Sociopolítica

CARTA ESCRITA POR UNA MUJER

A la mujer que llora y sabe despertar

Hoy, no puedo dejar que el silencio se aloje por más tiempo en las orillas de mi alma, ni puedo pronunciar por más tiempo las palabras amor mío, porque ese amor tuyo y mío ha caído en el pozo más profundo de la indiferencia. Ya no te quiero, ni tampoco te odio. Una luz serena se alberga en mi pecho y me conduce hacia otra luz más intensa que se colma en el deseo de vivir en paz y sentir como sienten los seres libres.

Yo nací en una familia humilde que me enseñó a querer a los demás, a ser solidaria con el sentimiento ajeno, a apreciar la belleza en las alas de la aurora, en el beso de una madre, en el trino del pájaro, en el perfume de las flores. Me enseñó a mirar la lluvia y el sol, a llevar la sonrisa de otoño o de primavera, a fingir la alegría cuando clama el dolor.

Yo soñaba con enamorarme algún día y construir el gran amor de mis cuentos de hadas, pero, ¿sabes?, tú has destronado mi mundo de princesa y has borrado la sonrisa de mis ojos. Te entregué el candor de mi juventud y mis sueños de cristal revestidos de inocencia caprichosa, y te entregué todo mi amor, sí todo mi amor. Nuestros cuerpos se besaron en el ardor del deseo y gozamos de la felicidad en el paraíso. ¡Y es que te quería tanto! ¿Y tú, me querías? No sé cómo pasó ni cuándo, como te volviste huraño y callado, y un día grosero, y otro me humillaste sin más. Yo no valía ni la suela que protegía tu calzado.

Hoy, después de volver de la oficina, te he preparado el plato que tanto te gusta, he limpiado la casa y te he dejado la camisa planchada. Pero ésta ha sido la última vez, porque hoy dejaré de ser para siempre tu esclava. No te esfuerces en buscarme para conseguir que me sienta culpable y arrastrarme de nuevo a esta cárcel de reproches inútiles, a este infierno de sinsabores crueles bautizados de soledad contagiosa. Eso no ocurrirá, porque hoy, por fin he despertado a la verdad, y sólo ansío disfrutar de la brisa templada sobre mi cara agradecida, sentir el rumor del mar sobre las entrañas de la tierra, regalar mis versos de violeta a una amiga, vivir, vivir, y a ser posible amar de nuevo. Amar a un hombre que me acaricie mientras duermo, que me abrace cuando estoy despierta, que me mime con su sonrisa tierna, que desprenda amor en su rostro, y que, cuando yo le llame amor mío, se estremezca en mis palabras. ¿Ves?, qué sencillo es andar por la vida así, desnuda, con el corazón abierto al trino, al beso, a la flor, a la belleza en las alas de la aurora.

Adiós. Cuando regreses no estaré en nuestra casa. Me voy. Me llama la vida. Debo subir al tren del olvido para no enterrar el baúl de nuevas ilusiones. Huelo a un aire nuevo. Se dibuja el perfil de la mañana.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.