Desaprovechó ayer una excelente ocasión para callarse el dirigente de IU Cayo Lara. Puedo entender, y respeto, que no quisiera loar la figura de Manuel Fraga. No tenía por qué hacerlo. Pero lo que es indigno por su parte es hablar del recién fallecido para decir, textualmente, que “Fraga se ha ido sin que su partido condene el franquismo”. Buenísima ocasión, repito, para haberse aliado con la prudencia del silencio.
No seré yo el que se dedique a defender aquí a un partido político, el fundado por el señor Fraga, al que no he votado nunca. Pero lo que me parece de un cinismo atroz, de una desvergüenza sin parangón, es que el diputado Lara se permita criticar al Partido Popular y al difunto Fraga por no condenar el franquismo. Precisamente él, máximo representante de una fuerza política que defiende sin pestañear dictaduras como la cubana.
Basta con echar un vistazo a la páginas web de numerosas agrupaciones territoriales de IU, donde se dirigen al mayor de los Castro como “compañero Fidel”. Así, tal cual.
Que no se le caiga la cara de vergüenza a Cayo Lara mientras habla de Fraga, su partido y el franquismo es algo que estremece y pone los pelos de punta.
Claro está, a quien realmente sea demócrata.
