Sociopolítica

Mi experiencia en un centro de desintoxicación

Mi experiencia en un centro de desintoxicación

Después de meditarlo mucho me decido a escribir sobre mi paso por un centro de rehabilitación, algo que me ayudó a estar un año sin consumir, pero que a mi entender no ayuda a nada más.

Es mi opinión, y solo mi opinión, la que voy a expresar aquí, y asumo todas las consecuencias que a lo mejor traigan mis opiniones y pensamientos.

Al borde del abismo me dirigí a una UCA en Guadalajara y me sinceré con la trabajadora social exponiéndole que deseaba ingresar en un centro. Después de evaluarme me pasaron con el psiquiatra, el cual me ofreció un abanico de centros. Yo, en mi estado, decidí que cuanto mas lejos mejor, y opté por uno que está en la provincia de Albacete, concrétamente en Hellín, en una pedanía (Sierra). A este centro se le conoce como “Comunitat Incontro” y tiene sus orígenes en Italia, alrededor de la figura de un señor llamado “Don Pierino”.

Bueno como iba contando, esos centros están todos subvencionados al 100% por la comunidad Castellano -Manchega. Es de agradecer.

El proceso que duró la espera, en las cual se me hicieron varias analíticas, fue de 15 largos y duros días, y como es de suponer, me lancé al consumo indiscriminado de la cocaína, como si fuese a morir y supiese con certeza el día y la hora.

Se me recetaron un galimatías de pastillas para mantener el tipo en ese tiempo, las cuales, como siempre, utilicé a mi antojo. De verdad fueron 15 días de una auténtica carrera autodestructiva. Ya no importaba nada, no era consciente de la realidad, mi cabeza no parecía que entendiese la idea de que me iba a desintoxicar.

Fue horrible.

En algún momento quise hasta quitarme la vida.

Después de entregar a la perrera los dos perrillos que tenía, que continuaron a mi lado a pesar de los pesares (NO OS OLVIDO) y que no me vi en otra que separarme de ellos, lo cual hoy en día me continúa doliendo,como iba diciendo un 15 de Mayo cojo cuatro cosas de mi casa dejo las llaves en el buzón de los vecinos,pues la casa era alquilada, dejo todos mis recuerdos, todo, todo.

Muy duro, pero era necesario.

Como decía, tomo el coche y me marcho al centro sin saber dónde y cómo iba a acabar esta aventura, pues reconozco que mi cabeza no estaba precisamente en sus cabales, pues hacía dos días que había dejado de consumir cantidades brutales y estaba empastillado por la pauta que se me puso en la UCA.

Durante el camino se me avería el coche y yo ya sin dinero llamo a una grúa, de cuyo importe se tuvo que hacer cargo mi hermana. Como decía, la grúa me llevó al centro.  ¡Qué imagen!, llegar al centro un drogadicto montado en una grúa y sin más equipaje que la esperanza, que su vida diese un cambio…

Ya no tenía nada. Hasta el coche se llevaron. Ahora sí comenzaba mi duro proceso hacia la recuperación. Lleno de incógnitas, pero era el comienzo de una nueva vida.

Bueno mañana continuaré con el relato, pues tengo que colocar la cosas en mi cabeza porque son muchas cosas que evaluar y plasmar aquí, tanto lo bueno como la malo, lo justo y lo injusto, yo solo expondré mis opiniones, porque aunque soy un extoxicómano continúo siendo un ser humano con todo el derecho del mundo a valorar las cosas y como veis, gracias a Dios,  mantengo la cabeza en su sitio. Al menos eso creo yo.

Y hay cosas muy injustas y no hay nada más doloroso que se den esperanzas cuando solo se fomentan amarguras, y todo ello lo voy a relatar para que estos centros se evalúen y se vigilen desde las instancias pertinentes y no sea un lavado de cara para algunas administraciones.

En ellos se regenera a los seres humanos y son sus vidas las que están en juego, y eso se tiene que tener siempre muy presente. Hay que devolvernos a la sociedad con la autoestima recuperada y sintiéndonos útiles, como uno más, porque en realidad es lo que somos.

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.