Sociopolítica

China en su pluralidad, como gigante y consecuencias

China regresa a copar este espacio con sus extravagancias económicas. China, como segunda potencia del mundo, después de los Estados Unidos está siguiendo una política agresiva con tal de sostener un crecimiento lo más alto como sea posible y apremia a los países en crisis como es la eurozona a salir de la crisis pues le está perjudicando en sus exportaciones. Por las dimensiones geográficas y demográficas del país, su importancia es capital en las relaciones comerciales mundiales, sin embargo, como indicaré, algunos de los prejuicios atribuidos a los chinos están en vías de extinción. Otros, en cambio, medran en la nueva realidad china.

Un país complejo donde el gobierno no pasa de cualquier comentario como controvertido a lo mínimo. La opacidad de sus operaciones suscita dudas y daña a la vista la censura mayúscula en las redes de internet con tal de proteger el régimen. El resto es palabrerío. Hong Kong, la antítesis china pero también la paradoja porque les pertenece suma a crítica de los ciudadanos de la isla contra los del continente con miras al gobierno (de hecho, tan sólo el 17% de los hongkoneses se siente chino). Estos conflictos no son puras anécdotas porque el fraccionamiento de China es, por un lado, fruto de una economía, seguro, ineficiente, y por otro lado, causa de conflicto y mayor incentivo para el proteccionismo del Estado chino.

Las consecuencias son variadas, las que deja en el resto del mundo por sus peculiaridades. El ejemplo de tener un Estado con un sistema real, no comunista sino de capitalismo de Estado, es decir, la economía movida por el Estado a modo de empresa. Esto choca frontalmente y sin paragolpes con el paradigma socialista planificado teórico del PCCh (Partido Comunista chino). De hecho, las desigualdades en la población en riqueza se extienden y se acrecientan aunque, también es de destacar, el incremento en un 15% del coste de la mano de obra, siendo poco aun pero no tan poco. En este sentido, la economía china debe diversificarse -como hace- y no caer en las burbujas inmobiliarias tan llamativas y lucrativas a corto plazo o medio plazo que, al término, llevan a la ruina.

Los factores nombrados y los no nombrados constituyen un monstruo económico dominado por el eclecticismo donde dudo de una mínima eficiencia del gobierno y donde sus sectores pujantes a escala mundial están desbancando a países como Japón y Alemania como puede ser en la industria pesada donde ya es colíder, detrás de los Estados Unidos y la economía de la industria pequeña, con menos peso relativo indica el ocaso de un modelo famoso en occidente de low cost. No quieren depender tanto de los pequeños comercios o productos bienes de consumo -no obstante, no dejará su aportación de ser monumental- han cambiado el camino con inteligencia, a mi entender. Fíjense que las circunstancias chinas invitan levantar a un país del “todo para ustedes” por el de “tú me das esto y yo te doy lo otro”. Ahora compran, efectivamente. Sólo hay que buscar sobre ventas de productos electrónicos en China para darse cuenta, incluso, las clases más privilegiadas, bienes de lujo made in Europa o Estados Unidos.

En sumario, China conduce su economía a mantener una relación bilateral con el mundo cuando el papel clásico de la china exportadora no compradora se muda a países como Pakistán, Birmania, Tailandia, Malasia, etc. Las desigualdades, en un país tan enorme, suponen ventajas a los inversores y al comercio mundial -de forma curiosa como obtengo en mi análisis-. Un país continente de clases muy pobres y mano de obra muy barata (tipo A); clases bajas (B), clases medias (C), clases altas (D) y, además, geográficamente diferenciadas las zonas de predominio de unos y otros. Supone que en las zonas de los A, la producción plausible continua con el modelo tradicional de todo a un euro (a costa de la explotación de los trabajadores). En las zonas B y C destacan las industrias de más nivel y calidad, dedicadas a los nuevos mercados en el exterior, fuera del todo a un euro. Al tiempo, las clases medias (C) tienen capacidad de compra para asumir parte de la producción y reconvertirla en consumo interno, además, da píe al consumo de bienes extranjeros y aliciente a las importaciones (relaciones bilaterales como consumidor-vendedor o, lo que es lo mismo, exportador-importador). Las zonas, por últimas, D (junto con el resto de las clases) tienen los consumos más altos, sobre todo en lujos, atraen la inversión y la atención de los países occidentales, promueven la inversión a la vez que se protegen en la legislación restrictiva china en una especie de ‘corporativismo’ (siendo todo esto injusto…).

Los contrastes y la demografía china lo sumen en el Olimpo de la economía con el retrógrado e inentendible gobierno que, aun ineficiente, sí sabe dirigir la economía con picaresca, igual que sus alardes militares por cantidad por lo menos… Una dominación, sí, cuya dirección es el equilibrio mundial de salarios, legislaciones, economías, etc. Ahora Europa se destapa de su ficción y trabaja en reducir los costes de los trabajadores (modelo chino), invitar a las empresas a exportar (modelo chino) mientras los chinos tocan principios europeos mediante el auge de la clase media y, como no, de las altas (aunque es más propio de los pretenciosos estadounidenses). Ya, la línea divisoria entre tercer mundo y primero se está desvaneciendo hasta que, esta dialéctica geopolítica culmine en un punto medio y unas nuevas reglas del juego.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.