Sociopolítica

No solo es culpable el Sistema

Quienes desean magnificar el poder del Sistema dicen: Si un pobre se suicida, es una víctima del Sistema; si sufre depresiones o problemas familiares, atraca un banco o defrauda a Hacienda es víctima del Sistema, porque le ha conducido a una situación límite. Etc. No quiere esto decir que en parte no lo sea, pero ¿acaso los ricos  no se suicidan también? ¿No son también los ricos víctimas de su propio Sistema cuando se desploman sus acciones en  la Bolsa y se hunden sus empresas o negocios mientras hasta ese momento están explotando  a los que pueden? ¿No sufren depresiones, infelicidad, golpes del destino, y otros reveses por más riquezas que posean? Algunos dirán: se lo tienen merecido por explotadores, pero estemos o no de acuerdo con ellos, los resultados son semejantes. Y lo son porque los pobres aspiran a ser ricos y sufren la frustración y viven envidiosos, y los ricos no tienen nunca bastante con lo que expropian a los pobres. Por tanto, unos y otros – unos por envidia y extrema necesidad y otros por codicia- roban si pueden.). Por tanto podemos decir que  todos ellos son Semivictimas y semicómplices del mismo Sistema. Claro es que en el caso de los robos hay diferencia entre robar para comer y robar a gran escala  para que otros no coman…

En el día a día informativo, las noticias sobre gentes que cometen diversos tipos de delitos, repudian a quienes los cometen, los apoyan con su silencio o su justificación, o se saltan los códigos normales de la convivencia saltan desde las pantallas o las páginas de los diarios con tal abundancia que abruma. Delitos como violencia doméstica, callejera, guerras asesinas, atracos, secuestros, fraudes financieros; delitos contra personas y entre personas; delitos de abusos a menores, a empleados, a pacientes, a clientes; delitos contra las normas de tráfico que producen muertes diarias a propios y terceros, delitos por tráfico de drogas o de personas, delitos contra animales y la Naturaleza…La lista de infracciones de todos los tamaños no cesa de engrosar los volúmenes de los códigos penales ,las mesas de jueces y tribunales y la lista de reos. Y de nuevo tendríamos que decir: las infracciones también se pagan de distinta forma si el infractor es rico o si es pobre. El primero, con buenos abogados y solvencia para pagarlos, raramente  pisa la cárcel, aunque su delito sea importante,  mientras que el pobre, que carece de recursos y buenos abogados es encerrado fácilmente como un indeseable social aunque su delito sea menor.

En mis estudios de Sociología nunca acababa de comprender el origen profundo del comportamiento social cuando este se convertía en lo contrario de lo que debería ser. Pues ¿acaso no somos por naturaleza seres sociales, y en general no violentos? ¿A qué podía deberse -como último extremo -un comportamiento antisocial, tanto en las clases altas como en las medias y bajas? Profesores y diversos intelectuales liberales y de la llamada izquierda algunos muy conocidos por sus opiniones en la prensa correspondiente, participan de una especie de axioma que les ha caracterizado y se resisten a abandonar: el capitalismo como sistema de producción se ha adueñado de los gobiernos y es responsable de cuanto mal acontece a los trabajadores y ciudadanos pobres. Una parte de eso es verdad: el capitalismo es agresivo e inmoral por su propia naturaleza. Cada capitalista es un competidor de los otros, y  tiende a engañar, expropiar, dominar, excluir y explotar a quien cae bajo su influencia. Esto es verdad, pero defender a ultranza el pensamiento de la culpabilidad absoluta del Sistema es peligroso, porque exime a los individuos  de toda responsabilidad en los males sociales, y si se piensa bien, es conceder muy poco valor a su capacidad  de independencia moral y a su libertad de elección. Pues ¿no es cierto que los ciudadanos aceptan al mismo sistema que les perjudica y que las mayorías quisieran medrar en él? Viendo cómo suelen actuar los llamados representantes de los ciudadanos, los que alcanzan cierta influencia sobre otros y los llamados nuevos ricos, estamos obligados a preguntarnos: ¿Es tan culpable el sistema como ellos mismos? ¿No es cierto que muchos que critican al capitalismo lo hacen por estar resentidos y frustrados en ese su deseo de “triunfar” y que la gente corriente juega a la lotería porque aspira a ser rica? Semivictimas y semicómplices, no nos engañemos.

Para quienes desean magnificar la fuerza que tiene el Sistema sobre los individuos es normal pensar que cuando un pobre comete un delito es una víctima del sistema, pero lo es tanto como de sí mismo debido a su apetencia de tener por encima de su necesidad moral de SER y evolucionar. Prefieren su promoción social antes que su promoción espiritual y por ello tienen una forma errónea de enfrentarse a la vida
Sin embargo, todos podemos elegir, que para eso está el libre albedrío, la voluntad y la razón, las creencias espirituales, y tantos otros argumentos de los cuales echar mano según las posibilidades personales y la actitud ante la vida independientemente de la clase social y del Sistema dominante.

 

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.