Sociopolítica

Chile y su Ley Hinzpeter

Ley Hinzpeter penaliza las manifestaciones sociales en Chile.

Una cuestionable Ley  acaba de ser aprobada por la Comisión de seguridad ciudadana en Chile; la Ley Hinzpeter.  Dicha Ley  penaliza todo  intento de manifestaciones y se proyecta como un lamentable retroceso de la Democracia.

A poco andar,  en esta tierra de Chile, a causa de haber nacido en su territorio, tengo presente su gran potencial, y que se puede aprender a convivir con sus desastres naturales tan cotidianos:  Aluviones, terremotos, sequías, tsunamis, erupciones volcánicas, e inviernos torrenciales o nevados; pero es muy contradictorio asumir que a falta de liderazgo haya una Ley  que justifique la represión Social.  La Ley Hinzpeter aleja, años luz, la aprobación social que el Gobierno espera; a continuación algunos antecedentes que explican las manifestaciones sociales en Chile.

Un saliente Lagos Escobar dejó en marcha en el año 2007, el  “Transantiago”, su objetivo era mejorar la calidad de vida de los chilenos que residen en la capital, que lejos de ayudar a la clase trabajadora se convirtió en una violencia sicológica del sistema.

Debemos sumar al caótico Transantiago, el tema de los créditos y microcréditos, tanto en Bancos, Financieras, Multitiendas, y por último en Cajas de Compensación, que transforman  el sueldo de la clase trabajadora en una tortura apocalíptica; esta problemática social de los bajos sueldos originó las malas prácticas crediticias  “relacionadas con las renegociaciones de deuda de los tenedores de tarjeta”, lo que a su vez causó el histórico desplome de “La Polar” en la bolsa de valores chilena, siendo sólo una entre tantas  Empresas que lucra con la pobreza de la clase trabajadora.

Sumamos además a esta mecánica tristeza social, la salud como un bien de consumo y no como un Derecho.  Quien tiene el poder adquisitivo puede ser parte de un buen servicio médico en una clínica “X”, ya que el sistema de salud público es limitado, un aplazar y postergar tratamientos y cirugías, una carencia de horas médicas que rayan en la falta de voluntad para atender al ciudadano que no puede “comprar salud”.  Sin embargo los cotizantes de Isapres se quejan de “la letra chica” en planes contratados donde pagan y simplemente no hay cobertura ni garantías si llegan a padecer alguna enfermedad que no mencione el contrato, versus la insistencia de algunas entidades de salud que promueven  la importancia de la prevención de enfermedades y un adecuado tratamiento.

Así mismo, las Administradoras de Fondos de pensiones,  a poco analizar, dan fe de la forma  poco amigable y nada amable con que se insertan en la vida de los chilenos, en su mayoría, obreros campesinos, operarios, temporeros de la zona central, y clase media.

Preocupa este camino lento y sin pausa que está llevando a Chile a ser un ente de producción con mano de obra barata, literalmente enmudecida y  atada de manos para no expresarse si no hay compensación en el trabajo realizado, mientras, para la  clase política son  más importantes  los destinos del  sistema binominal de elecciones y el índice de aprobación o desaprobación hacia el presidente.  

El actual Gobierno de Chile debiera considerar con sabiduría dichas manifestaciones como un indicador de resultados de gestión, es decir, si las políticas aplicadas interpretan a la población y si van de acuerdo a sus inquietudes, intereses y necesidades enfocadas en: Educación, Salud, Medio Ambiente y Cultura.

Comparativamente, en la jerarquía de prioridades del Gobierno chileno, “Educación” ocupa el 9º lugar, “Salud” en 13º lugar, “Medio ambiente” 20º lugar, y “Cultura” el 22º, es decir el último lugar.

De todo lo anterior, sin ánimo de generalizar, ya que sólo hablamos de la clase obrera, operaria trabajadora, sin importar el rubro económico en el cual laboren los ciudadanos, son sus hijos, quienes  han alzado su voz en estas manifestaciones del año 2011, instalando este  debate país:  si las políticas educacionales cumplen con las expectativas de los jóvenes chilenos;  el inicio para acallar la voz de las manifestaciones por parte del Gobierno fue invocar la Ley de Seguridad del Estado, y culmina hoy, con la Ley Hinzpeter que raya en atisbos dictatoriales con que se asesina  la Idea  de “Democracia”.

Las manifestaciones 2011 protagonizadas  por estudiantes, profesores,  salud,  transportes, empleados fiscales, mapuches, y ambientalistas,  si bien es cierto, expresaron descontento y malestar ciudadano, es la única herramienta que tiene, no sólo  el pueblo de Chile, también los pueblos del mundo, para expresar que algunas decisiones y prioridades, de los gobernantes, son un atentado a la Paz.  Por lo mismo es un deber ciudadano exigir que se apliquen políticas justas  a fin de trabajar para engrandecer la Patria y no porque la Patria nos condene a un forzado silencio.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.