Sociopolítica

Atlanta Vs. Las Vegas:

Estados Unidos es una gran nación. Es grande en muchos aspectos, pero ahora me estoy refiriendo a grande en extensión y población. Y es increíble, para los ojos de un europeo, lo homogénea que resulta, cultural y socialmente, a lo largo y ancho de miles y miles de kilómetros. Un refresco, una hamburguesa, un galón de gasolina tienen el mismo sabor y precio en prácticamente todo un continente.

En algunos aspectos, la consolidación de Europa como gran espacio común de ciudadanos, está conformando otra gran “continente-nación”, a la imagen de los EE.UU. y existen una serie de singularidades en este tipo de “naciones” (China, Rusia, Australia…) que no por evidentes son menos desconocidas para los europeos.

Una de estas singularidades son las ciudades especializadas. Una ciudad, un área, se especializa en dotar a toda la “nación continental” de un servicio, de una actividad concreta. Es, a otra escala, lo mismo que pasa en una ciudad, con áreas urbanas diferenciadas de ocio, industria, comercio, etc.

Ciudades como por ejemplo Detroit, Áreas como por ejemplo Silicon Valley, surten a todo un mercado continental con productos o servicios que no se encuentran en esa cantidad y calidad en ninguna otra zona. Las Vegas ofrece un servicio de ocio a escala norteamericana, un ocio basado principalmente en los juegos de azar. Orlando con su resort de la marca Disney bien puede ser otro ejemplo, basado en ocio infantil.

Europa, con su unión, (fruto principalmente de la paz) trae importantes oportunidades de crecimiento a aquellas ciudades que se especialicen en dar un servicio a una escala europea y no sólo nacional. Plantear Zaragoza como ciudad capaz de dotarse para ofrecer un servicio a escala continental es una gran iniciativa, una muy buena idea, dadas las cualidades innatas de nuestra ciudad por su ubicación, comunicaciones y su espacio disponible. Pero:

¿Por qué hemos de responder al modelo de Las Vegas? ¿Fruto de qué debate se ha llegado a esa conclusión? ¿Quién, y con qué autoridad ha trazado el futuro de nuestra ciudad siguiendo esos renglones? ¿Qué referéndum lo ha dictaminado?

El futuro de una ciudad debe ser responsabilidad exclusiva de todos sus ciudadanos, y no el designio o capricho de unos pocos intereses.

Personalmente considero que en esa estrategia de hacer de Zaragoza una ciudad referente continental, es mucho más conveniente y óptimo el ejemplo de Atlanta como gran ciudad de convenciones. Tenemos un enorme potencial de comunicaciones por aire y superficie y espacio para las grandes infraestructuras que requieren. Eso ha hecho que Zaragoza ya haya sido elegida para proveer de infraestructuras de logística de referencia en Europa a la nación española. No es muy diferente la tecnología de las convenciones a la de la logística de bienes, en esencia las convenciones, congresos y ferias tratan básicamente de logística de personas. Es evidente que hay mercado; Barcelona y Madrid se saturan en cuanto llega una feria especializada. (SIMO, Pasarelas, Salones del automóvil, MOBILE, Construmat… las posibilidades son ilimitadas)

Creo, además, que la actual desestructuración del estado es una tentadora oportunidad para determinados poderes fácticos locales y europeos de hacer en Aragón una legislación “a la carta” que favorezca la creación de grandes núcleos de ocio basado en juegos de azar. Esa cortedad de miras y esa búsqueda del rendimiento económico a corto plazo y a base de naipe-dólares está totalmente alejado de lo que debe ser una organización ciudadana socialmente sostenible. Esas maneras fácticas son, desgraciadamente, cada vez más habituales en el panorama político español.

Lo lógico hubiese sido decidir entre todos cómo orientar nuestro futuro, articular una sociedad pública, (municipal y/o autonómica) y ofrecer Zaragoza a los grandes grupos hoteleros y de ocio, eliminando intermediarios, comisiones y convolutos. Porque eso es Gran Scala, no nos engañemos. Somos nosotros los que ponemos los terrenos, las gentes y las leyes. Demos un paso más y elijamos nuestro destino.

Es innegable que el ocio genera riqueza, al proporcionar a los ciudadanos de un merecido descanso, al “cargar sus pilas” pero es discutible que el ocio que los juegos de azar generan sea rentable en términos sociales, municipales y personales, excepto para unos pocos, que en raras ocasiones cotizarán en nuestro territorio. Y al igual que con las personas, y de nuevo a otra escala, pueden dar pie a numerosas patologías sociales y municipales difícilmente recuperables.

En nosotros está, todavía, la oportunidad de coger las riendas del destino de nuestra comunidad. Somos una sociedad moderna que ya no se deja deslumbrar por trajes caros y jets privados.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.