Sociopolítica

El Hombre de Gris (24)

“MIGAS DE PAN…” 

 

       Los escritores somos pobres.

      Vivo en un cuarto de 2 x 2, tengo un ventanuco con barrotes, una bombilla en el techo y una puerta que no tiene cerradura, no tengo muebles, solo un colchón de esponja en el suelo y una mesa para escribir que me hice con unos cajones de fruta que encontré en la basura, bueno también tengo un hornillo eléctrico para cocinar en una esquina. 

      Al lado, en otro cuarto, vive una chica con muchos perros y gatos, un poco más allá está un peluquero solitario y al fondo del pasillo vive un matrimonio, la mujer me lava la ropa por un peso la prenda y su marido cuando llega de noche bebido le da una paliza todas las noches, sabe que todos los vecinos lo sabemos pero ella lo niega. 

      Todas las mañanas, cuando salgo a la redacción del periódico para entregar mi artículo, y bajo la cuesta, hay un perrito que me espera en la Catedral Amarilla… “Chico”, paso a su lado despacito y se me queda mirando, quieto, después se me acerca, sabe que yo siempre llevo en mi mochila un trozo de pan y chocolate,por si me entra el hambre, pero no puedo resistirme, me siento a su lado, en las escaleras, el pan se lo doy a él y el chocolate me lo como yo. 

      Después de entregar mi artículo, el director me da 20 pesos y me voy. Voy buscando historias por aquí y por allá, por todo el pueblo para escribir mi artículo de mañana y así se me pasa el día. Por la tarde vuelvo a mi cuarto a comer y después escribo el artículo de mañana. Luego salgo para la discoteca nocturna donde trabajo hasta las 4 de la mañana limpiando mesas, ya te dije que los escritores somos pobres y lo que me paga mi querido director del periódico apenas me llaga, así que me busqué ésto otro trabajo. 

      Esta noche salí cansado, muy cansado, iba a irme a casa diréctamente, pero tenía la cabeza como un bombo por la música, así que me dí la vuelta y volví a la catedral Amarilla para sentarme a descansar y pensar un rato. La plaza estaba vacía, iluminada solo por las farolas de los lados, corría un pequeño viento que me despejó y me quedé así, escrutando la plaza y pensando en mis cosas.

      Pensaba… la plaza de día y la plaza de noche, ahora nadie y por el día no se puede ni caminar, pensaba… si ahora fuese de día estaría mi perrito esperandome y entonces le eché de menos no tenerlo en aquellos momentos. Pensé dónde estaría, dónde pasaría la noche, dónde dormirá, tendrá dueño…? La plaza estaba llena de basura que dejaron los vendedores de la mañana, bolsas, cajas, botes… Pero ví algo ¡ Me extrañó por que no tenia una forma definida, era solo un bulto, un bulto en el suelo, como un saco. Me levanto y me acerco… Dios ¡ Es “Chico” ¡ Estaba frío y de su boca salía un chorro de sangre… No sabía que hacer, me levanté, me eché atrás dando vueltas, lo volví a mirar intentando buscar una explicación, pero no la tenía. Me volví a acercar, me arrodillé a su lado y le quité el collar que llevaba puesto para llevármelo, quería tenerlo,… a cambio, saqué mi último trozo de pan y lo dejé a su lado… hacía mucho que no lloraba. Sabía que a la mañana siguiente ni ninguna otra mañana tendría a nadie, esperándome junto a la Catedral Amarilla. 

(San Cristóbal de las Casas- Chiapas -México)

      Dios ¡ Qué ganas tengo de salir de aquí…¡

HOMENAJE A “CHICO”

Migas de Pan

 

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Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.