Lobby a la española

Los ‘lobbies’ o grupos de presión, son muy habituales en los Estados Unidos y en la cultura anglosajona en general, pero en España todavía no se habían popularizado algo que, sin duda, cambiará a partir de hoy, a partir del anuncio de 17 de las empresas más importantes de este país de unirse en un lobby bajo el nombre de Consejo Empresarial para la Competitividad.

La versión oficial es que este lobby nace con la idea de aportar un espacio de reflexión desde la sabiduría de los Presidentes de cada una de las empresas, con el objetivo último de mejorar la imagen de España, como país, y como potencia económica, en el exterior. Visto así, parece bonito.

Ahora bien, un lobby no surge para reflexionar sino para presionar, para fomentar en los órganos de decisión políticos ciertas direcciones que les puedan ser más propicias, y en ese sentido no nos cabe otra que echarnos a temblar, porque mucho me temo que este grupo unido (juntos aglutinan una facturación equivalente al 35% del PIB español) puede decantar la política hacia su lado, que no suele ser el lado más débil, precisamente.

Telefónica, El Corte Inglés, Mango, Grupo Barceló, Banco Santander, Repsol, Acciona, La Caixa, BBVA, Inditex, Grupo Planeta, MAPFRE, ACS, Ferrovial, Havas Media Group, Mercadona e Iberdrola, y el Instituto de la Empresa Familiar, presionarán para que cada regulación, cada propuesta de ley, cada modificación en el ámbito laboral o social tenga un marcado beneficio para ellos, y no es malo, sino injusto, porque habida cuenta de su poder muchas opciones tienen de llevar las de ganar.

Sin duda, ellas llevan el nombre de España al exterior y gracias a ellas somos, o mejor dicho, fuimos, respetados por nuestra eficiencia y nuestra competitividad, pero el Gobierno no debe dejarse engatusar por las luces de bohemia de edificios tan magníficos como el de Telefónica y recordar que la inmensa mayoría de las empresas de este país son PYMES, a las que no puede dejar de lado.

Se inicia ahora un más que interesante pulso económico que nadie reconocerá, pero que será palpable en cuanto surja la primera “idea”de este lobby.