Miedo me dan todas esas personas que agitan banderas, portan pancartas gritan en manifestaciones contra las injusticias y reclaman ayudas contra catástrofes y apoyo hacia aquellos olvidados y apartados por nosotros mismos pues no llegamos a entender sus enfermedades, o su estado de extrema pobreza nos hace sentirnos incómodos o en el final de sus días nos entorpecen con su ancianidad.
Miedo me dan todas esas personas que lavan sus conciencias manifestándose de esa manera y que solo buscan el aparentar de cara a los demás y buscan esa foto , y el reconocimiento de su prójimo, miedo me dan sus alma y corazones y por supuesto sus conciencias se mueven según sople el viento o buscando
aprovecharse de las situaciones dándoles igual el sufrimiento de su semejante pues solo buscan la oportunidad.
Miedo me dan pues a la hora de ponerse manos a la obra de la verdadera acción, cuando mires hacia atrás, probablemente te encuentres solo, muy solo, pues” obras son amores y no buenas razones”. Sufrió el Señor sus últimos días pues todos le dieron la espalda y llevados por la turba también pidieron su muerte”.
Miedo me dan aquellos que ocupando puestos en organizaciones humanitarias no reconocen al verdadero colaborador que lo da todo sin pedir nada a cambio y que se suele apartar de ellos pues no interesa, solo interesa la relevancia y el reconocimiento de los demás, el sacar brillo al ego personaly ostentar medallas.
Me da miedo el inflexible, el que se acomoda y no mira los cambios que se producen a su alrededor y no mueve un dedo por el que dirán.
Me dan miedo aquellos que se proclaman cristianos y por el nombre del Señor son capaces de cometer tropelías.
En fin siento miedo de los pobres de espíritu, de los egoístas, de los envidiosos y cómo no de los rencorosos.
Señor que difícil es seguir tus doctrinas pues el bondadoso siempre,siempre se le aparta del camino pues hoy en dia solo buscamos nuestro propio interés nos mueve el egoísmo nos reunimos alrededor del templo a trapichear, vender sacar partido de tu nombre .-vivimos en un mundo de ciegos y pobres de espíritu.
