Sociopolítica

Lectura como defensa

“Los gobiernos se agotan en una baja propaganda verbal”

Thomas Bernhard

Los grandes cambios logrados tras la Transición, aquellos por los que luchó y soñó una gran parte de la ciudadanía española, si se analizan en la actualidad ofrecen más desencanto que optimismo. Soportamos una izquierda despersonalizada donde la visión de la cultura del libro no recibe el necesitado alivio en este “nuevo orden narrativo político” de más gestos que convicciones.

En la acera de enfrente, una derecha incapaz de tocar el piano en democracia, continua atada a su pasado, esclava de sus propias circunstancias. Y en España crece la mediocridad y la ambigüedad, las diferencias sociales se acentúan, por lo que el neoconservadurismo crece  esperanzado disfrazado de populismo redentor.

La fiebre mediática es puro desenfreno, arracimado al culto de los personalismos. Soportamos una realidad desdibujada, pertinaz tromba de vaguedades, exhibicionismo de un espejismo cultural de supermercado. Por lo que cada día quedan más lejanos los problemas que realmente deben ser abordados por una política verdaderamente responsable.

Ante este descolorido y alarmante panorama, cada persona que ame el libro, debe ser consciente de su fortuna y defenderlo como bien propio. Y paralelamente echar un pulso en favor de la cultura escrita, intentar crear nuevos lectores o lectoras para ampliar su  visión crítica con la que enjuiciar por sí mismo el estado de alienación de nuestra sociedad. Provocar una crítica objetiva y comunitaria  en defensa de la democracia  y  la ética comunitaria.

El compromiso por el libro y la lectura debe originar un proceso  cultural tolerante, que redunde en un aumento sólido de la capacidad  de análisis crítico de la realidad y a la vez, crear un escudo protector frente al insistente peligro de alienación y consumismo teledirigido. No se debe vivir de espaldas ante tan desmesurada manipulación y burla con la sociedad. Aceptar este estado de degradación, nos  convierte en cómplice de la cultura fatua del absurdo: pan, circo, masa adicta a un consumo manipulado

Merece la pena, pues, este pulso como un deber  ciudadano, cuyo esfuerzo individual y colectivo no es otro que salvar los valores sociales y culturares del asedio  manipulador que nos aprisiona. Intentemos combatirlo con persuasión, transparencia y estilo, nada de  una “revolución”  con banderas y gritos arcaicos al viento, plagado de chocante “modernidad” cada día más desfigurada y cansina.

La cultura escrita es la mejor arma contra el  adocenamiento y la deformación mental. Insecticida  contra ese virus que  nos vienen  inyectando insistentemente  los Grandes Hermanos de los poderes mediáticos y sus acólitos servidores concientes del mal. Hacer lectores libres es defender las libertades y la capacidad de crítica propia que todo pueblo necesita para no entontecer.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.