Ciencia

La huella genética de los ríos

Tuberías entre las montañas. Así serían las venas de la vertiente cantábrica de no ser por la fauna que los vive y que está ligada a la salud general del ecosistema. Y dos de los pobladores clásicos de estos ríos, el salmón y la trucha, han disminuido drásticamente durante las últimas décadas, una tendencia que ha tratado de combatirse con repoblaciones. Para evaluar la eficacia de esta estrategia y determinar cuáles son las mejores herramientas de protección de ambas especies, el Grupo de Genética de Recursos Naturales de la Universidad de Oviedo acaba de finalizar un proyecto de investigación.

Eva García Vázquez, en uno de los laboratorios del Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo. Foto: FICYT.

El origen de los salmones que se pescan en los ríos es tan clara como el agua en el que viven, y por eso la mayoría de las estrategias de protección de la especie se han dirigido a las cuencas fluviales. Pero ¿qué sucede con los salmones que caen en las redes durante su etapa marina? ¿Cómo se distribuyen los peces en el Atlántico y a qué río están ligados los que se pescan en alta mar?

Ahora, los salmones que se capturan en toda la costa occidental europea, ya pueden someterse al “test de paternidad”. “Con ello, podremos saber qué poblaciones de salmones se pescan más en el Arco Atlántico, cuáles pueden sostenerse por sí mismas y cuáles necesitarían protección a través de la reducción de capturas o de un esfuerzo extraordinario para mejorar su hábitat, por ejemplo”, explica Eva García Vázquez, coordinadora del Grupo de Genética de Recursos Naturales de la Universidad de Oviedo. Además, “las recomendaciones para preservar el ecosistema del salmón pueden aplicarse a todos los demás peces migradores, además de beneficiar a muchos otros organismos fluviales”, señala esta investigadora.

Los investigadores que dirige Eva García han colaborado con un equipo de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y otro de la Universidad de Cork (Irlanda). Todos ellos han unido sus esfuerzos en el proyecto europeo ASAP -Atlantic Salmon Arc Project-, que les ha permitido crear una base de datos genética en la que se recogen microsatélites, es decir: los fragmentos de ADN exclusivos de cada población. Para hacer el análisis genético ha bastado con extraer un trocito de aleta o un par de escamas de los peces analizados, un método no agresivo con el animal. La ventaja de la extracción de escamas es que permite a los investigadores conocer cuánto tiempo han pasado los peces en el río y en el mar, y saber, por ejemplo, por qué puede haber fallado un año la producción de juveniles.

La riqueza del salmón cantábrico
Eva García señala que los salmones cantábricos tienen una identidad genética muy diferente a la del resto de salmones de Europa y América, a pesar de las sucesivas repoblaciones que ha vivido la especie.

“Hay dos grandes grupos de población en Asturias, ligeramente distintos entre sí, que se distribuyen al Oriente y al Occidente del Cabo de Peñas respectivamente. Y, aunque parece que cada río tiene una población independiente, hay un cierto intercambio genético entre ellas”, señala esta investigadora. Por otra parte, el estudio revela que los salmones de los ríos asturianos presentan actualmente una aceptable salud genética, fruto de su variedad.

Amenazas a la fauna fluvial
Pero el salmón cantábrico debe enfrentarse a mayores esfuerzos que el de remontar el curso fluvial desde los caladeros del océano: la contaminación de los ríos, el calentamiento global y los grandes embalses son algunos de los agujeros por los que desaparecen las poblaciones de truchas y salmones. “No pueden llegar a la parte alta del río para desovar en el caso del Navia ni en el alto Narcea debido a las barreras que los cortan”, afirma Eva García. Frente a este problema, esta catedrática de genética confía en la ingeniería: “algunos países como EEUU han instalado incluso ascensores para peces”, explica sonriendo.

En cuanto al calentamiento global, “no hay que perder de vista que el salmón es una especie de agua fría. Aunque hasta ahora parece que se está adaptando, podría tener serios problemas si el proceso se acentúa”, asegura Eva García.

En estos momentos, el equipo que dirige esta investigadora continúa colaborando con otros equipos europeos a través del proyecto SALSEA del VII Programa Marco, con el objetivo de investigar la etapa marina del salmón de toda Europa.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.