Sociopolítica

El día después

Después del atracón festivo futbolero que nos hemos metido en este último mes a raíz de la Copa del Mundo de Fútbol, los miles y miles de blogueros, escritores, periodistas y cualquier ciudadana o ciudadano, motivados por dicho acontecimiento, nos hemos lanzado a expresar nuestros sentimientos en un sentido o en otro,  impulsados por nuestras emociones y porque, de alguna u otra forma, creo, teníamos necesidad de expulsar hacia el exterior y compartir mucha tensión acumulada por los distintos problemas que nos acucian diariamente.

De esta manera se ha convertido el ambiente y  cualquier entorno en el que estemos, en una alegría, quizá corta, pasajera y efímera, pero absolutamente sana, justa y necesaria. Como siempre hay de todo: para dar y para repartir. Unos y otras han expresado, sobre todo, sorpresa, admiración y sentires insospechados que jamás creían iban a tener.

Y todo por el fútbol, ese deporte-negocio-juego-empresa que arrastra masas y que despierta, alimenta y hace crecer a un ritmo acelerado las pasiones más variopintas.

En un artículo que escribí hace tiempo, concretamente en la página 116 de esta sección: Mis escritos, comentaba que mi pasión a partir de ese momento iba a ser el ping-pong por, precisamente, un gol que metió con una escandalosa mano, Thierry Henry en un partido de clasificación para este recién acabado Mundial y que cercenó las aspiraciones de Irlanda, que, dicho sea de paso, seguro que hubiera hecho mejor papel que los “franchutes”.

Pero, sin lugar a dudas, el que nos dejado el mejor sabor de boca, el que nos ha producido este estado de ánimo de jolgorio y fiesta ha sido un grupo de jóvenes, 23 para ser exactos. Las que nos han producido los ÑBA, los de balonmano y waterpolo, la Armada tenística, las chicas de natación sincronizada, etc, etc y a título individual Gasol, Nadal y cía nos llenan de satisfacción y alegría pero la que ha protagonizada la Roja ha sido espectacular. Quizás por esa ansiedad que todo aficionado tenía de conseguir algo importante. Aún así y todo este mundillo sigue bajo sospecha. Todos vimos actuaciones extrañas. El gol que le birlaron a Inglaterra, los fueras de juego clarísimos en muchos partidos, las manos (otra vez las manos no vistas), la negativa por parte de la FIFA a poner en liza las nuevas tecnologías. Y sobre todo la violencia. Joder, con los holandeses. A estos tipejos (De Jong, Van Bommel…) hay que sancionarlos de por vida y  que se dediquen al kárate. Hay algo que no huele bien. Así y todo no quiero erigirme en el aguador de la fiesta. Me tengo que rendir ante la evidencia (y eso es innegable e incontestable) ante un trabajo colectivo, ante el compañerismo, ante el sacrificio para conseguir un objetivo, ante la alegría compartida y sobre todo, ante la humildad.

Me rindo ante la evidencia de estos jóvenes que han unido a todo un país olvidándose de sus clubs y de sus comunidades autónomas aún sin dejar de reivindicar de donde proceden. Pero todo con mesura, con sosiego, con respeto. Me rindo ante la evidencia de la grandeza de un ser humano: Vicente del Bosque, del que dijo un discípulo suyo, Pepe Reina, que “Es la bondad personificada.” Este hombre ha sido el aglutinador de muchas cosas bien hechas y de muchas actitudes y aptitudes llevadas casi a la perfección.

Emocionante fue ver en la tele la participación de su hijo Alvarito, un chico con Síndrome de Down, que con total seguridad ha hecho, bien digo, a Vicente lo que es.

Un gran hombre.

Siempre he dicho que estas criaturas que nacen con este trastorno genético son auténticos ángeles y tienen un poder innato: el del cariño. Ese es el secreto de este hombre. Tiene motivos para sentirse querido y querer.  Por otro lado, me sigue quedando esa espinilla por saber qué van a hacer con esa cantidad ingente de dinero extra (primas) que han recibido o van a recibir: 600.000 euros, o sea, 100.000.000 de pesetas “per capita”. No digo que no se lo merezcan sino, no sé, me parece excesivo y fuera de toda medida.

Ojala lo compartan con ONGs; proyectos humanitarios, fundaciones… y que lo hagan sin dar publicidad. Quiero pensarlo y deseo que tengan una virtud más.

La solidaridad.

Sería la guinda sobre la nata.

Pase lo que pase, hagan lo que hagan: Gracias y felicidades.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.