Sociopolítica

Tabaco y paro

EL CRISOL    –    Pascual Mogica Costa

                 

    Resulta curioso el comprobar lo dados que somos al catastrofismo. Con esto de que el Gobierno pretende endurecer las medidas antitabaco, los hay que de forma inmediata han comenzado a dar cifras de la pérdida de puestos de trabajo que esto ocasionaría y de las graves pérdidas económicas que les supondría a los establecimientos de restauración, bares y cafeterías.

    La verdad es que no se en que se fundamentan para manifestarse tan negativamente, pues en absoluto esta medida hará que los fumadores dejen de asistir a bares, cafeterías y restaurantes. En el primero y segundo de los casos, en bares y cafeterías, esta medida va a propiciar el que la gente se tome su cerveza o su café y deje una mesa o un lugar libre en la barra al acabar la consumición. Sabido es que hay mucha gente que se toma un cortado y se pasa la mañana en el bar o en la cafetería leyendo el periódico y fumando, por cierto, en la mayoría de los casos el periódico es propiedad del establecimiento, y esto no creo que le sea muy rentable al negocio. En cuanto a los restaurantes, los fumadores van a seguir frecuentándolos en la misma medida en que lo hacen o lo hacían cuando les está o estaba permitido fumar. No creo que cambien el restaurante por un banco en un parque público y el delicioso menú de un restaurante por un bocata.

    Repito que me asombra el que se den cifras sobre paro y pérdidas económicas si se aplican medidas más duras contra el tabaco, y digo contra el tabaco, no contra los fumadores, al contrario, estas medidas sin duda alguna serán muy beneficiosas para su salud. Yo soy ex fumador. Mi “ración” era de tres cajetillas diarias de “rubio”, del caro, hasta que un 28 de octubre de 1995 le dije a un amigo: “El próximo uno de noviembre, día de los Santos Difuntos, dejo de fumar”. Se mostró bastante escéptico ya que pasar de tres cajetillas a nada era demasiado. Pero ese día, el uno de noviembre de 1995, dejé de fumar y hasta hoy. Ya lo hice en una ocasión anterior y estuve seis meses sin probarlo. En ambas ocasiones mi fuerza de voluntad, que es lo que se necesita, lo demás son tonterías, me refiero a eso de los chicles y de los parches, mi fuerza de voluntad, repito, la alimenté diciéndome a mí mismo: “Pascual, igual que te has acostumbrado te tienes que desacostumbrar”. En ambas ocasiones apliqué la misma filosofía y les aseguro que no llegué ni tan siquiera a sufrir un día de “mono”. A todo esto quiero señalar que a mí no me habían atacado las enfermedades que ocasiona el tabaco, pero vi lo que les estaba pasando a otros y me di cuenta de que era mejor no tentar a la suerte.

    No, el que la gente fume menos o no fume no produce ruina económica ni paro, lo que verdaderamente produce ruina física y paro, indefinido e irreversible, es el tabaco. Es de esperar que comunidades autonómicas como Madrid y Valenciana, sus dirigentes Aguirre y Camps, se muestren más sensatos que cuando se aplicó la ley antitabaco por primera vez  y colaboren no con el Gobierno sino para que aquellos que directa o indirectamente les afecta negativamente el fumar puedan gozar de buena salud. Es verdad: El tabaco mata. Déjatelo antes de él te deje a ti. Perdón por citar vivencias personales, pero lo he hecho por si a alguien le sirve para algo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.