«¿Cómo salir del engranaje infernal creado por el vacío de espiritualidad que trata de ser llenado por el culto al dinero de la religión del mercado?
La mera transformación de las estructuras económicas y políticas externas, sin la imprescindible transformación de los individuos, sólo conduce a cambios de decorados. Las revoluciones sociales que han priorizado la transformación de los marcos políticos y económicos exclusivamente han terminado en fracaso.
La acción política está gravemente deteriorada debido a que la mayoría de los políticos la usan no como un servicio al pueblo sino como un medio de alcanzar poder personal, fortuna y prestigio, tres símbolos de inmortalidad con los que tratan de ahogar su propia angustia existencial.
La mayoría de los políticos actuales no sirven al pueblo que les ha elegido sino al gran capital. El poder político es un vasallo del poder económico y la clase política se ha enrocado sobre sí misma, alejándose de los ciudadanos, de los que sólo se acuerdan durante el periodo electoral. La mayoría de los políticos actuales son sólo gestores o relaciones públicas de los sumos sacerdotes de la religión del mercado”.
Dokuso Villalba