Sociopolítica

Salud por la vía natural

Lo sintetizaron muy bien los sabios en la antigüedad diciendo cosas como estas. “nada en exceso”, “los excesos en la juventud, se pagan en la vejez”; etc.

También en la sabiduría popular española hay un dicho bastante expresivo: “del médico y del mulo, cuanto más lejos más seguro”. Y sin que yo diga que los médicos no sean necesarios (hay que ir visitarlos cuando de verdad los necesite uno) pero vengo observando a lo largo de muchos años, en que he conocido médicos e incluso mantenido y mantengo amistad con algunos, el que… “ellos no suelen ir al médico y ni toman medicinas como nos las hacen tomar a nosotros”; ellos se resguardan mucho de la química y es claro que sus motivos tendrán.

Mi abuela materna, a la que debo tantas enseñanzas útiles; yo la veía que usaba muchas cosas naturales y prácticamente no tuvo enfermedades nunca, hasta que llegado a muy vieja; murió “de esa enfermedad”. Ella tomaba muchas infusiones de yerbas, entre ellas y con más profusión las de manzanilla, sola o añadiéndole otras (cola de caballo; por ejemplo y que decía era muy bueno para la sangre); consumía bastantes ajos, cebollas y todo tipo de verduras; incluso en su tiempo solía ir al campo y coger las silvestres y que tan buenas estaban. Cuando las comunicaciones lo permitieron, también consumía mucha naranja y bastante limón; y cada mañana, tomaba en ayunas, una buena cucharada de aceite de aceituna (mal llamado de oliva) y en el verano, un vasito de “caldo de los alcaparrones” (que ella los preparaba y que con las comidas, al igual que las aceitunas y acompañándolas, están riquísimos) amén del aceite; puesto que ella decía que aquello le limpiaba el cuerpo y eliminaba “las malas cosas que en él se acumulaban por la noche y en las digestiones de los alimentos”.

Todo ello influyó en mí y aunque a mí me gusta comer y beber (sólo vino y cerveza); pero siempre he ido con cuidado después de un banquete y me he depurado en los días siguientes; por ello mi estómago digiere hasta “las piedras”. Suelo tomar tres limones (su zumo) con el agua de las tres comidas; consumo como mínimo uno o dos dientes de ajo, crudos y cada día; también tomo un buen vaso de zumo de naranja nada más salir del aseo y una hora antes de  desayunar; con el zumo suelo tomar una o dos piezas de fruta natural y por descontado, que cada día tomo “mi ración” de aceite de aceituna virgen, en una buena tostada que bien empapada en el mismo y untada con pasta de tomate natural triturado, tomo cada mañana y cuyo desayuno que tomo con té en un vaso de leche (antes lo hacía con café) me sabe a gloria y me deja satisfecho; luego a media mañana y también a media tarde, tomo otra pieza de fruta como merienda y en la tarde, una infusión de manzanilla con cola de caballo… por aquello que decía mi abuela de que “limpiaba la sangre”. No empleo hace muchos años, ni la sal ni el azúcar, salvo lo que mi esposa emplea en la cocina, que ya procura ser muy parca en ello.

Es claro que también tomo las medicinas que me recetó el cardiólogo, pero las que he ido reduciendo yo mismo… “con permiso del médico de cabecera”, puesto que he ido comprobando que con menos dosis, también boy bien.

Y así ya he cumplido setenta y dos agostos, presento (según me dicen) un aspecto estupendo… he incluso conservo íntegra la gran mata de pelo, con que me dotó la naturaleza y que aún sorprende a mi barbero cuando me pela. No he estado enfermo nunca y visité un hospital por primera vez, a los sesenta y tres años y estuve veinticuatro horas, puesto que me tuvieron que colocar “un muellecito” en una coronaria, ya que ese es mi padecimiento y seguro que debido al mucho estrés producido por los afanes de la vida y durante muchos años… por ello y desde entonces, no tengo prisa para nada; y me va divinamente… puesto que mi “aparato no material”, ese incluso funciona mucho mejor que nunca y a la vista está y que pueden apreciar ustedes los que leen lo que escribo, que según muchos testimonios… “no está mal del todo”.

Así es que el que quiera que copie este tipo de alimentación, que por descontado hay que añadirles muchísimas otras cosas, pero siempre naturales y sanas; eludan lo complicado y sofisticado… que no es que “no lo caten”, pero luego depúrense.

“Que no tardes más en preparar tu alimento que en comerlo”; decía nada menos que Pitágoras; el que aconsejaba no vivir en las ciudades o repúblicas, donde eran muy abundantes médicos y abogados, por cuanto allí… “las cosas del cuerpo y las del alma iban muy mal”. Y no olviden aquello de que… “cuerpo sano en mente sana”, puesto que es la mente la que domina y por tanto posee al cuerpo. Así es que lo de “mente sana en cuerpo sano”, es una piadosa mentira, que alguien transformó; los sabios debieron decir lo otro… “por lo elemental”.

Así pues, a consumir aceite de aceituna, ajos, cebollas, naranjas, limones, tomates y todas las frutas y verduras de nuestras ricas huertas; y también, todo lo demás de la abundancia de alimentos sanos de que podemos gozar y presumir en España. Y por descontado una copa de vino o un buen vaso de cerveza, no hacen daño ni a los viejos como yo. Por lo demás, que cada cual haga lo que quiera, allá él.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen.ciudad.org (allí más)

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.