Ciencia

Sobre viejos y nuevos dogmas

– En primer lugar, empezando por la conclusión, diría que todo aquello que es un dogma es, en sí mismo, no dogmático. Y viceversa.

– La mente humana, en este caso y por lo que le es inherente a su conciencia, tiene la función natural y evolutiva de querer abarcar todo y cerrar el círculo. Las mismas ciencias, todas ellas, avanzan buscando respuestas y generando nuevas preguntas en un proceso infinito, pero con la llana intención de, en algún instante, cerrar el círculo o detenerlo.

– Encontrar preguntas en cada respuesta es algo también inherente a la mente humana, pues si la respuesta viene implícita en la pregunta, lo que dicta un análisis plenamente racional, empíricamente somos hacedores, voluntaria e involuntariamente, de la inversión lógica de este fenómeno: en cada respuesta hay una pregunta: cuando encontramos el porqué, automáticamente buscamos el porqué del mismo. Ciertamente, nuestro deseo es cerrar el círculo.

– Pero, si dejamos entrever que nuestra voluntad es mantener el ciclo abierto, ¿no es acaso esto dogmático? ¿tiene que ser el círculo abierto, como una espiral? Y, si dejamos entrever que nuestra voluntad es cerrar el círculo, incluso desde la visión más racional, científica y empirista, ¿no es ésta la definición positivista que se menciona al principio sobre lo dogmático?

– Aceptamos que vivimos en un Universo (con mayúscula): ¿es esto un dogma? Si aceptáramos que no es uno el Universo, sino varios; si descartamos la teoría del Big Bang, por ejemplo, que nos ‘encierra’ en una burbuja en expansión de la que no se puede ‘salir’, sino de la que sólo nos podemos acercar, por hipótesis y pruebas empíricas, a su teórico principio y, en la medida de lo posible, advertir los posibles finales, ¿no está el humano siendo dogmático? ¿no se está negando, incluso Ciencia en mano (mayúscula), que hay una línea divisoria entre lo que queda ‘dentro’ y lo que queda ‘fuera’? Y, sin embargo, ¿lo que queda ‘fuera’ no va implícito, de la misma manera, en el razonamiento que deriva en acotar hacia ‘adentro’?

– Pero, el ser humano es muy versátil y flexible, lo que no lo saca de ese dogmatismo -al parecer. Podemos habitar un Universo, pero puede no ser el único; puede ser una sucesión de infinitos universos, universos que colapsan/rebotan/brotan (dependiendo de la teoría) en un continuo e infinito ciclo: ¿no son acaso, todas y cada una de esas hipótesis, dogmatismos de la clase ‘círculo abierto’?

– Se cambian ciertas premisas, se obtienen ‘distintos’ resultados. Pero no son tan distintos: por X o por Y, nuestra mente predispone este flujo, sea finito o infinito, a tener al menos un principio y al menos un fin, o, en su defecto, ¡a unir uno con otro y hacer de ello lo mismo, cerrando el círculo!

– Algo que se me ocurre pensar, al menos en base a mi visión, es que el propio mecanismo de pensamiento humano es el que genera lo que ‘es’ a la vez de lo que ‘no es’: lo uno es lo otro, a ambos se llega por el mismo camino, pues no poseemos otro modo de razonar. La postura relativista en lo que a pensamiento se refiere me parece algo demasiado superficial y soez como para ser incluido en el análisis, pues el mismo relativismo no es otra forma de dejar el círculo infinitamente abierto o, lo que es lo mismo, darlo por cerrado. Banal.

– Se dibuja en mi mente que, para desdicha de quien tenga una visión ilusoria que no acepte que la ilusión, aun siendo motor e ingenio, no es más que ilusión, no hay ‘escapatoria’. El modo de razonar y proceder, desde lo más elemental a lo más complejo, de la estructura más pequeña a la más grande, es dogmática: cerrada. No existe más allá de esa ilusión o utopía, aquello que conocemos como ‘Libertad’. Libertad implica asunción, resignación: implica detener el tiempo, tomar una instantánea del Universo y comprender que, independientemente de la postura que tomemos, estamos ‘dentro’ (sometidos a todo lo que queda dentro) o ‘fuera’ (sometidos a todo lo que no queda dentro): la Libertad pasaría por asumir que esa diapositiva, aislada, es para cada individuo, en el momento que la toma, su Libertad. Ni absoluta ni relativa: la que su propio conformismo se resigne a aceptar.

– Las ciencias exactas, las matemáticas, contiene sistemas abiertos, cerrados, completos e incompletos. Lo que nos lleva a lo abierto/cerrado/completo/incompleto de cada rama es la misma forma de proceder: incluso la misma naturaleza probabilista, azarosa, caótica es algo contemplado por el razonamiento del que hablo. ¿Qué es aquello tan aleatorio más que lo que el razonamiento puede contemplar como aleatorio y separar de lo no aleatorio?

– El empirismo, ¿es acaso un círculo abierto o un círculo cerrado? Si es abierto, ¿no es, por inducción, un dogmatismo de la tipología infinita? Si es cerrado, ¿no es acaso de la tipología finita? Si se acepta un posicionamiento mixto: ¿no es éste, acaso, un dogmatismo fruto de las consecuencias del modo de proceder en el razonamiento?

– Me hace recordar una frase que he mentado en alguna ocasión en alguna de mis reflexiones: nuestro Universo es una gigantesca cárcel, tiene las dimensiones que cada uno desee poner a su antojo. Pero tanto lo que hay dentro y lo que hay fuera, como el asumir que hay un ‘dentro’ y un ‘fuera’, es una muestra más de la ‘condena’ del pensar, el razonar.

– Sin embargo, y con esto concluyo la verborrea del primer café de la mañana, pienso que, lejos de tener connotaciones negativas, este hecho puede tener connotaciones positivas. La primera, es asumir que conceptualizamos el continuo del Universo, y entre ese continuo tratamos de encajar una pieza: nuestra conciencia. Sea nuestra conciencia parte del continuo o un infinitésimo dentro de una amalgama finita o infinita de intersecciones discretas, poner o quitar el límite está en la mano de cada uno, sabiendo que esa voluntad de poner y quitar es tan limitada como lo es nuestra capacidad de razonar y comprobar. Si acaso, como apunte personal, y con esto me salgo de un discurso de razonamientos para adoptar la postura tipo Coelho-beta, el quid de la cuestión es asumir nuestra limitación y, en base a ella, construir nuestro propio sistema que nos garantice la fortaleza para pasar por esta ‘brisa’ que es la vida en este charco, lago, mar u océano al que, por convención, hoy, llamamos Universo.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.