lo tocante al aborto. Me dijo que la ley a la sazón vigente le repugnaba, pero que las circunstancias, el statu quo y el discurso dominante en la sociedad les obligarían a mantenerla.
Razón llevaba. Ahí la tenemos.
Me parece oportuno colgar hoy aquí lo que el Lobo Feroz escribió en su columna de El Mundo (edición impresa) no sé si a finales de abril o a principios de mayo.
Hay en ese texto dos anacronismos. La alusión a Bernat Soria, que entonces era aún ministro de Sanidad, y la mención de la joven Marta, caída en el combate de los malos tratos y del satiricón de los adolescentes. Mantengo todo lo demás. No movería ni una coma.
Con posterioridad a la aparición de esa columna, acaso la más feroz que nunca haya escrito, coincidí casual o causualmente con Bibiana Aido en un restaurante de Madrid (La Vaca Verónica. Lo recomiendo) y me acerqué a saludarla. Fue un encuentro cordial. Ella, desde su mesa, me había sonreído y yo le correspondí y, tras el postre, me atreví a abordarla.
Le pregunté si había leído la columna a la que aludo. Quería explicarle que no me animaba, al escribirla, ninguna animadversión de carácter personal. Respeto siempre a las personas por mucho que discrepe de lo que piensan, dicen y hacen. La ministra de Igualdad, por añadidura, me cae simpática.
No, no la había leído. Supongo que los corifeos, siempre de guardia, ocultan a sus superiores todo lo que no sea alabanza. Flaco favor les hacen.
El cartero, en esta ocasión, llama dos veces. Confío en que a la segunda sea la vencida y llegue la columna en cuestión a manos de su destinataria.
Aquí la tiene…
EL LOBO FEROZ
¡Heil, Bibiana!
Excelentísima Señora Adolfa Aido: doy por hecho que el Holocausto va a producirse y que el gobierno de ZiPiZaPe legalizará la barra libre en el mostrador de las carnicerías de la Shoah de los nascituros. Á‰stos dejarán de serlo para convertirse en morituri. ¡Ave, Zésar! ¡Dirige tu pulgar hacia abajo! ¿Gas noble? No. Tridente, rastrillo, torno, tenazas y bisturí viles. ¿Escribir columnas antes de Auschwitz? ¡Por Lucifer! Inspíreme éste. Las Cortes serán escenario de misas negras. ¡Quién iba a decirlo! Cosas veredes, amigo Chancho. ¡Saturno en el hemiciclo! Todo sea por la Igualdad. Nada más igualitario que la muerte. Los fetos son gotas de agua: clavaditos entre sí. No hay verdugo ni forense que los distinga. ¡En pie los abortófilos de la tierra! ¡Loor a la famélica legión de los sacamantecas! ¡Agrupémonos todos en la Solución Final! De acuerdo, pero seamos constructivos. Reciclemos. Transformemos a los que iban a morir en carne de cañón. Sirvan al menos esas criaturitas para algo. Concédanse subvenciones a las embarazadas in dubbio para que den a luz. Los ministerios de Igualdad y Sanidad correrán con los gastos. ¡Qué paradoja, por cierto, la de que Bernat Soria sea un especialista en células madre! ¿Madre? Sería cosa de ir pensando en prohibir esa palabra políticamente incorrecta. Los niños no abortados vivirán en reservas ecológicas destinadas a la reinserción social y la selección natural. Darwinismo y, a la vez, diseño inteligente. Se habilitarán cinco sectores en los nuevos campos de Pol Pot. Uno para que los pederastas sacien en él sus instintos en vez de desahogarse fuera de las alambradas. Otro para el trasplante de órganos y la elaboración de cosméticos. Otro para suministrar niños soldados a los golpistas, terroristas y Señores de la Guerra. Otro para cubrir los puestos vacantes en el mercado laboral infantil. Y otro, por último, para que no falten adolescentes estranguladores allí donde sus servicios se requieran. ¡Ni una Marta sin su san Martín! ¡Misericordia y pragmatismo, ministra! Lo que, sin embargo, me sorprende es que su Satánica Majestad proponga lo del aborto a gogó precisamente ahora, cuando acaba de descubrirse que los partos pueden ser orgásmicos. ¿Quiere privar a las mujeres de ese placer? Parirás con dolor, dice la Biblia. Bueno… También Herodes figura en ella. ¡Feliz 28 de diciembre, excelentísima señora ministra de la Libertad para matar y de la Igualdad sin Fraternidad ni Maternidad!