Sociopolítica

Cuentas pendientes

Tengo, desde hace tiempo, el deseo irrefrenable de acordarme de los sindicatos y la madre que los pario. Durante semanas, he resistido la tentación de despacharme a gusto con ellos, pero hoy el cuerpo me pide guerra. Caer en la tentación, que para eso está.

Resulta que acudí, como tantos y tantos otros, a las manifestaciones contra los recortes impulsados por el inepto Rajoy. Lo bueno de acudir a este tipo de actos es que te das cuenta de que no eres el único que esta hasta los mismísimos. Lo malo es encontrarte protestando junto a muchos de los culpables de esta situación.

Que conste que me parece pueril y absurdo culpar de los problemas al anterior ejecutivo. Las herencias, si no las quieres, las repudias y listo. No seré yo quien añore los gobiernos de Rajoy. Pero es justo dar a cada cual la ración de leña que le corresponde, y al PSOE le toca buena parte. También a los sindicatos.

Ellos son co-culpables del progresivo deterioro de las condiciones laborales y de la falta de organización social. España es un país civilmente débil. Nuestra sociedad civil está desprotegida hacia los abusos del poder político. Y de esto tiene buena culpa el sindicalismo subsidiado que sufrimos en España desde hace décadas.

Prefiero no relatar las incontables veces que los sindicatos han firmado ERES y convenios lesivos. Basta para retratarlos observar su papel en esta crisis, siempre a remolque de la sociedad, manifestándose porque no les quedaba más remedio y convocando huelgas para evitar que los jubilen antes de tiempo. Ni una sola propuesta.

Mi reconocimiento para aquellos sindicalistas honrados y valientes que lucharon cuando la lucha podía costarte la vida. Los sindicalistas de hoy – salvo alguna honrosa excepción – viven obnubilados por su pasado, o aprovechándose de él, como ustedes prefieran.

CCOO y UGT, sobre todo, son percibidos como parte de un entramado parapolítico que trabaja persiguiendo sus propios intereses. Gestores del paro y la precariedad laboral, más interesados en impartir cursos de formación – por los que ingresan ingentes cantidades de dinero – que por una defensa real de los derechos laborales y el bienestar de las clases obreras.

El número de liberados sindicales resulta vergonzoso, en especial en las administraciones públicas. El presupuesto gestionado por UGT, CCOOO y la COE para la formación continua, a través la Fundación Tripartita supera los 2 mil millones de euros.  La mayoría de sus sedes están cedidas por la administración y no pagan ningún alquiler por ellas.

Los dos grandes sindicatos son parte del entramado político y social que apuntala el bipartidismo. Los sindicatos son una pieza clave en la enferma arquitectura social que hoy se desmorona y nos puede acabar aplastando. Las redes clientelares, que se extienden más allá de la política, e implican a sindicatos y oneges, son una parte importante del problema. Se diría que trabajan en la desmovilización social, impidiendo el desarrollo de un modelo asociativo independiente del poder político.

La actitud que están mostrando durante esta crisis, sobre todo ante los recortes, es prueba de su falta de interés por acompañar a la sociedad en sus reivindicaciones. Sus discursos incendiarios contrastan con el poco interés que demuestran por enfrentar las reformas. De hecho, y esto sí que no me lo discute nadie, sin la actitud de los funcionarios que salieron a la calle a protestar de manera espontánea, los sindicatos no hubiesen convocado ninguna movilización hasta pasado el verano.

¿Saben que le escuché decir a una destacada sindicalista en la manifestación del jueves? Protestar con estos calores no mola. Textual. Sin comentarios.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.