Sociopolítica

El trampolín de la política

Mientras el Gobierno de España sigue con su política de recortes y austeridad que afecta, sobre todo, a los ciudadanos con menos recursos, los altos cargos políticos conjugan de excelente manera el pluriempleo. A los sueldos por haber formado parte de la administración pública se suman los pingües contratos que adoptan con la empresa privada.

Los ex presidentes del gobierno, Felipe González y José María Aznar, son dos ejemplos de cómo un cargo público puede aprovechar su paso por la política de manera magistral.  El que fuera líder de la socialdemocracia española en los ochenta y noventa, además de los más de 70 mil euros que cobra por haber ejercido el cargo de presidente, recibe cerca de 120.000 euros anuales por estar en el consejo de administración de Gas Natural. Al otro lado, José María Aznar, el presidente de la burbuja inmobiliaria y la guerra de Irak, roza los 400.000 euros si pusiera sobre la mesa los beneficios que le proporciona sus servicios a Endesa y al magnate, de  News Corporation, Rupert Murdoch. A pesar de la polémica, ninguno de los dos ex presidentes ha renunciado a su pensión vitalicia.

Por otro lado, la lista de ex ministros que encuentran su asiento en los consejos de administración de empresas es larga.  Compañías como Abengoa (José Borrel), Abertis (Elena Salgado), FCC (Marcelino Oreja), IAG (José Pedro Pérez Llorca), Iberdrola (Ángel Acebes), OHL (Juan Miguel Millar Vir), Repsol (Luis Carlos Croissier), Banco de Santander (Isabel Tocino, Abel Matutes) o Red Eléctrica (Miguel Boyer) son receptoras del “talento y la capacidad” de estos ex altos cargos. La lista es larga.

Algunos usan la política como plataforma para saltar a lo privado. En ocasiones es el trampolín que les llevará a lo más alto del empresariado. Su ascenso no consiste en tener una cualificación exquisita, sino en tener una buena agenda de contactos. Más que una agenda, una llave que abre las puertas de los despachos que un empresario tardaría más en abrir.

Otro caso diferente es el que expone José Ramón Pin, profesor de IESE: “Si se trata de políticos que antes trabajaron en el mundo privado, luego lo pasaron a la función pública y después vuelve al sector privado, la evolución de su carrera es buena y pueden aportar tanto en el ámbito público como en el privado”. Aunque Pin asegura que estos son los menos.

Mariano Rajoy, ariete de Merkel y Presidente del gobierno español, cuenta en estos “momentos difíciles” con tres sueldos: el de presidente -unos 78.185 euros- , el de líder del Partido Popular  -149.000- y el de registrador de la propiedad –un 25% del sueldo ya que no es compatible con el cargo que ocupa. Algunos expertos subrayan que sobrepasa los 500.000 euros anuales.

Por otro lado, la Presidenta de Castilla la Mancha, María Dolores de Cospedal, cobraba tres sueldos: la de numero dos del partido, la de senadora y los conceptos de trienio por haber ejercido como abogada del estado. Los sueldos salen de las arcas del estado. Es decir, las personas que prescriben a la sociedad española la receta de la austeridad; y recortan en servicios básicos  como sanidad, educación y dependencia, exprimen las arcas del Estado sin ningún tipo de conflicto moral.

Mientras la Marca España se desinfla, las prebendas políticas, ya sea por simultanear sueldos entre lo público y lo privado, o por poder acumular sueldos desorbitados, que salen del erario público,  se siguen inflando. Un miembro del Congreso de los diputados o del Senado tiene derecho a recibir la pensión con sólo siete años cotizados,  mientras que un ciudadano tiene que acumular 35 años si quiere recibir el 100% de ésta, 37 años a partir del 2013.  Predicar y no practicar parece ser  la consigna de estos líderes políticos.

 

David García Martín

Periodista

Twitter: @CCS_Solidarios y @cercodavid

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.