Sociopolítica

¿Y la familia que tal?

LA FAMILIA SE DESTRUYE Y POCO SE HACE POR RECONSTRUIRLA

Era el saludo habitual cuando dos conocidos se encontraban en la calle; la respuesta y generalmente, era… “bien… ¿y la suya?” A lo que seguía otro “bien” y las gracias oportunas en ambas respuestas.

Hoy ese “bien gracias” y aunque pocos lo reconocen y menos lo dice; habría que añadir muchas veces, mal y otras muy mal; sencillamente la familia tal y como la vivimos los viejos de hoy, ya no existe. Se ha ido disolviendo y esa disolución tiende a una desaparición casi segura, con la soledad consiguiente de los individuos que y como el pasado año escribí… “viven ya como los tigres que aún viven en la libertad de la selva”… machos y hembras se buscan cuando el apetito sexual lo requiere, luego cada cual “a su territorio” y la hembra a sacar (si puede y como puede) a su prole, puesto que éstos felinos y como cualquier otro animal salvaje, están sujetos a su ley natural y de ella no pueden salir.

El hombre y la mujer han querido (yo y afortunadamente sigo siendo en esto un poco antiguo) tantos derechos y tan pocas obligaciones, que lo que está ocurriendo es debido a esa ley que se han impuesto como “progresistas excesivos” y que ahora (muchos) se encuentran o van a encontrar, con lo que marcan otras leyes que al parecer son aún más fuertes que las que conocemos como naturales; o sea la ley de causa y efecto o del Karma, como la denominan los hindúes.

Y es que querámoslo o no, cada causa tiene su efecto y veamos lo que ocurre en esto de la familia o que se dice… “familia actual”.

“Soy psicóloga especializada en adolescentes. Cada día, mi consulta se llena de padres desesperados y de hijos desorientados y rebeldes. Los padres desbordados, se sienten perdidos en la tarea de educar a sus hijos que parecen sus enemigos. Los más pequeños acusan las prolongadas ausencias de sus padres, la carga y la soledad de ser hijos únicos, el cada vez más elevado índice de divorcios, la falta de límites claros y razonables, de tiempo para el cariño. Cuando crecen se enfrentan a un mundo el que sólo son vistos como consumidores potenciales para un sistema que los ha despojado de toda referencia. Muchísimos ni siquiera son capaces de discernir conceptos tan básicos como el bien y el mal”.

Todo esto y más, lo escribe en la revista XLSEMANAL del 14-02-2010, María Jesús Oveja Álvarez; que no sólo da en el clavo, sino que lo remacha a martillazos contundentes para que el que quiera saber que sepa; y termina preguntándose, ¿qué vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer y cuándo lo vamos a empezar a hacer? Terribles preguntas puesto que este asunto está tapado por muros inmensos y que nadie quiere escalar; si acaso la Iglesia Católica es la que está avisando, pero bastante flojamente dicho sea de paso, mientras  esta ya gangrena social, avanza a paso de carga militar.

Unos días antes era un Maestro de escuela en el que en “cartas a ABC”; refería las estampas de los años “sesenta” del pasado siglo y donde las familias comían y cenaban juntas, los niños jugaban libremente en las calles, plazas o descampados; las puertas podían permanecer abiertas que no entraban los ladrones y tantas cosas como se han perdido con este ya absurdo progreso, que lo ha sido sólo en consumir más, pero ese consumo ha ido consumiendo a infinidad de individuos hoy más desvalidos que nunca; y como “remacha” esa valiente psicóloga alicantina, que clama contra este desastre social.

Efectivamente antes “había la oveja negra”; ese miembro de la familia, díscolo, ingobernable muchas veces, delincuente en extremos muy extremos. Pero ya digo, era esa “oveja negra”, que suele manchar la blancura de un rebaño de ovejas blancas compuesto por varios cientos o miles de las mismas… “hoy las ovejas negras abundan ya demasiado y esa negrura avanza a pasos muy preocupantes”. De ahí que sea necesario “el camastro” o la consulta de psicólogos y psiquiatras, que antes ni existían ni era necesaria su presencia.

Hoy han desaparecido los niños de las calles y si los ves en algún recinto acotado o parque, están siempre solos y vigilados por su progenitor, puesto que raramente ves “a la criatura” acompañada por sus dos progenitores; puesto que el trabajo, las desavenencias o la separación lo han impedido. Igualmente predomina lo del “hijo sólo”… es mejor tener dos coches que dos hijos… “es la vida del progreso”, que se vacía cada vez más de calores humanos y familiares; cuando el mejor invento que hizo el hombre fue la familia, pero la familia bien avenida y con todos sus defectos.

Vivo en un barrio tranquilo y de calles viejas y casas unifamiliares en mayoría; tampoco aquí aparecen los niños en las calles y plazuelas que hay… salvo los de los gitanos que en él viven y que con ellos convivimos con cierta armonía (son casi todos organizados vendedores ambulantes y de buen poder adquisitivo); esos son los únicos niños que juegan en esos lugares públicos y sus gritos nos dicen estampas que “los payos” (palabra ofensiva con que ellos nos catalogan) ya perdimos. También en los gitanos aún perdura la familia tal y como la conocimos nosotros y donde… “jamás un gitano será llevado a un asilo como mueble inservible”… sí, en eso los gitanos nos dan un ejemplo digno de ser estudiado… “en otros comportamientos no podemos decir lo mismo… ellos defiende su vida y se apartan a ella, no quieren intromisiones, por tanto no llevan razón cuando dicen lo contrario, empleando una palabra que no quiero hoy emplear pero que todo el mundo en España la conoce”.

Y mientras los inútiles políticos, hablando de que hay que… “elevar el consumo”, puesto que ese es el único progreso… “o sea el progreso de los animales que hay que engordar para que vayan gordos al matadero”.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más temas)

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.