Sociopolítica

Frágil y cuestionable liderazgo de Rajoy

Posiblemente, Mariano Rajoy, durante los largos años que ha permanecido en la oposición, habrá soñado en más de una ocasión con que un día llegaría a ser presidente del Gobierno de España, y a su vez, un gran líder respetado y admirado en toda la Unión Europea. La primera parte del sueño, como todos sabemos se cumplió el pasado 20-N y no todo por méritos propios precisamente, sino por el hartazgo del pueblo español de un PSOE, que en las dos últimas legislaturas lo estaba haciendo zapateramente mal. En cuanto a la segunda, la de transmutarse en paladín, adalid y conductor de masas, ¡ni por asomo!; más bien todo lo contrario. Inició su etapa presidencial con mucho brío y cargado de buena voluntad, pero pronto, demasiado pronto, cuando los problemas comenzaron a acumularse y la Sra. Merkel se empeñó en examinarle semanalmente y la prima de riesgo a amargarle la existencia, sobrevino la debacle. Los organismos europeos comenzaron a ponerle demasiados deberes que solo resolvía a medias y los mercados mostraban su enfado cada vez con mayor agresividad.

Ante tal presión y con el malvado Rubalcaba criticándolo todo, el presidente comenzó a cometer importantes errores como la subida del IRPF o el haber demorado la presentación de los presupuestos hasta después de las elecciones autonómicas andaluzas, que solo aportó una victoria pero con total sabor a derrota. Tampoco estuvo precisamente acertado escribiéndole sendas cartas a Barroso y Van Rompuy , solicitando la unión bancaria, supervisora y fiscal a la UE, y a su vez, negándose a aplicar en España las medidas que le fueron sugeridas (léase ordenadas); toda una incongruencia. Presumir del rescate bancario cuando es una palmaria demostración de fracaso de nuestras entidades financieras ó afirmar que no subirá el IVA aconsejado por el FMI, no son acciones de medalla precisamente. Más bien una demostración de que a Rajoy comienzan a patinarle las neuronas.

El presidente, en sus profundas cavilaciones, comienza a pensar que las propuestas de la Comisión Europea y el FMI son implanteables. Reformar las pensiones es delicadísimo y la reducción de la Administración supondría tener que despedir a miles de personas con el consiguiente incremente del paro, por mucho que lo soliciten los ciudadanos. Todos estos planteamientos y alguno más siempre son con carácter urgente, lo que le impide a don Mariano concentrarse en una tarea cuando ya le están planteando otras tantas con la misma urgencia o más. No lo puede confesar pero en su fuero interno y en el de algunos de sus íntimos, ya comienza a reconocer que le faltan redaños para ejercer de presidente en una situación como la actual. El Partido Popular, por mucho que duela, no es garantía de nada. Solo tiene que observar lo que le ha ocurrido a su colega conservador Sarkozy en la vecina Francia.

A todo esto, el haber hurtado el Debate sobre el Estado de la Nación a parlamentarios y ciudadanos, en las circunstancias por las que está atravesando el país, constutuye un imperdonable error , que eludiendo los enfrentamientos personales y rehuyendo las críticas a su gestión, pone de manifiesto una vez más el deterioro de su liderazgo. Subsistir a cuenta de ostententar la mayoría absoluta, supone, como todos sabemos, “pan para hoy y hambre para mañana”. A Javier Arenas, renunciar al debate con Griñan le supuso perder el Gobierno de Andalucía en las pasadas elecciones autonómicas. Para Mariano Rajoy, en caso de continuar protagonizando absurdas escapadas, significará perder la presidencia del Gobierno.

Todos estos acontecimientos provocan que salte a la palestra la histórica desconfianza sobre el mencionado liderazgo de Rajoy. Magnífico ministro pero dudoso presidente de Gobierno, y más en los momentos en los que le ha tocado lidiar con la crisis y sus múltiples flecos. Las triquiñuelas ya no tragan, aplazar las decisiones tampoco, y el no seguir afrontando reformas, todavía menos. Quizá ahora España precise líderes con otra pasta, pero…¿Dónde están?

La marca España vende poco y mal. “Dime cuanto tienes, como y cuando piensas pagar y te diremos lo que podemos prestarte y en que condiciones”. Con independencia de nuestros triunfos deportivos, de gran mérito, ¿Qué otras noticias hemos proporcionado a Europa en estos últimos años que no sean corrupción, paro y mentiras?. Cuando en la XVI Annual European Financial, la mayoría de asistentes coincidieron en que España actualmente “no es buen lugar para invertir”, por algo será, y eso, sin darle más vueltas, es la cruda, pura y dura desconfianza que por desgracia nos hemos ganado a pulso.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.