Sociopolítica

Chulerías, las justas

Dragó tiene recursos para reprimir las machadas en público. No están los tiempos para chulerías. A Pérez-Reverte, el guantazo a Moratinos en la barra de Twitter le ha situado más cerca del ‘pepé’. Hoy, a una mujer con vaqueros zarrapastrosos pero con bolsazo de firma se la considera elegante.
CARMEN RIGALT| ULTIMA| Pág. 52. – EL MUNDO
31/10/2010

El viernes, el centro de Madrid era una manifestación silenciosa. Sitúense: margen derecha del Paseo del Prado, donde confluye un entramado de calles que llevan nombres de escritores. Frente al número 40 de Lope de Vega, coches oficiales colapsando el tráfico y concentración de público para visitar la capilla ardiente de Marcelino Camacho, un santo al que sólo le falta la peana. Pocos metros más abajo, la gente tomaba posiciones para acceder al Cristo de Medinaceli (Jesús recibe los viernes) y darle el abrazo semanal. No eran los mismos fieles, pero casi.
Al poco, las colas se habían cruzado dando lugar a equívocos. Algunos turistas dudaban y se detenían, hacían fotos, preguntaban. Hay gente (y no sólo turistas) que observa fidelidad a las colas. Allá donde ve público concentrado, allá que se queda. En este caso, la doble cola atrajo a público sobrante del Museo del Prado. Los colegas de Catalunya Radio, cuya sede es un observatorio privilegiado, se pusieron las botas. En Madrid, la actualidad siempre es una fiesta, decían.
Vida y muerte, realidad y ficción, pepé y pesoe, Real Madrid y Barça, Antena 3 o Tele 5, Trini o Tomás, Rubalcaba o María Teresa Fernández de la Vega, Esteban o Campanario. La vida va por barricadas. Los casos que han monopolizado las últimas broncas llevan los nombres de León de la Riva, Pérez-Reverte y Sánchez Dragó, tres deslenguados. Como callarse es de caguetas, daré mi opinión, aunque me cueste.
Ahora estoy empapelada por haber afeado las actitudes de Neira en uno de sus desahogos verbales. Me sentí burlada por el héroe al que creí admirar, pero con quien estaba realmente furiosa era conmigo misma. Merecido lo tengo, pensé. Por gilipollas.
Tranquilos. No voy a hablar de Neira, sino de los tres hombres que últimamente han sido la diana de nuestras iras. Por sus palabras los conocemos. La máxima, aplicable a hombres y mujeres, afecta a las personas con incontinencia verbal, sobre todo a aquellas que no distinguen la esfera pública de la privada. Es el caso del alcalde de Valladolid y ginecólogo de Ana Botella, que se desbravó con maneras de viejo verde.
Lamento coincidir algo con Arcadi Espada, que ayer sábado trató el tema en su columna. No es que lamente la coincidencia de opiniones (él construye sus argumentos con más sofisticación intelectual), sino el tiempo en el que han sido expresadas: Arcadi lo ha dicho primero.
En los tres casos (De la Riva, Dragó y Pérez-Reverte) hay correspondencia política. Y si no la hubo de antemano, ya la tienen. Pérez-Reverte siempre ha mantenido una actitud desmarcada de tirios y troyanos, pero en los tiempos que corren eso no se perdona. Él vertió su opinión de Moratinos en la barra de Twitter, que es como la barra del bar de la esquina, y nosotros le hemos puesto amplificadores.
Era una forma de provocar al escritor invitándole a bajar al barro, como hacen los periodistas en las tertulias. Pues bien: ya lo ha hecho. Aunque Pérez-Reverte fuera políticamente puro (apolítico), el guantazo a Moratinos le ha situado más cerca del pepé. Yo que él sólo volvería a pronunciarme en presencia de mis abogados.
Caso Dragó. Otro producto de la incontinencia. Sánchez Dragó sabe que no corren buenos tiempos para las chulerías. Yo hablo de los hombres y los llamo pajilleros (la expresión me gusta y la utilizo con la frecuencia que me sale del moño), pero un hombre no puede hacer lo mismo en dirección contraria. «Cualquier reproche a una mujer adquiere plusvalía, convirtiéndose en reproche a todo el colectivo», afirma Espada.
No seré yo quien le niegue la razón (lo que dice es un hecho), pero hay más implicación política de la que él le atribuye. El propio Arcadi cuenta que Wyoming, en su programa, utilizó el apellido de la ministra para hacer una gracieta («Pajín quiere decir ‘masturbito’») que en su día, por no causar, no causó ni gracia.
Dragó tiene recursos para burlar a los Torquemadas de lo políticamente correcto, pero sobre todo, para reprimir las machadas en público. Como dice Espada, «la primera víctima del hombre es el hombre mismo». Resumiendo: chulerías, las justas.
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El largo recorrido de lo efímero
AGUIRRE. El universo de la moda acusa la crisis. Y sin embargo, se mueve. Hay en ese movimiento una constatación de la fe que tiene la sociedad actual en el consumo de lo efímero. Prueba de ello es que, temporada tras temporada, las grandes revistas de la moda siguen celebrando sus fiestones. Hace unos días le tocó a Telva y dentro de poco será el turno de Marie Claire. Cada fiesta es un escaparate y cada escaparate, un anuncio.
Lo efímero es lo que más dura. Tengo en mis manos el último número de Telva, con un suplemento dedicado a los accesorios. Zapatos de Christian Loubotin (los zapatos imposibles, como yo les llamo), bolsazos exclusivos (el bolso es un artículo con vida propia que cada día cobra más protagonismo: hoy, una mujer vestida con vaqueros zarrapastrosos y top triste, pero enganchada a un bolsazo de firma, puede ser considerada elegante), fulares, bisutería, etcétera.
Hay formas y formas de anunciarse. El otro día asistí, en Las Rozas Village, a la concesión de los becas Pro fashion, 3 mujeres, 3 proyectos, premios que respaldaba la Comunidad de Madrid (ella estaba allí: o sea, Esperanza Aguirre) y a los que han prestado su colaboración conocidos nombres del mundo de la moda. Este tipo de iniciativas tienen buena acogida cuando hay estrecheces. El patrocinador pone el dinero, las aspirantes se benefician de él y los resultados son celebrados por todos. En este caso, el patrocinador (el dueño del Village) quería celebrar el décimo aniversario del centro, así que igualmente se habría gastado el dinero en canapés. Comenté éste y otros extremos con Javier Oliva, presidente del jurado, y con María León, de profesión «soy amiga de mis amigos». Aguirre, una vez hubo entregado los premios y recibido las palmadas en el omoplato, se perdió en una tienda de Purificación García. Todavía la están esperando.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.