Sociopolítica

De robles, roedores y estrategias electorales

Con el fichaje de Robles como posible cabeza de lista de UPyD en Cataluña, el partido de Rosa Díez ha dado una nueva muestra de que se trata de un partido poco creíble, que no es otra cosa que un montaje bastante improvisado y con pocas convicciones morales y políticas. Al aceptar al ex diputado tránsfuga de C’s entre sus filas UPyD ha cerrado definitivamente toda posibilidad de llegar a un acuerdo electoral con Ciudadanos para las elecciones autonómicas catalanas que tendrán lugar el próximo otoño.
Además, con este golpe de efecto UPyD pone de manifiesto que en realidad no persigue luchar contra el nacionalismo y sus excesos, sino que se dedica a jueguecitos más que turbios para desajustar las mayorías existentes sin defender una línea clara como la que puede seguir C’s. Si Rosa Díez fuese honrada y estuviese comprometida de verdad con la defensa de los intereses de los ciudadanos (¿acaso lo estuvo cuando ocupaba altos cargos en el PSOE?), no haría la competencia a C’s en su propio terreno (al igual que C’s no hizo la competencia a UPyD en las elecciones vascas), sino apoyaría sin reticencias que Ciudadanos represente la única lista eficaz en Cataluña contra el nacionalismo imperante.
C’s ha sido y sigue siendo un proyecto novedoso por sus planteamientos. Recuerdo muy bien el momento en el que C’s se presentó tras el éxito en Cataluña como partido nacional y parecía ser la gran esperanza para la política española, porque respondía y responde a una necesidad cada vez más urgente de renovar el mapa político en España con alternativas diferentes.
UPyD irrumpió en la escena de mano de Rosa Díez, una socialista que para el PSOE estaba desfasada y tuvo que buscarse una salida nueva para salvar sus prebendas de diputada. A ella le vino a medida el éxito de C’s para copiar descaradamente los planteamientos de C’s sin creer realmente en ellos, pues ella cuenta con una presencia mediática en Madrid y en el País Vasco mucho más eficaz que Ciudadanos. No me extrañaría que detrás de todo el montaje de UPyD hubiera otros intereses mucho más oscuros, porque siempre que aparece alguna formación que se gana en poco tiempo las simpatías de una parte importante del electorado (e importante puede ser una intención de voto del 5%, ya que los reajustes subsiguientes del reparto de poder quitan a los grandes sus cómodas mayorías o hacen inviables los pactos que ya practican), los grandes fomentan y financian de alguna manera a otro partido que parece tener los mismos objetivos, pero que sirve básicamente para neutralizar al proyecto nuevo.
Esto mismo ocurre en el sector ultranacionalista de ERC con la aparición de un partido que es escisión de ERC y que sirve al personalismo de uno de sus antiguos líderes. No me parece descabellado pensar que éste cuenta con apoyos económicos del entorno de CiU o del PSC para debilitar así a ERC y no tener que coaligarse con dicho partido tras las próximas elecciones, según el lema: Divide y vencerás.
Ya desde finales de 2008 estaba claro que en C’s había mucha gente que deseaba destruir a C’s desde dentro creando desánimo y división. Toda esa gente no tenía el más mínimo interés por los planteamientos novedosos de C’s ni mucho menos por la política municipal, que es fundamental para asentar a un partido antes de poder dar el salto a otras instituciones. Curiosamente, los peores ejemplares de estos roedores acabaron en UPyD.
Robles fue uno de ellos. Poco después de las elecciones catalanas comenzó a afilar sus dientes para intentar hacer tambalearse a C’s, pero hay maderas duras de roer. Me parece del todo impensable una coalición de C’s con UPyD, con Robles de segundo de la lista. Bastante curtidos tienen que estar en C’s como para querer repetir las malas experiencias con los dos tránsfugas Robles y Domingo en el Parlamento Catalán.
C’s es un partido único en sus planteamientos y novedoso en su imagen. No lleva a nada sacrificar la personalidad propia y las siglas del partido con tal de aparentar ser una gran coalición de consenso. Lo que cuenta es lo que C’s proponga y si esto convence a los votantes, que en su gran mayoría seguramente volverán a votar a C’s. Ir coaligado a partidos bastante alejados del sistema de primarias y de la identidad como partido singular perjudicaría a Ciudadanos más de lo que le beneficiaría. Y si algún partido sin importancia quisiera ir con C’s a las catalanas, debería estar dispuesto a aceptar el sistema de las primarias y aceptar las siglas y el programa de C’s.
C’s se ha hecho ver y oír en Cataluña y se conoce como C’s. El partido debe tratar de seguir siendo C’s y dejarse de pactos con partidos tan patéticos como UPyD. El votante corriente mínimamente interesado en la actualidad política no sabe de los problemas internos de los partidos ni se interesa por ellos. Quiere soluciones para su vida diaria.
En los últimos meses, C’s ha tenido mucha actividad en Cataluña y fuera de ella. El gran número de actividades de los nacionalistas ha permitido a C’s estar presente y salir en la prensa. El fracaso de las consultas populares y el éxito del butifarrendum organizado por  la Asociación Cultural Gastronómica Butifarrèndum el mismo día y al que se adhirió C’s son indicios de que los nacionalistas parecen perder terreno.
Se trata de hacer propuestas, eso es lo que quiere escuchar y ver el votante medio. Quiere alternativas claras, no alianzas entre grupos diversos en busca del escaño perdido.
Un partido como C’s, tan claramente definido y el único que practica la democracia directa confeccionando las listas electorales mediante primarias en las que pueden participar todos sus afiliados, no tiene que tener miedo a ser él mismo. En el pasado y en el presente hemos visto demasiados ejemplos de partidos que han fracasado por haber tenido miedo a ser consecuentes con sus principios, como el CDS o el PP. El votante quiere definiciones claras, no dubitaciones.
El objetivo debería ser centrarse en programas y propuestas, no en discutir si aliarse con uno u otro. Para las coaliciones hay tiempo después de las elecciones, de las que se tiene que salir airoso, no tocado de ala en virtud de acuerdos preelectorales. El público en general está cansado de los continuos enfrentamientos entre los partidos que se culpan mutuamente de ser cada uno más malo que el otro, mientras que se olvidan de trabajar en objetivos.
Y finalmente, se habla mucho de que los intelectuales que apoyaron a C’s en sus inicios han dejado de hacerlo. ¿Acaso se trata de un argumento convincente? ¿No están muchos intelectuales y artistas en el Club de la Ceja y de la SGAE? Se sabe que siempre se arriman a aquellos de los que esperan beneficios postelectorales.
La política no es un feudo de los intelectuales ni éstos tienen que marcar los pasos a seguir. En los regímenes comunistas de la URSS y sus satélites los intelectuales siempre tenían una posición privilegiada, pero no servían al pueblo, sino a la propaganda del régimen. Sin duda, algunos de ellos tienen ideas muy valiosas, pero en su mayoría son oportunistas. Una cosa no quita la otra.
Me parece que “Cataluña somos todos” ha sido un acierto como inicio de la precampaña catalana, y esa imagen nueva y fresca inspira entusiasmo. Es importante que C’s sea un partido de base, de los ciudadanos para los ciudadanos, y da un poco igual si lo apoyan los intelectuales o no.
El votante corriente no creo que se guíe por lo que digan los intelectuales. Yo no lo hago. Que un proyecto político esté liderado por intelectuales es un aspecto que casi me provoca rechazo. En cambio, un discurso convincente como él de Albert Rivera y la frescura de su imagen como político nuevo y diferente son lo que espera el votante desencantado con la política. Si eso me pasa a mi, seguramente pasará a muchas más personas. Es precisamente lo que hace falta: Ofrecer una alternativa ciudadana auténtica, no un conglomerado de partidillos coaligados al estilo de otros que no tienen nada convincente que presentar.
Evidentemente, las perspectivas en la escena política actual no son muy claras. Los partidos pequeños lo tienen difícil, aunque quizás puedan movilizar a mucha gente apática o desencantada con la política que ven una oportunidad de cambio en un partido nuevo.
La política española ha llegado a un nivel de degeneración que muchos desearán poder votar a una alternativa. Esa alternativa sólo la veo en Ciudadanos. Sin aditivos ni colorantes.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.