Sociopolítica

DEMOCRACIA Y LA BALANZA QUE LA RIGE

¿Por qué no funciona la democracia? ¿Pero esto es democracia? ¿Hubo alguna vez democracia en algún gobierno antiguo o moderno? No. Veamos el por qué de ello.

Analicemos lo que debiera ser una democracia e imaginemos para “verlo” con la mente, una simple balanza… una de aquellas antiguas balanzas que por ejemplo, tenían colgadas los pescaderos encima de sus mostradores… “dos platillos una aguja que marcaba el fiel de la misma, platillos donde se echaba el pescado en uno y en el otro se ponían las pesas, que debidamente contrastadas por el gobierno, garantizaba un peso fiel para que no hubiese robo o engaño”. La democracia como gobierno debiera ser así y no lo es ni por asomo.

Todo el que gobierna tiende a la dictadura, al absolutismo o aún peor… a la tiranía. Y como todo el que llega a algún tipo de poder, está lastrado por las cargas de los que le apoyan hasta llegar a la meta pretendida; esas cargas son… “como las pesas lastradas y que nunca darán el peso exacto y que necesita la democracia”.

Por otra parte en la democracia no hay privilegios para nadie… “sea rey o mendigo”; todos absolutamente todos han de someterse a las leyes que son iguales para todos y por tanto no pueden existir privilegios para nadie y menos impunidades.

La democracia sólo existe en los escritos de los intelectuales que la pensaron y perfeccionaron y que llegaron a lo que se estima equilibrio máximo (que no lo es) de la tan cacareada división de los tres poderes máximos. El legislativo, el ejecutivo y el judicial, que han de ser entidades totalmente independientes y llamadas a vigilarse las unas a las otras. Pero es que incluso el más importante de todos, o sea el que sustenta y sostiene “la balanza de la justicia”… ¿Quién vigila a éste? ¿Un departamento surgido del mismo seno de la misma? No será efectivo, puesto que todas las corporaciones al final actúan como tales y “unos se tapan a los otros”; por tanto falta un cuarto poder que sea el que fiscalice y juzgue en su caso al judicial y derivando a los otros dos poderes.

Ese poder está aún por estudiarse y fijarse… “los pueblos antiguos en sus tribus, muchos de ellos lo tenían resuelto con el denominado consejo de ancianos” ¿sería bueno estudiar aquellos principios primigenios de la justicia de los hombres y dejar que en ciertos casos actuara la justicia natural que todo ser humano llevamos dentro, buscando a los que se considerase mejores portadores de tan nobles principios humanos?

En España es que aún no hemos llegado a los rudimentos de la democracia, puesto que aún no podemos elegir al individuo que nos represente; y nos obligan a elegir listas impuestas por los dictadores que dictan ellas en el seno de los partidos; por tanto ese es el primer fraude que se nos impone… el resto; simplemente veamos y analicemos la pudrición actual y la situación de “casa desordenada hasta límites absurdos ya”.

Por otra parte, el pueblo, la masa… no cuenta para nada; es cómoda y  bastante abandonada de sus obligaciones de control y protesta; la mayoría quiere que todo se lo den hecho, resuelto, “masticado” y creen (ilusos) que con depositar un voto cuando se lo piden ya está todo hecho y sus obligaciones cumplidas.

Y no es así… la democracia, como la libertad, como el bienestar cotidiano y futuro hay que batallarlo cada día que amanece y si no es así, simplemente ocurre lo que está ocurriendo… “desde la noche de los tiempos”… que el que llega al poder, lo usa y abusa todo cuanto puede y más.

A lo largo de mi ya larga vida, sólo recuerdo una arenga directa y fortísima hacia esa masa antes referida… “¡No me pregunte qué puede hacer el Estado por usted… mejor pregúntese qué puede hacer usted por el Estado! Lo dijo en uno de sus discurso J. F. Kennedy presidente asesinado (quizá por bueno) de los EE.UU. La cita la he reflejado “a vuela tecla” por tanto no puede ser exacta pero sí en su contenido.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.