Ciencia

El universo no tiene origen

 He recibido una invitación para participar en este diario on line y suelo presentarme o escribir algo cuando entro en un nuevo sitio. Y a eso me iba a poner hasta que he ojeado los artículos y he visto que aquí escribe tanta pluma eminente, lo cual ha frenado mi ímpetu “literario”. Como no tengo nada preparado para darle lo suyo al presidente del gobierno o al ministro de turno ni tampoco un sesudo estudio sobre porqué nuestra creciente preocupación por las emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero coincide en el tiempo y el espacio con el interés de la industria europea del automovil por frenar la entrada de los competitivos vehículos  chinos , en otras palabras se reducen las emisiones y esto sirve de “arancel” para otras industrias competitivas y foráneas impidiendo así que puedan introducir sus productos en europa …  en fín que me pierdo,  decía que como no he preparado nada  voy a optar por hacer un corta pega de una reflexión que escribí hace tiempo. Se trata de un ejercicio de librepensamiento o quizá una gilipollez o un desvarío, no lo sé. Algo neutro que se aparta de las polémicas frecuentes que suele plantear la actualidad social y política.  En cualquier caso es un intento de abordar un concepto casi místico, el del origen del universo y que me sirve de presentación , pues tengo la cabeza como una jaula de grillos y suelo perder el tiempo pensando en cosas raras.

 El texto se titula el universo no tiene origen y plantea una serie de ideas con una estructura bastante deficiente .Basicamente trata de que en la ley de causa efecto no puede haber una causa anterior a la primera causa. Aquí lo dejo por si alguien llegara a leerlo …

 

 

El universo no tiene origen, no puede tenerlo. Es nuestra percepción de las cosas la que requiere situar un origen y un final para todo, ya que nosotros mismos estamos inscritos en ese esquema y nuestra existencia se desarrolla a lo largo del tiempo.
La idea de que tiene un origen es antigua y puesto que todo lo que conocemos lo tiene se especulaba con la posibilidad de un acto divino, o una fuente primordial. Incluso ahora las galaxias en expansión nos llevan a pensar en el momento en que estuvieron más juntas y esto a su vez en el momento en que surgió todo. Todo parece apuntar a un inicio, un origen, la expansión del universo tuvo que comenzar en algún instante, pero la clave de esto no está en el principio de la materia o la energía , sino en el tiempo.

Si analizamos el transcurso del tiempo , podemos compararlo con una línea , discurre de forma aparentemente continúa y en un orden estricto, el pasado precede al presente y este al futuro. Todo está inmerso en un orden temporal, primero se dan las causas y luego los efectos.
Ahora podemos , de forma imaginaria, retrotraernos al primer instante y comprobaremos que no existe instante anterior, no hay causa para ese efecto de aparición temporal, dicho de otra forma no hay tiempo antes del tiempo. Pero para que exista un origen se precisa un punto temporal en el que ubicarlo. Yo puedo ubicar mi fecha de nacimiento, el paleozoico o el big bang, pero no puedo ubicar algo fuera del tiempo. Para aplicar el concepto de origen se precisa de tiempo.
Incluso tenemos un problema al plantearnos este tema puesto que para nosotros nada escapa del orden temporal y la ley causa efecto, es difícil de abordar mentalmente y también léxicamente ya que nuestro vocabulario no está preparado para tratar conceptos así, de forma que tengo bastantes problemas a la hora de expresar lo que pretendo decir sin acudir a expresiones temporales para referirme a una circunstancia de ausencia de tiempo.

Por lo tanto entonces, hablaremos del origen de la materia o de determinadas realidades pero no del universo en su conjunto como tal. Podemos plantearnos que materia y tiempo y todo cuanto conocemos “aparece” en el mismo momento, en ese caso lo hace desde una situación de “no-tiempo”, y por lo tanto no hay origen puesto que no hay punto temporal en el que situarlo. También podríamos pensar que la materia y todas las realidades que conocemos aparecen en un momento dado en el que ya existe la cualidad temporal, pero en este caso el universo sería anterior a esta aparición ya que habría comenzado antes de el surgimiento de la materia y tendríamos que buscar de nuevo el “surgimiento” del tiempo desde una situación de “no-tiempo”.
En cualquiera de los dos casos tenemos que no hay un origen puesto que en esa realidad no hay tiempo.
Todo esto resulta difícil de asimilar para una entidad temporal como nosotros, es complicado imaginar siquiera una situación de “no-tiempo” o atemporal y posiblemente habría que inscribirla en una realidad dimensional mucho más compleja en la que no existirían ni pasado ni presente ni futuro, y tampoco un orden de los acontecimientos, ni entropía ni movimiento, ni energía en su globalidad. Al menos no existirían tal y como los percibimos nosotros.
Cualquiera que se pare a pensar durante unos instantes lo que es el tiempo, se planteará cuestiones de este tipo de inmediato, ya que sea lo que sea el tiempo posiblemente pertenece a un entramado mayor donde sus efectos no son los mismos que nuestra realidad nos transmite.
Desde luego podemos pensar que un planteamiento de este tipo no tiene mucho sentido ya que lo atemporal simplemente no existe para nosotros, pero por este mismo motivo no existe un origen para todo lo que conocemos ya que el tiempo es sólo una parte de la totalidad de la realidad, eso sí una parte que nos determina absolutamente.
Por todo esto no podemos atribuirle un origen al universo en su conjunto, sólo a partir de la situación de “si-tiempo”, podemos hablar de orígenes y evolución. El universo no tiene origen, no puede tenerlo.
Así mismo se podría afirmar que no tiene final, no puede tenerlo. Esto puede llevarnos a pensar en algo que sea eterno, pero lo eterno supone la existencia constante e infinita de algo, lo eterno es un atributo aplicable a algo que ya está inscrito en el tiempo, no al propio tiempo en sí. Es decir la cualidad de eterno requiere una situación de “si-tiempo”.
Se trataría entonces esta situación de no final, más bien, de nuevo , de una manifestación temporal dentro de una realidad multidimensional no temporal en su conjunto.

Acudiré al clásico ejemplo de la entidad bidimensional habitando la superficie de una esfera. Esta supuesta entidad no se explica como andando siempre en línea recta y alejándose (en lo que para ella es un plano infinito) puede llegar al punto de salida, y no puede entenderlo por que no posee la tercera dimensión. Sin embargo un ser tridimensional posee la tercera dimensión pero la primera y la segunda sólo se manifiestan en el conjunto de las tres. Hay una manifestación bidimensional en una realidad más amplia no bidimensional. Esto mismo podría ocurrirnos a nosotros con el tiempo.

Materia , tiempo, energía , en una palabra universo han de ser manifestaciones de una totalidad mayor cuyo contenido y comportamiento de momento se nos escapa debido a una barrera dimensional infranqueable. De hecho el propio tiempo parece no estar conformado de la misma manera en el nivel macro y en el micro, tal y como empieza a comprobarse en los experimentos a nivel subatómico. Empezamos a tener más que indicios de que nuestra realidad es mucho más compleja de lo que percibimos, lo que por otra parte no es de extrañar ya que a medida que hemos ido avanzando en nuestro conocimiento del mundo este se ha ido mostrando cada vez más prolijo e increible. Podemos estudiar nuestro mundo, investigar hasta el origen de la materia , hasta el momento mismo del big bang, haremos modelos y descubrimientos, pero lo que no podremos es llegar al momento “antes” del big bang y la aparición del tiempo y no podremos por que no existe ese “antes” . Nos encontramos con un problema mayor que el del simple estudio de unos acontecimientos hasta un momento dado, nuestros limites están más allá del tiempo.

Miguel Angel González Rodrigo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.