Sociopolítica

Contribución a la Critica del Comunismo

 
 
 

Protestas en la Plaza de Tiananmen, Pekín, China. 1989.

 

Belisario Rodríguez Garibaldo 

Jurista, Periodista, Sociólogo, Analista Político, Profesor y Escritor 

Miembro del Partido Revolucionario Democrático – PRD (Panamá)  

E-mail: [email protected] 

Web: http://www.pa/secciones/escritores/rodriguez_belisario.html

 

 

La gran mayoría de los simpatizantes comunistas existen – paradójicamente – en los países donde no existieron regímenes comunistas. Los intelectuales, científicos y académicos rusos de la actualidad, están muy seguros que les toco vivir los tiempos en que se perseguía y excluía a los intelectuales por disentir de la política oficial comunista. Los avances soviéticos en industrialización, ciencia-tecnología, educación y políticas sociales, no justifican la muerte de millones en los campos de prisioneros ó Gulags (disidentes, expropiados, perseguidos, exterminados y purgados), así como no se justifica a la invasión a Checoslovaquia, Hungría y Polonia, aplastando con tanques soviéticos a las revueltas obreras y derrocando gobiernos comunistas independientes al Imperio Soviético, sin mencionar a las faltas de libertades, el terror y la persecución de quienes estuviesen en contra del régimen, además a las largas jornadas laborales para fabricar acero y armamentos con la militarización de la sociedad para frenar a los alemanes durante la ‘Gran Guerra Patria’ (Segunda Guerra Mundial), donde murieron veinte millones de rusos, cosas parecidas a las ocurridas en China (revolución cultural y represión genocida), Camboya (genocidio) o Polonia (represión de huelgas obreras), por solo mencionar algunos ejemplos lejanos, sin mencionar el naufragio del comunismo de Cuba. Los avances en el desarrollo de una nación, jamás justifica el genocidio contra sus propios pueblos, o contra los trabajadores que los comunistas dicen defender. No se puede justificar a los Romanov, nadie niega que era una dinastía de un imperio absolutista y feudal, mas bien planteamos que antes de la Primera Guerra Mundial, el país hubiera avanzado hacia una democracia moderna y logrado el desarrollo de la nación, si los bolcheviques que derrocaron al Zar, no hubieran también derrocado a la Duma encabezada por el primer ministro liberal Kerensky.

 

 Algunos expertos han señalado que el fracaso económico de la URSS radica en que la planificación económica quinquenal del PCUS y el Soviet Supremo se concentro en el desarrollo científico – tecnológico, la industria del acero, la industria centralizada, la colectivización agraria, la industria aeroespacial, la carrera armamentista y propaganda oficial, sin descartar a los buenos avances en políticas sociales – salud, ciencia, educación y cultura (solo la oficial permitida), mientras que en occidente (USA, Europa y Japón) se concentro la economía en – además de la carrera armamentista y aeroespacial – promover a la tecnología industrial en la producción en serie de productos manufacturados, que fueron distribuidos mediante el mercado y el inicio de la publicidad comercial. En el mercado soviético, centralizado, desorganizado, en carestía, donde los rusos no podían tener zapatos, ropa de invierno, televisores, alimentos básicos, calefacción, etc., pero si que podían viajar a la luna y tenia mísiles nucleares, aspectos que no resolvían las necesidades del pueblo trabajador. En Occidente (USA, Europa) se genero un mercado consumista que favorecía a la ley económica del mercado de oferta y demanda, donde se podía contar con variados productos de necesidad ó de lujo, que favoreció a las necesidades de sus gentes y trabajadores, sin descartar a las políticas sociales del Estado que generaban los impuestos del sector privado. En la carestía rusa, no se satisfacían estas necesidades, salvo en el mercado negro. El Glasnot (apertura informativa) y la Perestroika (reforma) les enseño a los rusos de todo lo que carecían, que occidente sí tenia. Se supone que la revolución se hizo para satisfacer las necesidades de los trabajadores (pan, tierra, trabajo, techo, libertad, paz), pero los rusos descubrieron que no tenían acceso a casi nada y que los trabajadores eran explotados en largas jornadas laborales (hoy vigentes en China, con 15 horas de trabajo seguidas).

 

 El resultado previsible, salvo para los marxistas: Las protestas rusas de Moscú y otras ciudades rusas de 1989, la secesión de algunas Republicas soviéticas del Báltico, la llegada al poder de Boris Yeltzin, la extensión de las protestas en los países europeos del este del Pacto de Varsovia, el derrocamiento de los gobiernos comunistas de estos países, el derrumbe del muro de Berlín en 1989, en fin, el fracaso histórico de los Estados comunistas, con el consecuente triunfo de la democracia en todo el mundo, con sus connaturales imperfecciones. Como conclusión, entre los alemanes se pudieron exorcizar a su pasado nazi-fascista, con el triunfo de la razón y la democracia, pero que aun en la sociedad rusa, al igual que en todo el mundo, los comunistas no hacen todavía la necesaria autocrítica y la adecuada revisión de sus ideologías comunistas y programas ‘revolucionarios’ (sobre todo en América Latina), inflando el democrático y plural debate político e intelectual con análisis teóricos desfasados y programas políticos incongruentes con la realidad actual, basados en el pensamiento pretérito de Lenín, Trosky, Marx, Mao, Stalin, Fidel, Che y otros autores cuasi decimonicos, nada mas que este debate, su acción política ‘izquierdista’ y sus irresponsables propuestas ocurren en pleno siglo XXI.

 

 

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.