Ciencia

Bolsas de plástico: entre humo y ciencia

La semana pasada, dos cadenas de supermercados eliminaron las bolsas de plástico que entregaban gratis, y las sustituyeron por otras reutilizables y con coste. Las reacciones no han tardado: unos aplauden la decisión, otros promueven un cambio social para fomentar el reciclaje. A partir de 2010, España reducirá un 50% las bolsas de un solo uso, y pondrá a prueba a la población.

bolsas

La campaña comercial de Carrefour ha surtido efecto y ha calado hondo, la de Eroski ha sido menos sonada. Las cifras de los daños y la contaminación que generan las bolsas de plástico son la principal baza de gobiernos, organizaciones ecologistas y empresas para eliminar las bolsas de un solo uso que provocan un “impacto visual y el afeamiento de muchos paisajes españoles”, especifica a SINC Enrique Segovia, director de Conservación de WWF/España.

Las bolsas de plástico tardan una media de 400 años en descomponerse, y en España, se reparten cada año 13.500 millones, unas 300 bolsas por persona. “La utilización de un producto tan importante como es el petróleo para hacer un bien de consumo que tiene una vida media enorme y una vida útil de apenas tres minutos es un derroche de recursos absoluto”, manifiesta Segovia, que opina que no es tanto el impacto que pueden generar sobre tortugas y delfines que las ingieren, como el impacto ambiental general que produce.

Enrique Gallego, director general de la Asociación Española de Industriales de Plásticos (ANAIP), puntualiza a SINC que estas campañas no tratan de eliminar las bolsas de plástico, sino sustituir las de un solo uso por bolsas de plástico reutilizables (de textil de polipropileno), o biodegradables.

Vertedero con bolsas de plástico.

Estos supermercados se han adelantado al Plan Nacional Integrado de Residuos del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), que el Gobierno español ha previsto para 2010 y que sigue la normativa europea. Es decir, el año que viene la población española verá que las bolsas de plástico de un solo uso se reducen a la mitad y se sustituyen progresivamente por plásticos reutilizables y biodegradables.

En la actualidad, 350 empresas españolas fabrican bolsas de plástico. La desaparición de las bolsas de plástico podría suponer un conflicto de destrucción de empleo, ya que 11.000 personas trabajan en estas fábricas. Según Gallego, por eso las empresas españolas ya están fabricando bolsas reutilizables del mismo material, polietileno de alta densidad.

El poder calorífico del plástico reciclado

ANAIP trabaja desde hace un año en la regulación de este tipo de bolsas, que tienen una vida media de 15 usos, se pueden utilizar para la basura y pasar al contenedor amarillo o negro para otro tipo de consumo. “Es necesario educar para que las bolsas se depositen en el contenedor de reciclado, y canalizar la información para que la gente sea más responsable”, subraya Gallego.

Pero en la actualidad, la realidad es muy diferente. En España sólo se recicla el 10% de las bolsas de plástico que llegan a manos de los consumidores. “Hay que potenciar las bolsas de basura reciclables”, asegura el ecologista de WWF/España, Enrique Segovia.

Gallego apuesta también por la revalorización energética a través de la incineración de las bolsas “porque tienen mucho poder calorífico y hay que aprovechar ese poder como final de su vida útil”.

Las campañas que empezará el MARM a finales de año irán dirigidas a fomentar que el reciclado tenga una salida, “como tarimas, cubos de la basura, cepillos, paracoches”, declara a SINC Rosario Benavente, científica y vicedirectora del Instituto de Ciencias y Tecnología de Polímeros (CSIC). Para la investigadora, el poder calorífico del plástico es casi el doble que el del carbón, y está al mismo nivel que el gas natural y que el petróleo.

“El material que no se ha reciclado se puede utilizar para producir energía en centrales térmicas, y es bastante más rentable que otras fuentes de energía, con la ventaja de que además estás utilizando un producto que necesitas eliminar”, añade Benavente.

Alemania, Suiza y Dinamarca reciclan los plásticos y transforman un 20% a otras materias. El 80% restante se puede usar para recuperación energética, como lo hace Suiza (100%) o Alemania (90%). En España sólo se recicla el 20% los materiales plásticos, y sólo llega a un 45% de tasa de recuperación energética. “Estamos muy por debajo de los primeros países”, asevera la científica.

Ante las críticas por el uso del petróleo para la fabricación de bolsas, Benavente indica que “sólo un 4% del petróleo se utiliza para producir plásticos, y para las bolsas no llega ni al 1%”. Además, frente a otros materiales, el transporte de las bolsas de plástico genera un ahorro de energía del 39% por su bajo peso, que supone un 7% respecto a toda la mercancía frente al 43% del peso del vidrio, que consume mucha más gasolina que cuando se lleva plástico.

A esto se añade el embasado de alimentos de plástico que “conserva más tiempo los alimentos, abastece a mayor población con menor cantidad porque los alimentos no se estropean”, afirma Benavente.

Las tres “R” del consumo

Para que las bolsas de plástico no acaben tiradas en el monte o ingeridas por algún mamífero marino que las confunde con peces, “hay que educar a la población con las tres “R” del consumo: reducir, reutilizar y reciclar”, revela la investigadora.

La solución de ofrecer a la ciudadanía bolsas de plástico biodegradables parece no ser la mejor opción, porque también son de un solo uso, y suponen más consumo energético. “Utilizan generalmente materiales que son de cultivo por lo que se dedican zonas de cultivo para producir unos envases que se pueden obtener por otro tipo de fuentes, y se quitan zonas de producción de alimentos para producir energía”, declara Benavente, que no es partidaria del uso de las bolsas biodegradables porque es una forma de introducir una cultura errónea a la población.

Además, “si se arroja al mar, se necesitan bacterias que lo consuman para su biodegradación, y éstas requieren oxígeno con lo que reducen el nivel de oxígeno en los mares, y alteran su equilibrio”, especifica la científica.

El consumo responsable de las bolsas de plástico, su correcta reutilización y posterior reciclado, ayudarán a reducir el impacto medioambiental de estos materiales. Pero si cada persona no es consciente de que cada uno de sus movimientos afecta a los demás, no eliminaremos las bolsas de los paisajes naturales.

Conclusión científica, “transmitir la idea de tener una bolsa biodegradable no resuelve los problemas ambientales”.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.