Economía

MOBBING

Cada día más, empleamos el término “mobbing”, para referirnos al acoso que tiene lugar en el puesto de trabajo, en el terreno laboral, por el que una persona es hostigada por parte de un superior, por uno o varios subordinados, o por los propios compañeros. Situación que puede desembocar en trastornos físicos y psicológicos de diversa consideración y gravedad.

A grandes rasgos, se puede asegurar que el acosador, o persona que ejerce “mobbing” sobre otra, pretende con su comportamiento, anular al acosado, en la mayoría de los casos, buscando que la persona objetivo de su asedio, abandone la empresa, y para ello va a utilizar todo lo que esté en su mano. Las técnicas habitualmente empleadas son referentes a la comunicación, y así es muy probable que se deje de dirigir a él, o directamente lo ignore. Puede impedir o dificultar que sus compañeros también se comuniquen con él.

Proporcionarle una nueva ubicación, más aislada, en el lugar de trabajo; impedirle que use formas de comunicación como el teléfono o el ordenador, despreciar el resultado de su trabajo, utilizar motes despectivos, gritar o insultar al acosado, son otras técnicas que habitualmente emplea el acosador. El acosador pone en marcha esta maquinaria, habitualmente por celos y envidia sobre las cualidades personales del acosado, tales como el sentido de justicia, la brillantez intelectual, los impecables resultados de su trabajo, o sus logros personales.

El “mobbing” más habitual es el denominado descendente, es decir el que se ejerce de superiores a subordinados, y muy frecuentemente debido a que el superior ve amenazada su permanencia, o incluso su brillantez, a largo plazo en la empresa, y así decide eliminar todo lo que suponga o pueda suponer algo de competencia. Envidian de su víctima la capacidad, y les aterroriza dejar expuestas, y muy a la vista del resto, sus carencias.

De lo expuesto hasta ahora, no se colige que la persona acosada tenga una estructura de personalidad débil, o que sea pusilánime y asustadizo. Más bien al contrario: en muchas ocasiones sufre este acoso por enfrentarse a su agresor, y entre sus características suelen destacar la inteligencia, la capacidad de trabajo, el ser altamente eficientes y a menudo carismáticas. Todo lo contrario a la imagen que el acosador quiere ofrecer, a los demás, del acosado. De hecho una postura firme, clara y de entereza frente al hostigador, puede hacer que este se tambalee, ya que todo su comportamiento acosador nace de su inseguridad.

González de Rivera, Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica, clasifica a los sujetos con riesgo de padecer “mobbing” en tres grupos: los Envidiables (trabajadores brillantes y atractivos), los Vulnerables (individuos con alguna peculiaridad o necesitados de afecto), y los Amenazantes (trabajadores altamente eficaces y que cuestionan lo establecido).

Además del descendente, existen otros tipos de mobbing: el denominado ascendente, que define las situaciones, menos frecuentes, en las que un trabajador de nivel jerárquico superior se ve acosado por uno o varios de sus empleados. El mobbing horizontal se refiere a las situaciones en las que el acoso laboral proviene de compañeros que están al mismo nivel que se encuentra el acosado.

Buscar apoyos, informar de la situación que estamos viviendo o denunciar la situación a un representante sindical, son las soluciones más recomendadas para hacer frente a este tipo de situaciones difíciles, una vez ya han aparecido. No obstante, prevenir este tipo de conductas destructivas, pasa por influir sobre las formas de organización del trabajo, ya que se ha observado que este tipo de comportamientos, se dan en entornos laborales rígidos, desorganizados, en los que existe una sobrecarga de tareas de los trabajadores, y en organizaciones que premian la competitividad, en las que existen prácticas no éticas, autoritarismo, inseguridad y desconfianza.

Una organización sana tiene que expulsar de su seno, a tiempo, a trabajadores trepas y mediocres desaprensivos y sinvergüenzas, de modo que nunca tengan la posibilidad de ascender a posiciones desde las que es más fácil hacer daño.

Acabar con la contaminación psíquica en algunas organizaciones, sobrevivir a ella, sobreponerse e incluso crecer y desarrollarse emocionalmente tras una situación de acoso y polución anímica, es difícil y es posible.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.