Sociopolítica

La crisis, los hombres y los perros

 

            No es que ya me sorprenda nada nuevo; ya que y hace nada menos que treinta y un años; visitando el aún dividido Berlín (visité las dos zonas) me sorprendía el no ver niños por casi ninguna parte. Extrañado de ello, pregunté al guía y sonriendo me respondió, que el berlinés no confiaba en el futuro (tenía miedo) y que en vez de tener hijos… “se compraban un perro”. Abundaban los solitarios y las parejas sin hijos, amén de las de homosexuales, que también el guía dijo que… “abundaban”.

Lógico lo que ha ocurrido después y donde una importante parte de Turquía, se encuentra en Alemania y allí viven, prosperan y procrean, puesto que los alemanes al igual que el resto de europeos no están por la labor procreadora y prefieren la invasión extranjera que ya tenemos encima; de musulmanes y no musulmanes, aunque los primeros son los más numerosos y ya se hacen notar bastante.

            Hoy el problema ya llega y acentuado hasta el sur de Europa, puesto que nuestra España, está cuasi esterilizada, por cuanto las parejas no quieren engendrar y por tanto no paren niños, o al menos no lo hacen en la proporción necesaria ni para mantener la población actual.

Días atrás de cuando escribo, se han dado cifras y precisamente “la caliente España”, en esto de la procreación se ha traslado a latitudes polares, puesto que somos los últimos en natalidad de los de toda Europa; destacando el descenso tan notable entre los años 2009 y en relación con el 2008. Aquí y como ocurría aquel 1979 en Berlín… “prefieren comprarse un perro o perra, amén de dos automóviles y demás”. Los hijos que los traigan los inmigrantes y a ser posible ya en edad de trabajar lo que los nativos hispanos no quieren o eluden de trabajos no deseados.

 

            Fui hijo único y confieso que ello es de lo más triste de un ser humano; no tener un hermanito para pelearse o jugar con él y todo lo que conlleva crecer en una familia, antes normal y ahora bastante escasa. En mi caso es que “me mataron a mi padre siendo yo un bebé”; y mi madre, viuda… cuando pudo casar, yo ya era un hombrecito.

            Por ello y cuando entablo conversación con algún matrimonio o pareja y les veo un hijo (hija) solos, les suelo decir… “¿cuándo le traen el hermanito? Tras ello les cuento mi pequeña odisea de “solitario”; pero la respuesta en inmensa mayoría de casos es categórica… “con uno basta”; la vida, la crisis, el costo, me dicen; pero ya digo, es que lo normal es que trabajen los dos y tengan dos coches y todo lo que la vida moderna les ha habituado a consumir. No quiero pensar si la criatura muere y los deja solos a ellos; que aunque no es frecuente, pero ocurre. Conocí a una mujer, que quedó tan traumatizada y amargada, que amargó a lo largo de su vida a todo el que estaba a su alrededor, empezando por el marido “que era un pedazo de pan”… el hijo le murió con veinte años y ella ya estaba estéril para tener más.

 

            Hoy leo en prensa algo que estremece, puesto que viene a decir que en nuestra sociedad, la soledad es cada vez mayor, el número de hogares unipersonales crece día a día y en la misma proporción, crece el número de mascotas, principalmente perros, que ya “es la familia” que muchos de estos solitarios tiene, quiere y cuida… para los demás menesteres, cuando necesitan sexo, lo buscan y como lo encuentran, pues luego, cada cual a su guarida y a cuidar al perro, gato… “o serpiente”, pues lo hay bastante raros. Más o menos lo que hace el tigre y la tigresa en las selvas en que aún pueden vivir en libertad.

            Así y aunque estamos en una crisis económica de magnitudes no conocidas hasta ahora; de los pocos negocios legales, que siguen funcionando bien y aumentando, según también leo en prensa, son los que se dedican a la venta de perros, gatos, aves y otros animales de compañía; los veterinarios que han de cuidarlos, las fábricas de alimentos especiales para estos animales, que suelen costar incluso más caros que las que consume normalmente el ser humano (reanuncian incluso en TV), etc. etc. puesto que piensen ustedes, en lo que necesita el perro aún sano… y desde el peluquero, hasta el insecticida y desde la cama, hasta la medicina; y no hablemos de alguna intervención quirúrgica, vacunas necesarias y otros… “que no costea la seguridad social”.

 

 En fin que tener un perro, creo que cuesta poco más o menos que tener un hijo… pero es claro… el perro es mucho más cómodo de tener y mantener… “y además lo pare una perra”.

            Aquello que yo oía decir a los viejos de mi tiempo, sobre los perros, hoy ni si sabe ni se aplica, ni se entendería… “el perro come de lo que le sobra de la comida del amo y el resguardo en cualquier rincón de la casa”. Hoy hay hasta quienes le costean tumbas funerarias de alto precio al cadáver de su perro… “yo ya tengo dos enterrados, pero lo hice con mis manos y al pie de un viejo olivo, cuando murieron de viejos”… pero también tengo tres hijos, más dos que murieron… y tengo ya casi siete nietos, puesto que pronto llegará el séptimo. Los perros, los tuvimos a la vejez y afortunadamente a mi esposa y a mí nos agradan y dan muy buena compañía; lo que nos compensa de todos los contratiempos que hay que soportarles.

            Al terminar de escribir “esto”, mi querido Aníbal (Yorkshire) está acostado a mis pies, tan tranquilo aunque si me descuido puedo pisarlo, pero él sabe que no.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.