Lo que arriba empleo como titular, no es una frase salida de mi caletre; mi cerebro no se hubiera atrevido a tanto, aunque ese titular lleve una gran parte de razón y por lo que ya he venido escribiendo hace muchos años y que hoy trataré de justificar de nuevo; aunque yo lo resumí en una frase hace muchos años… “el dinero es un medio no un fin”; pero a los avariciosos ni se les ocurre intuir ello; y todo lo demás, ha sido el desencadenante que va a provocar muchas… muchas “cosas” en un próximo futuro; puesto que ya hay en el mundo demasiados ricos-ricos y demasiados pobres-pobres.
Antes de ello, les aclaro que esa frase (de mi titular) y en letras muy grandes, en estos días en que esto escribo, están circulando escritas en pancartas y en letras muy grandes, por alguno de los puentes y a las puertas de la bolsa de… Nueva York; la que es algo así como “el gran templo del dinero y la más criminal de las especulaciones que hemos sufrido en los últimos tiempos”.
Esas pancartas con ese texto y otros muchos más, las portan jóvenes norteamericanos que hartos ya de la situación creada, sin horizontes para su futuro y viendo que las cosas si se mueven es para ir a peor… se han lanzado a la calle a protestar. Los están deteniendo a cientos “las fuerzas legales”, pero ello no insta a que en gran parte lleven razón y por aquello que reitero… “el dinero no es un fin… sino un medio”; y lo inteligente es servirse del dinero aquel que sabe ganarlo, pero nunca pasar al servicio del dinero; puesto que en lo primero, ese que sabe ganar dinero, sabrá disfrutarlo y sin causar mucho daño a los demás… pero aquel que pasa al servicio del dinero; termina siendo esclavo del mismo, puesto que entonces ya ha cogido (o agarrado) la peor de las enfermedades, cual es la avaricia; entonces esa avaricia no le va a dejar vivir, ya que su obsesión es única… poner ceros a la derecha de su cuenta dineraria y ya se sabe que… “el poner ceros a la derecha no tiene fin”; salvo que el inteligente a que antes me he referido, sepa cortar a tiempo y… “dedicarse a vivir y dejar vivir a los demás”, cosa por lo visto muy difícil en este pobre y miserable planeta.
Invito al que quiera a que “desmenuce” lo que arriba escribo y a lo mejor lo entiende y termina por darme la razón. Puedo decir que yo lo practiqué y alrededor de mis “cuarenta agostos”, puse el dinero que supe ganar, sin tener que pisar ningún juzgado… lo puse (digo) a mi servicio y la verdad, no me ha ido mal del todo… supe deducir a tiempo que… “mientras más dinero más problemas”.
Pero y como arriba digo de haber escrito sobre el capitalismo… ¿es que el capitalismo es malo por sí mismo? No, en absoluto; el capital será bueno o malo según el destino que se le de al capital… es bueno en tanto y en cuanto se invierta en producir bienes tangibles y que estos a su vez produzcan más capital, pero en beneficio de una mayoría, que pueda beneficiarse de ello y de forma razonable (no se trata de la gran mentira socialista-comunista de quitar lo que el que sabe ha sabido ganar para repartirlo a los que o no supieron o es que por su vagancia o inutilidad, ni lo intentaron siquiera)… Por tanto, las leyes que emitan los gobiernos, siempre han de estar estudiadas para que el emprendedor, el verdadero emprendedor, emprenda y gane dinero… “ya en el pecado lleva la penitencia, puesto que trabajo y no fácil será el administrarlo bien”… y es así, por cuanto emprendedores; verdaderos emprendedores de bienes sociales y económicos, hay pocos y esos pocos han de ser estimulados, para que –sencillamente- “se vaya creando escuela”. De ahí el que hay que vigilar con esmero los impuestos a aplicar, para que y como hace el granjero… “la vaca dure mucho y de un máximo de leche, sin que agarre una tuberculosis que la mate”. El Estado que se dedique a administrar, más que a emprender empresas ruinosas y que se llenan de parásitos improductivos.
Lo que de verdad hay que vigilar no es ese capitalismo positivo, sino el otro, el que señalan esas pancartas escritas y portadas por esos jóvenes, desengañados y que están llegando a grados que de llegar a la “desesperación”, pueden ser terribles para todos… ese es el capital criminal, el especulativo, el que como el peor de los ácidos, se dedica a corroer y destruir todo lo que toca, el que no produce otra cosa que daño… el que en definitiva ha producido la nueva y gran depresión en la que ese “capital criminal”, nos ha metido y de la que no se ven visos de salir.
Por tanto los cómplices de “ese criminal capital”, que no son otros que los políticos mercenarios, que se han dejado llevar como idiotas, o que se han vendido como lo que son… son los que tienen que pensar y repensar lo que ha ocurrido y lo que está por ocurrir; y antes de que llegue el desastre, que pongan las medidas que deben poner y que se empiece a ver cuanto antes una esperanza hoy perdida… y son ellos, por cuanto son los que tienen la fuerza para imponer leyes mucho más justas y equitativas… “con las policías, los ejércitos y el más mortífero o potente de los armamentos no se soluciona apenas nada… y a la vista está”. Se ha creado la civilización que más medios cuenta para solucionar todo tipo de problemas… y sin embargo… “criminalmente los han ido creando hasta llegar a estos callejones de difícil salida… esperemos que esa salida la hagan viable cuanto antes y en bien de todos… reitero”.