Sociopolítica

Hacia el nuevo paradigma europeo. Desde Francia.

Las condiciones son claras. Merkel no tiene la intención de renegociar para retrasar el pacto de la unidad fiscal, la regla de oro eupea que dicen muchos. En este sentido la reunión ‘Merkollande’ entre la primera ministra alemana y el presidente galo se centrará en acometer el pacto de crecimiento, sugerir los ‘eurobonos’ y la creación de un banco de inversiones. El problema, como se indica en el diario El Mundo, es cómo financiar e invertir por parte del Estado cuando ello incrementa la deuda, es contraproducente con la disciplina fiscal. El shift está por llegar como dice Martin Schulz.

A propósito, me ha sorprendido este artículo en Naked Capitalism sobre el gobierno de Sarkozy, centrado en las intrincados y turbios movimientos del presidente. Al parecer, los problemas financieros tienen algo que ver, además, la guerra en Libia y otros asuntos. Estábamos ante un tipo con unas ansias de poder ingentes. Como demostro en el giro copernicano de la campaña electoral, aun útil por el recorte de la distancia a Hollande, bastante maquiavélico anduvo. Quizás haya una herencia adicional a la propia de dejar un país con más paro, con problemas sociales, sobre todo con los inmigrantes. Richter analiza cómo es complicado unir las derechas en Francia y cuan congenian las izquierdas con el Front de gauche y el PS. En las legislativas es cuando, de verdad, se verá el poder de Hollande en su porpio país, por ahora, tapado por la derecha al poder con F. Fillon como primer ministro.

Pero bien, hemos de olvidar el pasado y son ellos, el nuevo gobierno francés quienes han de dar cuenta de la herencia de Sarkozy. En tanto a las medidas posibles, en la Francia quieren incrementar el gasto para promover algo de estímulo en la economía cuya vía de financiación habrán de ser los impuestos, claramente. Recordemos, el 75% a las rentas más altas, un 35% a las grandes empresas, 30% a las medianas y 15% a las chicas. Del orden de los socialistas españoles (espero, sin sus infortunios). Pondrán nuevos profesores, 60.000, más empleados públicos ascendiendo esta cifra a los 150.000 si las cifras no me fallan. Está claro que, la presión fiscal, allí, será enorme y rivalizará con países de la talla de Suecia, Irlanda y España, el top-3 del mundo.

La herencia Sarko es consabida ya. No ha sido el mejor ejemplo para un pueblo (que aun se siente así) en estos tiempos convulsos. De hecho, esa denominación de origen como pueblo es la buscada por muchos, los que, en las primeras vueltas de las elecciones arrimaron el hombro por el Frente Nacional de Le Pen. Por ahí, he escuchado a algunos peliculeros decir que si ahora la derecha en Francia pertece a Le Pen, al ser su representante estable. ‘Fighting the real enemy‘, por Alex Horrowell, precisamente, evoca este problema en la derecha francesa. Sarkozy ha acaparado todo en los medios y no hay cabeza saliente en la Unión por un Movimiento Popular, incluso, algunos apuntan a escisiones dentro del partido. Me mantengo escéptico, no soy experto en organizaciones.

Mirando el horizonte próximo, aun repleto de incógnitas, el presidente francés, cierto, dará el estíulo al cambio pero el proceso desde el planteamiento de la idea hasta producirse el objetivo real, tangible, las medidas concretas es más complicado. Andrew Watt [1, 2] aboga por la inversión -recordemos el banco europeo de inversiones de Hollande- y apuesta por resolver los problemas asimétricos de Europa, la que la hace sufrir, liderar la Europa unida hasta la convergencia. Creo que, en este caso, es crucial promover la movilidad dentro de la UE, siempre con empleo por delante de modo que los países con más desempleo vayan sean exportadores internos de personal, reduzcan las tasas de desempleo, al cabo, y los salarios por zonas se ajusten mejor a la ley de la oferta y de la demanda, es decir, donde hay muchos trabajadores en paro el valor del trabajo cae empicado. La movilidad evitaría esto. Por otro lado, quizás, habría miles de puntos donde, más allá del ajuste fiscal, poder actuar para converger en una verdadera Unión. Ahora, por desgracia, Alemania se está haciendo acreedora de todos los países de la UE, en especial, en el sur y, al revés, en el sur deudores de los potentados alemanes. ¿Adivinan por qué Grecia no salió de la zona euro?

Algunos illuminati, muy comunes, predican sobre la desregulación de los mercados que, en cierto modo es necesario en sectores protegidos por el Estado y donde la competencia es escasa y, por tanto, los precios son más alto. David Brooks apunta a la reducción de Estado, en contra de las políticas estatalistas de los Estados seguidores de Keynes. Los Estados europeos no pueden gastar más ni invertir por el peso de las deudas y soltar el crédito de alguna forma no es solución -algo con lo que concuerdo- pues se guía hacia otras burbujas como la pasada financiera-inmobiliaria. La economía ha de centrarse en la producción, en la búsqueda de la eficiencia, por tanto, se precisa de facilidades para entrar en los mercados. No estoy de acuerdo con sus posiciones sobre los servicios básicos y menos, sobre reducir los derechos de los trabajadores y su protección. La competitividad ha de ser aumentada, de peso, la productividad, vía innoovación en la organización y en la tecnología aplicada, no vía regulatoria de los salarios. En el análisis, de primeras, Brooks comete el error de pensar en las guías políticas económicas de la UE como keynes-friendly, basadas en la demanda, cuando las ‘terapias’ en juego en los países son enteramente neoliberales.

En síntesis, las políticas económicas deben girar y deben atemprarse a las condiciones de los países de la UE, de cada uno, pues la zona es altamente homogénea. Los pactos, todos -incluso si se culmina el de crecimiento- deben acometerse con los márgenes necesarios en aras de adaptarlos a los diferentes escenarios de los países de la eurozona. La retórica liberal es enriquecedora pero no puede ocupar todo, el Estado aun tiene su granito de arena por aportar. Hay sectores, como decía Brooks, también Roger Senserrich, que deberían liberalizarse como la energía, como los abogados, notarios, famacéuticas y mil y un más. Otros deben protegerse, los constituyentes del know-how de la democracia social europea. Los impuestos deben ser medidos con lupa y quizás la solución esté en buscar nuevas figuras tributarias, en vez de las convencionales. Las tasas sobre las transacciones financieras son un tipo de estas innovaciones pero ¿útil? debido a la complejidad del sector, más valdría regular cierto tipo de operaciones más que intentar sacar tacada metiendo los tentáculos obstructivos del Estado. Quizás no solucionen el problema pues los costes derivados podrían retornar convertidos en incrementos de los costes de la financiación de los Estados.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.