Sociopolítica

Una verdadera democracia… y no “esto”

 

            Que no nos engañen y menos que no nos engañemos nosotros mismos; no existe ninguna democracia verdadera en este mundo; quizá se podría salvar la suiza, por cuanto allí el pueblo no ha cedido sus derechos y de vez en cuando, se lo hace ver al gobierno obligándole a cumplir lo que las asambleas ciudadanas exigen… y he dicho bien; exigen; por cuanto lo de pedir… ya sabemos como lo reciben los que mandan.

 

            El resto de países son manejados (que no gobernados) por grupos o camarillas de presión, sean del dinero, religiosas, o de las que yo denomino como… “mercenarios de panza y bolsillo”; puesto que estamos hartos de ver, que todo el que sale (echado) de la política, normalmente se le descubren más o menos grandes capitales en lugares seguros. Mientras ha estado dentro de ella, se tapan los unos a los otros.

            Y los que manejan esas anti políticas; y digo y reitero anti políticas, por cuanto LA POLÍTICA, escrita adrede y con mayúsculas, es el arte de gobernar bien a los pueblos y los gobernantes que dicen serlo, ya estamos viendo como actúan y los abismos que llegan a imponer entre las capas de habitantes (que no ciudadanos) de los territorios donde dominan.

 

            Para justificar su mala y depredadora política, estos ya indeseables, preconizan a coro (en ello todos están de acuerdo) las bondades de “sus” democracias y las maldades de las dictaduras y de las tiranías, puesto que conviene no mezclar una definición con otra (dictadura es una cosa y tiranía otra); pero ellos lo hacen y nos colocan en pantalla a los tiranos, como lo opuesto a esos potajes que ellos manejan y que hacen de forma dictatorial, puesto que nos imponen dictados que la mayoría no aceptaríamos si pudiésemos votarlos en referéndum o asambleas públicas… con ello conforman a las masas, que por otra parte y reitero, no pueden (o podemos) hacer otra cosa que aguantar, puesto que “la fuerza dictatorial” la tienen ellos, en esos engendros parlamentarios, nutridos todos de lacayos, al servicio de determinados intereses y que votarán siempre lo que sus verdaderos amos les dicten.

            ¿Pero es que yo estoy diciendo o insinuando que el verdadero sistema democrático es nefasto? ¡No en absoluto! Yo estoy a favor de la democracia, pero de una verdadera democracia y donde aunque gobierne una mayoría, los derechos de las minorías sean respetados y dentro de unas leyes amplias y justas, que puede haberlas.

            Una verdadera democracia es tan dura como una dictadura, pero sin posibilidad de los abusos que pueda cometer un dictador y siempre que se parta de un principio natural que es indiscutible; o sea “que todos hemos sido paridos por mujer” y que por tanto no pueden existir privilegios para nadie, sea este jefe de Estado o de gobierno… o cualquier otro tipo o clase de habitantes del territorio donde fuese impuesta esa verdadera democracia y donde exista la verdadera independencia de los tres poderes principales (judicial, legislativo y ejecutivo) y además; un tribunal controlado verdaderamente por unos representantes que por su relevancia, el pueblo los pueda elegir libremente y ellos presentarse a la elección con igual libertad y sin que tengan que ser juristas, puesto que la persona formada, simplemente con la ley natural sabe discernir donde hay delito y donde está la inocencia… “los muchos tribunales y sus acólitos… ya dijo Pitágoras hace más de dos mil quinientos años, para lo que servían y siguen sirviendo en la actualidad”. A ese tribunal, tiene que tener acceso cualquier habitante y con su propia palabra o escrito, poder denunciar a quién sea y por lo que sea… y ello tiene que ser admitido; lo que no quiere decir que el denunciante no tenga que sufrir las consecuencias si su denuncia es falsa.

 

            O sea y más claro, que en una verdadera democracia, no puede quedar nadie impune, para hacer lo que le venga en gana, como hoy hacen no sólo los clanes o grupos, sino simples individuos que con las palancas cómplices que ya saben ellos que los sostendrán; hacen lo que estamos viendo y salen de sus sucios negocios (cuando no cosas peores) y quedan luego incrustados en la sociedad, disfrutando del fruto de sus rapiñas, que defino así por las múltiples formas que hay para robar dinero público o privado; puesto que si se beneficia a unos se perjudica a muchos más, que indefensos, han de pagar los latrocinios que otros han perpetrado en beneficio de parte. Y una verdadera democracia no puede tolerar tantos y tan nefastos abusos, todos a favor de unos pocos y perjudicando a la inmensa mayoría.

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

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Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.