Sociopolítica

Barack Obama y la Paz Mundial

 

Barack Obama con el Premio Nobel de la Paz. Oslo, Noruega, 10 de diciembre de 2009.

 

Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo

Jurista, Periodista, Sociólogo, Analista Político, Profesor y Escritor

E-mail: [email protected]

Web: http://www.pa/secciones/escritores/rodriguez_belisario.html

 

Acerca del Premio Nóbel de la Paz a Barack Obama quiero aportar unas acotaciones. La Real Academia Sueca y la Fundación Alfred Nóbel esta controlada por académicos, científicos e intelectuales suecos y extranjeros que se encuentra enmarcados en el péndulo del progresismo liberal, por eso siempre le han otorgado los premios a personas cuyo contribución a su área sean notable, pero además suele examinar con acuciosidad a las tendencias ideológica de los postulados (por eso nunca le otorgaron el premio Nóbel de literatura a Jorge Luis Borges, pues era muy conservador), que además antes deben ser postulados por un importante organismo gubernamental o no gubernamental nacional o internacional, además que la influencia de EE.UU., Europa, Naciones Unidas y occidente en general contenida sobre la Academia sueca es considerable, por lo cual influyen en el sentido de la consideración de la trayectoria de los premiados, que igualmente puede ser de países desarrollados o en vías de desarrollo (como ejemplo también fue postulado Evo Morales, pero no le otorgaron el premio). Sobre el área de la paz, debe ser una persona, generalmente un líder de trascendencia, cuya notable contribución y trayectoria política sea de consideración internacional. En el caso de Barack Obama, no es poco ser el primer negro afro-americano en alcanzar a la presidencia de EE.UU., un país fundado por colonos anglo-sajones blancos esclavistas, que tuvo segregación racial hasta la década de 1960 y en el que aun hoy persiste la discriminación racial.

 

Con respecto a la estrategia geopolítica de paz y seguridad internacional de Barack Obama en Oriente Medio se observa que va a ser la siguiente. Al considerar que la causa de la guerra en Afganistán fueron los atentados el 11-S de Nueva York (11 de Septiembre de 2001) provocado por Al-Qaeda, se buscara empezar a dejar de ver al Talibán como enemigos, sin descartar una negociación a posible acuerdo con Talibán en aras de integrarlos al nuevo sistema político afgano, para concentrar sus fuerzas militares en la lucha de la coalición internacional de EE.UU.-ONU-OTAN (Estados Unidos, Naciones Unidas y Tratado del Atlántico Norte) contra Al-Qaeda en la frontera afgano-paquistaní, esperando lograr capturar a sus dirigentes, en especial porque es donde se presume esta oculto Osama Bin Laden con sus fuerzas y con apoyo de las tribus pashtún de esa zona fronteriza, además EE.UU. busca empezar a controlar una zona que le resulta mas inestable en Pakistán. De igual forma EE.UU. esperan irse retirando gradualmente de Irak, pero dejando bases militares en la zona para apoyar al gobierno iraquí, y mantener vigilado a Irán y Siria, Palestina y Líbano. Así lo ha anunciado el consejero estratégico mas importante en materia de política exterior que tiene Barack Obama, después de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el vicepresidente Joe Biden, que es un ‘Halcón’ de los demócratas.

 

Ciertamente EE.UU. y Occidente no comprenden que así como Vietnam e Indochina resistió por siglos a China, Japón, Inglaterra, Francia y finalmente a EE.UU., los afganos ha resistido a Gengis Khan (Mongolia), Alejandro Magno (Macedonia), Imperio Otomano (Turquía), Gran Bretaña, Unión Soviética (Rusia) y ahora a EE.UU. Hay un proverbio árabe que dice “Dios (Alá) me libre en el desierto del veneno de la cobra, el diente del tigre y la venganza del afgano”. Eso sin mencionar toda a la historia de guerras y reinos de Persia (Irán), Asiria (Siria), Mesopotamia (Irak), como de todo los pueblos árabes, y en especial a las aun vigentes tradiciones de la historia del imperio del Islam que se extendió desde Arabia a Oceanía al Sureste-Centro de Asia al Norte-Centro de África al Cáucaso, Centro-Este y Sur de Europa. Aun a Occidente le cuesta entender que si existe un choque (cultural) entre civilizaciones, que aun quieren amoldar a la ilustrada cultura (democrática) occidental.

 

Con respecto a la relación de EE.UU. con Latinoamérica se puede observar lo siguiente. La comunidad internacional de forma casi unánime ha condenado el Golpe de Estado en Honduras: la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), el Sistema de Integración Centroamericano (SICA), la Alternativa Bolivariana de América (ALBA), la Internacional Socialista (IS), la Unión Europea (UE), los Estados Unidos (EE.UU.) y otros organismos internacionales, de forma que el aislamiento político del régimen de facto hondureño es evidente, pero las consiguientes sanciones buscan lograr revertir a los hechos consumados de facto. La mediación internacional busca hacerle llegar a una rectificación al régimen de Roberto Michelleti, en aras que sean capaces de lograr un acuerdo de vuelta al orden democrático constitucional con el retorno al gobierno del presidente derrocado José Manuel Zelaya, en aras aceptar un consenso entre las fuerzas políticas para la vuelta nuevamente al orden democrático republicano expresado por la voluntad soberana del pueblo hondureño en las elecciones libres democráticas.

 

En EE.UU. sectores conservadores (congresistas republicanos, grupos cubano-americanos, exilio venezolano, medios de comunicación conservadores y sectores conservadores del Pentágono y la CIA) evidentemente han apoyado al Golpe de Estado, pero ahora buscan una salida negociada favorable para el gobierno provisional; estos sectores han actuado siempre en cierta autonomía frente a quien dirija a la Casa Blanca, en este caso el presidente demócrata Barack Obama, que a su vez intenta lograr un acuerdo que culmine hacia una salida negociada de la actual crisis hondureña. En EE.UU. se esta decidiendo hoy el futuro de Honduras. Este acuerdo se basa en la intermediación del presidente de Costa Rica (y también Premio Nóbel de la Paz), Oscar Arias, mediante el llamado ‘Acuerdo de San José’. Lo mas probable que termine por ocurrir es que se verifique un acuerdo sobre esa base entre las fuerzas políticas en pugna en Honduras para que el derrocado presidente hondureño José Manuel Zelaya vuelva a la presidencia hasta las elecciones de noviembre para culminar a su gobierno en febrero, y en estas próximas elecciones de noviembre se termine por elegir a un nuevo presidente, ya sea un candidato del Partido Liberal que no tenga conflictos de intereses con la clase política-económica hondureña, o tal vez a un candidato opositor conservador del Partido Nacional, dificultando así a la acción de retomar el tema de la consulta hacia una constituyente, y sin mayores opciones políticas por ahora para la izquierda del partido Unificación Democrática, aliada de Zelaya.

 

Además es importante considerar que el Pentágono de EE.UU. busca reestructurar su estrategia militar en América Latina con el restablecimiento de la IV Flota de Atlántico – Caribe, y con respecto a Colombia incrementar su ayuda militar con la creación de 7 bases militares norteamericanas en Colombia, por la salida de otras bases norteamericanas de otros países (Manta en Ecuador, por ejemplo), además de mantener su tradicional cooperación militar con Colombia en la lucha en contra del narcotráfico y las guerrillas, bajo el Plan Colombia (Colombia-EE.UU.) aunado a relacionarlo con el Plan Mérida (EE.UU.-México-Centroamérica). Ahora la estrategia norteamericana será marcar una cierta oposición de Colombia con Venezuela, que busca ir contrarrestando a la expansión ‘bolivariana’ en el sub-continente Latinoamericano, todo eso en medio de la repercusión de una crisis económica mundial en ciernes, aunada al subdesarrollo socioeconómico latinoamericano, y las aun débiles e inestables instituciones políticas democráticas latinoamericanas. Todo vislumbra que el Pentágono ahora intenta vigilar el curso de los gobiernos de izquierda regionales, pues empezó a temer a Hugo Chávez (Venezuela) y su influencia regional, por su apoyo político a sus izquierdas que ahora han accedido al gobierno, además de su apoyo económico-energético que conforma alianzas a una amplia zona de influencia política de Venezuela. Todo parece indicar que el Golpe de Estado en Honduras ha sido un globo de ensayo del Pentágono y la CIA en aras de ver su posible ejecución en gobiernos de izquierdas mas débiles (Guatemala, Bolivia, Paraguay, etc.).

 

De esta forma dos ejes se están conformando en esta nueva ‘guerra fría’ regional: El Eje Washington – México – Tegucigalpa – Bogota – Panamá (ala derecha) bajo la égida del Tratado Interamericano de Asistencia Militar Reciproca (TIAR) vinculado a la Organización de Estados Americanos (OEA), y por otro lado el Pacto de la Alternativa Bolivariana de América (ALBA) conformado por La Habana – Caracas – Managua – San Salvador – La Paz – Quito – Asunción – Buenos Aires (ala izquierda) bajo la égida del Consejo de Seguridad y Defensa de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR), mientras que en el medio están los gobiernos de centroizquierda como Brasilia – Santiago – San José – Santo Domingo – Lima (ala centro) que por ahora son sólo mediadores de pugnas regionales antes de tomar un partido definitivo. Esperemos que algún día surja una integración de América Latina (con una Unión Latinoamericana) en consenso, cooperación y respeto mutuo con Norte América, sin que las diferentes ideologías políticas (derecha, centroderecha, centro, centroizquierda ó izquierda) de nuestros gobiernos sean un obstáculo para la convergencia de un intereses multilateral de plena integración económica, política, social y cultural de Nuestra América, con paz, democracia, desarrollo, bienestar social y derechos humanos. Salud, Progreso y Libertad.

  

  

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.