Sociopolítica

Cospedal y los orígenes del fascismo

Cospedal y los orígenes del fascismo

Es lo más coherente que una persona como la Presidenta de la Junta de Castilla La Mancha que gana más de 100.000 € al año, lo mismo que 100 obreros mileuristas,  200 obreros en paro o varios millones de parados que entre todos no cobran nada; que una persona que tiene un tesoro que no es un anillo y una seguridad patrimonial que le permitiría vivir sin dar golpe, dormir sin preocuparse de qué va a comer mañana y levantarse sin tener que hacer cuentas para tener que elegir entre comer y comprarse la píldora contra la tensión, se haya propuesto establecer en “su” Comunidad, porque tal vez acabe siendo de “su” propiedad, un régimen político, además de teocrático, plutocrático al grito contrarrevolucionario de “Viva Cristo Rey” y los “Ricos al Poder”. Nada más deseable, sobre todo si tenemos en cuenta que todo poder no proviene de la soberanía popular sino que tiene su origen en dios y en la riqueza.

Antes, mucho antes que a ella se le ocurriera establecer la teocracia plutocrática como forma de dominación de sus súbditos, ya hubo muchos déspotas, y los sigue habiendo, muchos dictadores militares, y los sigue habiendo, y muchos regímenes totalitarios y fascistas que gobernaban en nombre de dios y de la riqueza. Durante el siglo XIX cuando empezó a ponerse en marcha el parlamentarismo el poder procedía de dios y de los más ricos. Tal vez por eso unos trabajadores impulsaron unas reivindicaciones por lo que fueron llamados “cartistas” no porque tuvieran cartera sino porque escribieron una proclamación en la que precisamente exigían que los trabajadores elegidos para representarlos en el Parlamento tenían que cobrar por la sencilla razón de que si no cobraban o se morían de hambre o el proletariado no podía tener representantes en el Parlamento. Durante una década hicieron tambalearse la corona de Su Majestad británica. Pero es que la señora Cospedal se siente fortalecida por su talante autoritario, arrogante y despectivo hacia “sus súbditos”, que con el tiempo los ciudadanos castellano-manchegos tendrán que pagar por adquirir la condición de súbditos. Porque, como Franco, se protege bajo la sombra del palio.

Y no es que yo esté dispuesto a defender a la casta política que se sienta en el pesebre parlamentario o cortesano y no los puedo defender porque cobren demasiado por no hacer prácticamente nada, porque sean unos indocumentados que han arribado a la política carentes de cualquier tipo de méritos, porque formen parte de la corrupción canovista del Estado, sino que no los puedo defender porque por su servilismo hacia su Jefe han permitido que no exista separación de poderes y por lo tanto garantías de que el ejecutivo está realmente controlado por el legislativo y que quien legisla es el legislativo y no el dedo del Jefe que les dice lo que tienen o no tienen que votar. Por esto no los apoyo.

Pero mi preocupación es que, aunque la señora Cospedal, dando un golpe de Estado, haya decidió que sólo los ricos pueden tomar parte en la vida política del país, como ya hizo la aristocracia británica o el rey francés Luis XVIII, el derecho a la existencia de partidos políticos y a que estén en los parlamentos representando a sus electores, en este caso a los millones de trabajadores, jubilados, jóvenes y parados, es un derecho individual que tenemos todos los ciudadanos y por lo tanto es imprescriptible, inalienable y no puede ser legislable, porque los derechos se tienen y se ejercen y sólo se legisla su ejercicio cuando la derecha reaccionaria y clerical quiere impedir que los trabajadores estén representados en el parlamento. Este derecho es el que defiendo, al margen de que sus representantes sean unos incompetentes, unos chorizos o unos serviles. Así empezó el fascismo.

Pero ante este gesto típico del fascismo y del nazismo porque, como Hitler y Mussolini, la señora Cospedal ha dado un golpe de Estado, desde la legalidad, convirtiendo la legalidad en inconstitucional, al eliminar del parlamento a los representantes obreros, al eliminar de la acción política a los partidos obreros y al dejar la democracia vacía de contenido como vacía ha dejado la Constitución, pero ante este golpe de arrogancia fascista, decía, lo que aún me produce no sólo desconcierto sino irritación es que no sólo los interesados, sino los partidos políticos, las Cortes soberanas, los sindicatos, los movimientos populares, los medios de comunicación, la televisión, los intelectuales, los periodistas, la gente de izquierda…etc no se hayan concentrado sobre la señora Cospedal, como el ojo de las dos torres concentrando sobre ella toda la atención posible para poner en movimiento un movimiento de reacción, de descalificación y de desprestigio una política y una portavoz de esa política que hace temblar los fundamentos de la democracia sin que aquí nadie se haya movilizado.

¿A qué estamos esperando? A que nos meta en un campo de concentración y nos gasifique a todos por no ser ricos?

Sobre el autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.