Economía

Antes y después de la crisis económica

Al amparo de la crisis, de su introducción, nudo y desenlace, se ha puesto de moda el cacarear la bonanza del tiempo pasado, las bondades de la época justo anterior, cuando todos estábamos tan bien y la economía marchaba viento en popa y a toda vela.

Nadie parece darse cuenta de que no vivíamos en un cuento de hadas, sino en una ilusión económica que provenía de nuestra aspiración perpetua de llegar a ser alguien, alguna vez, en esto de la economía global.

Todos, absolutamente todos los analistas hablan del tiempo que tardaremos en llegar a estar tan bien como estábamos antes, aunque no se plantean que puede que no estuviéramos tan bien, o que puede que no queramos regresar.

Porque si regresamos a los índices de antes de la crisis estaríamos hablando de una tasa de desempleo sobre el 8-9%, demasiado elevada para que podamos decir que estábamos bien.

Porque si regresamos a los índices de antes de la crisis estaríamos hablando de un salario medio real de 1.000 euros, muy por debajo del salario medio de nuestros socios de la Unión Europea.

Porque si regresamos a los índices de antes de la crisis estaríamos hablando de unos niveles de productividad laboral ínfimos y falta casi absoluta de valor añadido en el trabajo de los españoles.

Porque si regresamos a los índices de antes de la crisis estaríamos hablando de una burbuja inmobiliaria en permanente crecimiento, con actitudes irresponsables de los particulares y de las entidades financieras.

Por tanto, puede que no estuviéramos tan bien antes de la crisis, puede que todo no fuera otra cosa más que una ilusión a la que nos aferrábamos, y nos seguimos aferrando, para sentirnos mejor, pero nuestras cuentas bancarias, tanto privadas como públicas, no mienten, ni mentían.

Yo no quiero regresar a como estábamos antes de la crisis, quiero que regresemos a un estado en el que nunca hemos estado, con un mercado laboral más flexible, que garantice tasas de paro por debajo del 5%, con una productividad laboral más elevada, con trabajadores formados y aportadores de valor añadido a su labor, y con un ajuste real de oferta y demanda en todos los sectores, y en particular en el de la construcción.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.