El 15 de marzo de 2009 se proclamaba al Licenciado Mauricio Funes, nuevo presidente de El Salvador; el candidato de la ex-organización guerrillera de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) había alcanzado el poder después de 3 intentos fallidos desde 1992 obteniendo una mayoría del 52 % del electorado; seguido muy de cerca de su contrincante derechista Rodrigo Avila (48 %); poniendo fin a 20 años de corrupción de gobiernos derechistas encabezados por el Partido Político Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
En el discurso de toma de posesión el primero de junio de 2009 Mauricio Funes había declarado la voluntad de su gobierno de ayudar a los más pobres implementando un Plan Global anticrisis, criticando a los gobiernos anteriores de derecha por haber provocado un deterioro “inaceptable” de las finanzas públicas.
También se comprometió a combatir la corrupción, las pandillas y el crimen organizado; marcando claro las características del nuevo gobierno al señalar que: “éste será el gobierno de la meritocracia, no el gobierno de privilegios de familias, de los vicios de las clientelas y de los padrinazgos sombríos. Aquí las personas serán reconocidas por su talento y honestidad y no por sus conectes o apellido”.
A mi juicio, uno de los aspectos más relevantes de su discurso fue el establecer que su gobierno tendría como referencia los modelos impulsados por Barack Obama en Estados Unidos; Lula Da Silva en el Brasil y el de Michelle Bachelet en Chile; lo que produjo cierto desencanto en los Gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba; criticado por llevar una política confrontativa contra los Estados Unidos de Norteamérica.
Todavía muy pronto para criticar; el Gobierno Salvadoreño tendrá que estructurar su gobierno y sus políticas públicas consensuando con la mayoría de la población divida políticamente.
Tendrá que organizar su gobierno; tal como lo ha anunciado; con gente capaz que tenga un alto espíritu de servicio como funcionarios públicos; con salarios moderados y sin prebendas que aliente la corrupción.
Funes tendrá el reto los próximos cinco años para legitimar su proyecto y demostrar ante su pueblo que las cosas sí se pueden hacer de forma diferente.
Fernando Saavedra A.
Nicaragua.
Junio 22, 2009.
