Economía

La responsabilidad de la empresa

Me he fijado que en todos los manuales de dirección y administración de empresas contienen una sección o una unidad hablando sobre la responsabilidad social de la empresa. Parece, con esto, que el tema de la responsabilidad -al y al cabo ética de la empresa– es algo cada vez más aceptado en las prácticas de las empresas pero ¿está bien el enfoque que da? En algunas cosas desde luego que sí, por lo menos siempre se ha puesto de relieve la ‘herencia de Rousseau’ de donde si la empresa coge de la sociedad ha de darle a la sociedad. En este caso, se remiten a los principios básicos de las ciencias económicas donde el factor humano, factor trabajo es reflejado como un aporte a la sociedad. Efectivamente, dar trabajo es una ‘obra social’ pues está devolviendo a la sociedad a un trabajador con su ‘paga’. No sería justo el trabajar gratis porque entonces la empresa actuaría como una sanguijuela de la sociedad. Otro de los evidentes aportes de las empresas a la sociedad son sus productos ofertados, en realidad, dentro de su misión como empresa, se contempla el hecho de ofertar productos para satisfacer las necesidad de los demandantes, o sea, de la sociedad. Éstos, sin embargo, no estando mal, son dos principios inherentes a la síntesis de las empresas, en otras palabras: hablamos de la esencia de la empresa ya que ningún trabajador trabaja sin remuneración y sin trabajadores la empresa no puede funcionar, luego el aporte social de la empresa por esta vía es ineludible y es consecuencia del propio ser de la empresa. El otro punto: la oferta de los productos de la empresa es, otra de las ‘ayudas’ o aportes de la empresa a la sociedad ineludibles ya que, aunque en este caso pueda ser por medios indirectos o directos, los productos vienen a cubrir necesidades y, por tanto, comprender en sí una utilidad.

Pero hay más temas dentro de la responsabilidad de las empresas porque, hasta ahora, no he tocado nada comprometido ni que no supusiera esfuerzo alguno a las empresas ya que se trata de señalar, en su esencia, las empresas en su rol social y económico. En la actualidad se debaten con más seriedad otros de los problemas como son lo límites leyes y ética. Cuando hay empresas que viajan a otros países con legislaciones ‘blandas’ sobre protección de los trabajadores y con salarios ridículos, aun así, la empresa cumple con su primera premisa (mejor o peor) de remunerar a sus trabajadores pero la segunda esencial se pone en umbrete sin embargo. Porque muchos de los productos de la empresa no se destinan a los conciudadanos trabajadores en la empresa directamente, pero es que indirectamente tampoco cuando esos productos son partes o enteros hechos para satisfacer la demanda de otros países sin lazos de unión social con el país origen de la fábrica. En ese sentido ya, se ha roto uno de los principios básicos, al parecer, inevitable pero que en el mundo de la globalización es una realidad, cruda realidad.  La justificación de estas acciones provienen del seguimiento estricto de la leyes y sus dictados y entender que el estado es el encargado de discernir lo ‘malo’ de lo ‘bueno’ y aplicando sus mandatos cual tabla de mandamiento en los códigos civiles, laborales, etc. En este sentido, las empresas tienen vía libre y consciencias seguras para añadir al simposio: “los negocios son los negocios” y no hay más que hablar. Entonces ¿responsabilidad de los estados o de las empresas?

Todavía quedan más puntos importantes dentro de las responsabilidades de la empresa con la sociedad. Los últimos son tan variados como igual pasan inadvertidos casi siempre y, casi seguro no cuantificados -a veces por la dificultad, otras por los sesgos en los datos y otras por nadie se ha puesto ni le interesa, es dinero para nada-. Las externalidades o los subproductos de las empresas al realizar su actividad económica pueden ser de variada naturaleza. Así, una externalidad positiva viene a ser la instalación de un hotel en una zona no turística que trae consigo a nuevos turistas y éstos comprarán y dejarán su dinero en el pueblo en multitud de negocios que contaban con la afluencia de su nuevo público. En este caso dado, el subproducto de la actividad del hotel ha resultado ser un incentivo económico para el turismo. Pero los peores son los negativos y entre ellos, los más conocidos son la contaminación que deteriora el medio ambiente y genera a posteriori gastos  en higiene, limpieza o reciclaje o, incluso, por catástrofes. También el hecho de que una empresa comercial grande se instale en un lugar de exigua demanda atendido por pequeñas empresas y negocios familiares provoca el cierre de estos negocios, el fin de la forma de vida del lugar y el monopolio geográfico de la gran empresa. Hay, sin duda, muchas externalidades llevando a pensar si en todas las actividades económicas, además de los propios inputs, outputs, factores y tal de las cuentas económicas de la empresa habría que contabilizar los daños y beneficios colaterales. Algunos merecen de valor añadido cuando es positivo y otros requieren de responsabilidades éticas, ya que hay muchos vacíos legales o multas, incluso, que convienen a las empresas por su enorme margen de beneficio.

El repaso divulgativo de las responsabilidades de la empresa siempre es útil y siempre hace ver algunas cosas tapadas u opacas como algunas las llaman en las ciencias económicas de las cuales podemos hallar nuevos métodos para mejorar los mercados y para que esa mano del estado sea más eficiente cuando se meta a regular y desregular, también, si es preciso. Por otro lado, el eterno debate suscrito por los grandes empresarios de “los negocios son los negocios” contra los idearios de la empresa social salen a la luz todos los días y termina con la pregunta ¿el estado debe encargarse de la ética y las empresas tan sólo, como decía Friedman, de dar utilidades a sus accionistas Pienso que el estado tiene la responsabilidad de ser ético porque el estado tiene una visión global de toda la economía y la sociedad mientras que la empresa, en muchos casos, tiene como incompatible juntan ganancias con esas responsabilidades y sus esfuerzos -o las de algunas- son sesgados, en determinadas cosas pero no en todas- Los incentivos a las empresas para implementar ética en sus despachos son las mínimas como para añadir valor a sus productos y como medida de imagen propagandista. El estado ha de tener una visión global y los negocios son los negocios.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.