Sociopolítica

¿Qué es el interés general?

Es muy interesante revisar las ideas de la filósofa Hannah Arendt sobre el totalitarismo como se expone en El vuelo de la Lechuza. Según esta filósofa alemana, el totalitarismo sucede cuando la sociedad muestra despreocupación por la política, la gente se encierra en su espacio buscando la seguridad y, por tanto, deja a los demás las riendas del gobierno. Esta es la explicación sumaria de las razones de Arendt sobre, por ejemplo, el nazismo aunque, habría que añadir el génesis de todo se encuentra en una de las figuras tan retratadas por la filosofía política y social de principios del siglo pasado, el hombre-masa. El hombre-masa es aquel que, no por falta de inteligencia -como puntualiza Ortega y Gasset en La rebelión de las masas– sino por falta de implicación, por fijarse en unas ideas inamovibles y huir del conocimiento o, peor, creer que se posee el conocimiento y “no hace falta más”, esto es, el típico que, con sus ideas de siempre, enarbola las razones por las cuales los sucesos actuales suceden siempre dándose la razón y no contemplando otros argumentos. Se trata de una espiral de autojustificación que, en suma y por efecto, conlleva a un nihilismo superficial y, sobre todo, al pasotismo y egoísmo desde el punto de visa social.

La reflexión final en la bitácora, El vuelo de la lechuza sobre la tesis de Arendt y el complemento de Thomas Mann sobre los hombres-masa es la siguiente:

Si echamos un vistazo al panorama político, social y económico de nuestra actualidad, ¿habría quizás más semejanzas que diferencias entre el sistema totalitario al que se refiere Arendt, en el que las distancias quedan reducidas hasta desaparecer, propiciando así el silencio y la incapacidad de acción de los ciudadanos […]

Efectivamente es un parecido inquietante porque la democracia representativa es un engarce entre la ciudadanía y los agentes sociales y económicos y navega en un equilibrio de poder entre ambos, es decir, entre los ciudadanos individuales y los agentes sociales y económicos, que son gigantes organizativos cuyo voto no es explícito -votan solo ciudadanos individuales- pero si queda constancia de él implícito en los programas y las acciones de la política. El baremo de poder se está decantando por ciertos agentes predilectos, los cuales han acumulado poder a espuertas con el tiempo en detrimento del resto de los participantes en la democracia.

¿Quienes son? La idea que expresaba Benjamin Constant aun no ha sido resuelta en la teoría, esta es, la economía debe dominar a la política, asimismo, por extensión, el ciudadano sucumbe al individuo (activo económicamente). Propongo ver que los ciudadanos no hemos decidido si la economía ha de primar por encima de la política y esta ser su subordinada o, al revés, si queremos que, con la política hagamos la economía, la moldeemos. Por tanto son los agentes económicos los que han escapado del control o del equilibrio antes expresado y se han fraguado un poder más allá de los estados y más allá de la política usando los idearios de antaño y, ¿de ahora?

No es una cuestión del bien ni del mal pero la constitución española es clara conforme a definir el interés general y la capacidad de los gobiernos de entrar en la economía. Pero, por supuesto, es una posibilidad y no una obligación, por tanto, es omitible. Hemos, pues, de definir de forma conjunta qué entendemos por el interés general bajo los auspicios de dos vertientes claramente diferenciadas de concebir este:

  1. El interés general es aquel que designa la libertad total de los individuos y, por la dinámica de la sociedad pues, los individuos aceptan el contexto de su vida y actúan dentro de los límites de sus posibilidades. La cultura y los valores son mutables en tanto a la economía, como motor, establece relaciones entre sus individuos y todo es un bien mercantil o susceptible de serlo. Esta última consideración es importante en tanto a los bienes intangibles como pueden ser los mismos valores de futuro como el medio ambiente y la cohesión social, la pobreza… Todo responde a la responsabilidad de los individuos con sus acciones en un escenario de libertad delimitada por las condiciones preexistentes ligadas a, como dije, las relaciones económicas ya establecidas. Se iguala, pues, la acción del individuo con la actividad de corte mercantil porque toda acción conlleva consecuencias económicas tangibles en el devenir de la sociedad.
  2. El interés general es aquel, planificado por medio del neutral Estado, fruto de la voluntad de los ciudadanos al margen de las relaciones económicas, que propugna por la visión futura de la sociedad de los ciudadanos. Contempla entonces no el devenir por “las leyes naturales de las interacciones humanas -económicas-” sino el devenir regido por la voluntad del pueblo, siempre y cuando, claro está, la voluntad del pueblo pueda reflejarse fidedignamente en el aparato del Estado. La política se eleva por encima de la economía. La libertad está condicionada por los objetivos de las mayorías que han tenido un planning del futuro de lo que quiere a llegar a ser el Estado desde lo que es.

Las dos concepciones de interés general son, a la vez, interés general propiamente dicho y, por otra parte, antagónicas. Pero no hemos especificado cuál es el interés general de la sociedad -española en nuestro caso- y todo pende de las interpretaciones de los gobernantes cuando, el tema, por su calado e importancia ineludible, no puede ser soslayado y ha de ser, necesariamente, por la sociedad resuelto como democracia, en teoría, que se vive. No creo que sea posible que cada grupo político defienda en el mismo Estado diferentes concepciones del interés general porque, aparte de ser motivo de confusión ciudadana, también lo es en el devenir de la propia sociedad, la cual no sabe ni a qué atenerse y vive, por desgracia, en un estado desconcertante de continuado estrés social. Creemos pero no sabemos a ciencia cierta que la segunda concepción es común a la socialdemocracia y creemos que la primera concepción es propia del conservadurismo y del liberalismo -este con seguridad- pero hasta qué punto se emborronan los conceptos en la práctica y hasta que punto se distorsionan por los medios, por su parte confusos también y, al final de todo, entra en las mentes de los ciudadanos. Amigos, ¿Qué es el interés general?

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.