Economía

Dar bien una mala noticia: ¡estás despedido!

“Ayer me despidieron. Por la mañana había estado con mi jefe y no me había dicho nada, por la tarde me mandó un sms bien redactado, por el que se me comunicaba que estaba despedido”: un testimonio real para ilustrar como se puede dar mal una mala noticia, empeorando la situación, no ya sólo del despedido, sino también de los que se quedan asistiendo a la constatación de que el vínculo con su empresa, puede romperlo un escueto mensaje de texto.

En tiempo de crisis, mantener un buen ambiente de trabajo puede llegar a ser un lujo, ya que el miedo a ser despedido o la incertidumbre del futuro, hacen de muchos lugares de trabajo, una olla exprés de emociones no bien gestionadas, puesta al fuego de las grandes carencias con las que se encuentran las empresas en el mercado.

Mantener un clima organizacional sano, o un buen ambiente de trabajo, en estas circunstancias, es otro de los retos a los que se tienen que enfrentar las organizaciones, ya que la toma de decisiones difíciles, es habitual, y fruto de ellas, mucha gente se queda fuera, en aras de preservar la vida de la organización.

Sería deseable, que ante un despido, se respetasen algunos mínimos, y que fueran compartidos por la mayoría de los empresarios, o de los departamentos de RR.HH:

Agotar todas las opciones antes de proceder al despido de una persona.

2º En el caso de tener que proceder a prescindir de alguna persona, que la imparcialidad sea el criterio.

3º Elegir el modo más respetuoso posible de comunicárselo.

4º Ofrecer desde dentro de la organización, apoyo social (outplacement) para la transición laboral de la persona afectada.

“La primera vez que tuve que despedir a alguien –me comentaba hace poco un ejecutivo- no sabía cómo hacerlo, y pedí consejo. Todo el mundo me decía: actúa con sangre fría. Hoy, veintiséis años más tarde, me doy cuenta que si algo sobra en los despidos es sangre fría, y falta mucha humanidad”.

Y es que, despedir a un empleado, es uno de los momentos, en la carrera profesional de una persona, en el que la tensión emocional puede llegar a ser muy alta, un momento muy displacentero para las dos partes, y dependiendo de las circunstancias, incluso doloroso. La comunicación se hace más compleja aún, debido al impacto emocional que el despido provoca en el empleado, sus familiares y el propio empresario, por lo que la individualización y la delicadeza, deberían de estar presentes en el momento de cualquier despido.

No obstante, es posible, aún en estas dolorosas circunstancias, ejercer un liderazgo emocionalmente inteligente, y actuar cuidando las formas, de modo que, todos los integrantes de la organización, siendo o no afectados por un despido, se puedan sentir orgullosos de pertenecer, o haber pertenecido a ella.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.