Economía

Administración de las pensiones en el futuro y previsiones demográficas

“Los riesgos de vivir más” es el titular más adecuado a las declaraciones de los funcionarios ilustrados del Fondo Monetario Internacional. Ahora se presupone la mayor longevidad como un problema y no como algo bueno ya que incrementa los costes sociales y el riesgo financiero. Cives, de Politikon, explica con claridad y concisión el sistema de pensiones, tanto el privado como el público y la falacia de aludir a los “riesgos de vivir más”. La clave está en las medias. Porque un individuo tenga la ‘suerte’ (ya no estamos seguro que lo sea…) de vivir una dilatada vida no incide en que otros compensen su longevidad con una vida más discreta. Lo cierto es que la media es lo que cuenta y, por tanto, hablar de riesgo de vivir más es retórica barata (o cara para las sociedad avanzadas).

La noticia ha salido en los medios ayer, por ejemplo, en El País se proponen algunas soluciones de futuro interesantes -aunque revisémoslas con buen ojo- como son las hipotecas a la inversa, esto es, comprometerse a dejar la casa al Estado o entidad privada del fondo de pensiones al fallecimiento y el cobro del valor de la propiedad se hace en vida y prorrateado en una paga mensual. También, por supuesto, promoción a completar la prestación del gobierno con los fondos de pensiones privados y el fomento del ahorro o de mayores cotizaciones en vida. Como prevención, nada nuevo, las rancias recetas de siempre como la rebaja de las pensiones y el incremento de la edad de jubilación. No obstante, el FMI pide elevar la edad de jubilación y reducir las pensiones como se expone en Expansión.

El problema demográfico es significativo y las previsiones del envejecimiento de la población, en suma con los problemas de las crisis donde los cotizantes son menos -más desempleo-, envuelven el asunto en un tema de supervivencia para la sociedad. Las pensiones ahora ocupan el gasto más grande del Estado y está aumentando sin remisión. Yo, soy partidario de incrementar la edad de jubilación por la simple lógica de si hemos mejorado las condiciones de vida, debemos incrementar el umbral de la jubilación como corresponde. Ahora bien, se derivan algunas consecuencias de esto difíciles de asumir como es el incremento de la población activa y, por tanto, del paro. La necesidad de trabajo y de empleados dudo que aumente pero sí el número de personas en disposición de trabajar y buscando trabajo ¿De dónde obtenemos empleo? Más aun. Las dificultades del relevo generacional en el empleo tiende a precarizar el empleo a los jóvenes y retrasar la consolidación de la independencia, de la formación de las familias, etc.

En Este escenario, no tenemos mucho margen de maniobra y, al final, se optará por la rebaja de la cuantía de las pensiones, obligando de forma colateral a ser previsor en la vida laboral y contratar fondos de pensiones con que incrementar la pensión. La encrucijada agrupa las buenas intenciones de proseguir con un modelo social deseable con las posibilidades económicas disponibles y el vía crucis demográfico. La economía impondrá las condiciones en última instancia cuando no haya más remedio pero, mientras, podría verse un modelo social diferente donde los recursos después de la jubilación sean cubiertos de otra forma. Recuerdo que, en la mayoría de las sociedades del mundo y en la historia, los recursos de las personas de edad avanzada se cubrían por medio de la familia, ahora, con la ‘deslozalización’ de la familia o su desunión se traba esta vía y se requieren de los servicios sociales, costes que todos asumimos en pro de la libertad individual y del bienestar de las personas mayores.

La idea de la hipoteca a la inversa me gusta pero, pensemos, se trata de una venta de un activo que pasa ¿a qué manos? Si es al Estado, podríamos contemplar que las viviendas vendidas y obtenidas por este método se dedicaran a alojar a bajo precio a inquilinos, en forma de “viviendas de protección social”. Si fuera a entidades privadas -no sería eficiente- tendrían que actuar como inmobiliarias lo que, en conclusión, eliminaría del negocio a las propias inmobiliarias de forma parcial pero importante en su negocio. Reformaría todo el sistema, además, promueve a las empresas a deshacerse de las costosas viviendas con la venta cuando, es mejor y más preciso contemplar el alquiler. La hipoteca inversa puede ser una moneda de cambio para incrementar las pensiones reducidas por las imposibilidades económicas y, de paso, hacer un bien a la sociedad con las viviendas dejadas posteriormente de protección social. Sin embargo, existe un inconveniente embarazoso que consiste en que al final todos nos jubilamos y si todos o muchos dejamos la vivienda al Estado, terminaría con el control de toda el negocio de la inmobiliaria. Está claro que para salir del atolladero el Estado ha de prever un número máximo de este tipo de viviendas por zona geográfica y las excedentes venderlas a agentes privados.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.