Economía

Diálogo Interno XIV (Consecuencias de la deflación)

Yo: ¿Viste ayer el debate sobre el Estado de la nación?
Superyo: No, estuve muy ocupado.
Yo: ¿Y qué estabas haciendo, si se puede saber?
Superyo: Leyendo, o mejor dicho, releyendo, ‘La caverna’, de Saramago, excelente libro.
Yo: Te alabo el gusto, pero que sepas que si no escuchas a tus políticos perderás el hilo de la actualidad social y económica.
Superyo: No te engañes, si no escucho a mis políticos seré un tipo más feliz y menos crispado, amén de más informado, porque la fauna política se limita a desinformar al ciudadano buscando su propio beneficio. Prefiero a Saramago. ¿Te ves a ti mismo? Se te ve triste, amargado, preocupado, eso te pasa por haber visto el debate.
Yo: No es por el debate.
Superyo: Entonces, ¿a qué se debe tu alicaimiento?
Yo: A los datos del IPC de hoy, se ha confirmado la deflación, y me preocupa, es baja todavía, pero me preocupa.
Superyo: ¿La deflación? Eso es que las cosas son ahora más baratas que antes, ¿verdad?
Yo: En efecto.
Superyo: Entonces, ¿dónde está el problema? El que ahora pueda comprar las cosas más baratas es algo bueno, no malo.
Yo: En un análisis superficial, sin duda. Pero si lo analizas más profundamente entenderás que la deflación es desastrosa, el fenómeno económico más dañino para una sociedad.
Superyo: Explícate, porque no te comprendo.
Yo: Verás, ponte en la situación de que como ciudadano sabes que los precios están a la baja, es decir, que sabes que lo que ahora cuesta 100 costará 95 el mes que viene, ¿qué harías?
Superyo: Pues si no es un producto de primera necesidad, comprar el mes que viene en lugar de hoy.
Yo: ¡Exacto! Retrasas el momento de compra, y ¿qué significa eso?
Superyo: Que si más gente piensa como yo las empresas no venderán sus productos.
Yo: Eso es. Y como no venden se verán en la obligación de tomar dos decisiones inexorables: reducir la plantilla con el objetivo de minimizar sus costes y seguir reduciendo los precios con la idea de incentivar a a sus clientes.
Superyo: Entiendo.
Yo: Al seguir reduciendo los precios provocan aún más deflación, mientras que al despedir a sus trabajadores provocan que cada vez haya menos consumidores con capacidad de compra, con lo que acaban por provocar un encrudecimiento del problema.
Superyo: Ya veo, se forma un círculo vicioso.
Yo: Correcto, un círculo vicioso del que es muy difícil salir, y para el que ningún economista tiene una receta adecuada.
Superyo: La situación es grave, entonces.
Yo: Por suerte, la deflación, por ahora, es solo del 0.2%, pero habrá que rezar para que no siga creciendo, porque si es así el punto de inflexión del que nos hablaba Trichet estará muy, pero que muy lejos.
Superyo: Ya me has agobiado a mí también.
Yo: Lo siento, debería haberte dejado vivir en la felicidad de la ignorancia.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.