Esta semana hemos conocido que los dos principales bancos de este país, el BBVA y el Banco Santander, obtuvieron pingües beneficios durante el pasado año 2010, lo cuál choca, inexorablemente con la depresión económica que sufren las familias españolas y contradice todos los argumentos del sentido común, que aunque no es el más común de los sentidos, si es el más certero.
Si partimos de la base de que el sector financiero fue el principal causante de la crisis que todavía estamos viviendo y que de su irresponsabilidad tendremos que seguir pagando las consecuencias durante varios años más, es difícil que los ciudadanos puedan comprender como ellos siguen obteniendo beneficios y la sociedad no.
Al utilizar ese discurso podríamos utilizar el arma demagógica, con permiso del Partido Popular, claro está, o la reflexión meditada. Si nos vamos al arma demagógica diríamos que el sector financiero español se ha sostenido gracias a nuestros impuestos y por ello no han pagado las consecuencias de su mala gestión.
Sin embargo, si realizamos una reflexión meditada llegaremos a una conclusión muy distinta. En primer lugar, el BBVA y el Banco Santander obtienen un alto porcentaje de sus ingresos de los mercados exteriores donde están muy bien posicionados (para muestra queda el hecho de los patrocinios deportivos de alto nivel, la Fórmula 1 el Banco Santander y la NBA el BBVA).
En segundo lugar, tanto el Santander como el BBVA sólo son la punta del iceberg financiero español. Ellos han soportado bien la crisis, pero hay otros muchos que quedan atrás, con graves problemas de capitalización, en especial las Cajas de Ahorros, que durante años fueron utilizadas a capricho por políticos irresponsables.
Y, por último, a pesar de todo, el Gobierno español no ha puesto ni un sólo euro a fondo perdido en el sector financiero, como sí han hecho otros países, sino que se ha limitado a ofrecer avales y a comprar activos intoxicados que luego venderá con el interés generado correspondiente.
Por tanto, no deberíamos de quedarnos con el titular y sí intentar ir algo más allá. Que los bancos tengan beneficios en estos momentos de crisis puede resultar frustrante, pero no deja de ser una muestra de su buena labor gestora antes y durante la misma. Otra cosa es juzgar la situación desde un punto de vista ético, en cuyo caso no saldrían tan bien parados.
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