Sociopolítica

Hora de definirse

No hay mal que por bien no venga. Manido refrán que sirve para confirmar situaciones. Me lo decía el otro día el amigo de la gasolinera refiriéndose al mal tiempo que, dicho sea de paso, ya ha pasado, aunque nunca se sabe. ¿Por qué lo dices, Manuel? – le pregunté- Pues que este viento y este temporal es bueno que pase, porque así aprovecha uno para arreglar las cositas que estaban mal. Que si la verja que estaba suelta y acabó por romperse; que si la cerradura que ya estaba medio mal terminó sus días; que si la maceta ya estaba medio cascada…”. En fin que el amigo tiene razón. Me hizo pensar y realmente, si lo analizamos bien, las crisis, los malos tiempos, el desequilibrio del equilibrio, son saludables. Lo peor que nos puede ocurrir es que estemos dormidos y aletargados. La costumbre, la rutina, la mala gestión, el pasotismo, la intolerancia y el creerse que nuestra existencia es eterna en este planeta tierra (minúsculo punto en medio del universo) se apoderan del entorno hasta que, sin esperarlo, y por circunstancias ajenas a nuestras voluntades, se producen cambios bruscos. Empezando por la misma naturaleza. Somos tan ineptos y confiados que nos atrevemos a desafiarla. Incluso a provocarla. Las consecuencias ya las sabemos. Lo triste de todo esto es que a algunos les toca pasarlo realmente mal o pasar al otro barrio. O lo que es lo mismo: desgraciadamente muchos mueren para que otros vivan mejor. Como la frase tópica que se dice cuando no se toman medidas: hasta que no ocurra una desgracia, no se va dar solución al problema. Eso para algunas cosas, como por ejemplo, una simple señal de tráfico. Pero para otras, la cosa pinta al revés. Hay temas en los que por muchas desgracias o muertes que ocurran, la solución no llega. Abril de 2.010, está siendo el mes más trágico en lo tocante al maltrato, a las injusticias y al asesinato contra las mujeres en seis años. ¿Cuándo va a parar esto? ¿Es que no hay un mínimo de decencia en el sistema judicial de nuestro país? ¿A cuántas manifestaciones tendremos que acudir?. ¿Nadie va a pararle las patas a los maltratadores?. Está claro que las medidas, pocas e insuficientes, no están dando resultado. ¿Qué se oculta en los camerinos de los juzgados o quién está deteniendo o impidiendo el que se tomen medidas mas duras? Estamos hartos de tanta palabrería.  Y hablando del sistema judicial, ¿cuándo se ha visto que se procese a un juez que ha puesto las cartas boca arriba en importantes asuntos que afectan a la sociedad, incluida la internacional?. Lo de la empresa llamada ICAR (sobre todo sus dirigentes) es de locos. De gente enferma. De gente cobarde. Se creen que la inmunidad es su mejor patrimonio. Sencillamente, y aunque debería cubrirme con el manto de la indiferencia, estoy (estamos) hartos de tanta autosuficiencia y prepotencia. De tanto desprecio. Estamos hartos de tanta ambigüedad y de que sigan sembrando confusión en la gente. En vez de ser honestos y actuar en consecuencia por sus desmanes, lo que se les ocurre es hacer penitencia.  Insisto: poderes ocultos, que no referentes a la magia, están actuando y utilizando toda una batería de recursos para que volvamos a retroceder en el tiempo. Enemigos del pueblo actuando en la sombra. Progresar está prohibido, por lo visto. Callar y silenciar delitos sigue siendo una asignatura que aprueban los más listos de la clase. Los demás parece que son tontos, revoltosos y traviesos, es decir, pésimos alumnos. Tengo que decir que gracias a muchos de esos “malvados alumnos”, la humanidad ha progresado en todos los campos: ciencia, comunicaciones, cultura,  etc. Gracias a esos “malvados alumnos”, que no han callado, que han denunciado, que se han manifestado, que han cantado, que han gritado y que han recibido palizas, incluso, muchas cosas han cambiado. Los inmovilistas, los listos, los que se creen mejor que los demás, los iluminados, los que no quieren que nada cambie, sí que se mueven, empleando toda una serie de artimañas, pero para impedir que los rebeldes, los débiles, los desfavorecidos, los marginados, progresen y alcancen, como mínimo, la dignidad a la que tiene derecho todo ser humano.  Es hora de tomar decisiones, de protestar, de manifestarse, de denunciar y de no callar ante tanto sometimiento. Es hora de definirse.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.